Los cardiólogos de EEUU están preocupados y con razón. Tres enfermedades cardiovasculares comunes en adultos (insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular y enfermedad cardíaca coronaria) están relacionadas con el deterioro cognitivo y un mayor riesgo de demencia, según 'Contribuciones cardíacas a la salud cerebral', una nueva declaración científica de la Asociación Estadounidense del Corazón publicada en la revista de la Asociación, 'Stroke'.
El corazón y el cerebro están vinculados recíprocamente en una conexión bidireccional por la cual el primero proporciona oxígeno y nutrientes para sustentar al segundo, y éste a cambio proporciona control del sistema nervioso autónomo al corazón. Esta sinergia es vital para el mantenimiento de la salud cerebral y corporal, y se debe considerar el potencial de interdependencia de los principales sistemas orgánicos, que alguna vez se consideraron dispares, como documenta un ensayo de 'Science'.
Los factores de riesgo vascular (FRV) y las enfermedades cardiovasculares (ECV) pueden provocar lesiones cerebrales y alterar la estructura y función cerebrales normales. En relación con la salud cerebral, tanto las enfermedades cardíacas congénitas como las adquiridas se han asociado con el deterioro cognitivo y la demencia, como se describe en 'Circulation'.
La comprensión de los mecanismos por los cuales las enfermedades cardíacas provocan lesiones cerebrales y perjudican la salud cerebral, la frecuencia del deterioro cognitivo asociado y las estrategias de manejo y prevención son pertinentes para aquellas en las prácticas de atención general y especializada.
La declaración
La declaración científica analiza las investigaciones de los últimps 15 años que examinan la relación entre la salud cardiovascular y la salud cerebral incluido el deterioro cognitivo o la disfunción neuropsicológica. Destaca la interconectividad entre el cerebro y el corazón y lo crucial que es esta relación para la salud general.
"El accidente cerebrovascular y el deterioro cognitivo, ambos factores determinantes de la salud cerebral, son afecciones crónicas y discapacitantes que tienen un impacto dramático a nivel individual y social", ha afirmado el presidente del grupo de redacción de la declaración, Fernando D. Testai, profesor de neurología y rehabilitación y director de becas de neurología vascular en la Facultad de Medicina de la Universidad de Illinois y director médico de accidentes cerebrovasculares en el Hospital de la Universidad de Illinois en Chicago.
"Controlar la salud cardíaca desde una edad temprana es importante para prevenir enfermedades cardiovasculares y eventos cardíacos, proteger la salud cerebral y reducir el riesgo de deterioro cognitivo en etapas posteriores de la vida”, ha recalcado.
Dr. Fernando D. Testai
El investigador ha añadido: “La demencia suele considerarse una enfermedad incurable e implacable que no se puede prevenir. Sin embargo, la evidencia muestra que adoptar un estilo de vida saludable e identificar y tratar los factores de riesgo vascular de forma temprana puede ayudar a preservar la función cerebral normal y reducir la carga de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias relacionadas”.
Insuficiencia cardiaca
Es un importante problema de salud pública cuyas causas subyacentes incluyen la hipertensión arterial, la obesidad y la diabetes tipo 2. La insuficiencia cardíaca está relacionada con el deterioro cognitivo, lo que afecta a tareas como el cuidado personal y la gestión de la medicación, especialmente en los adultos mayores. Un metaanálisis de estudios anteriores descubrió que casi el 50% de las personas con la enfermedad experimentan algún tipo de deterioro cognitivo que puede afectar el lenguaje, la memoria o la función ejecutiva. La tasa de problemas cognitivos tiende a ser mayor en las personas con tipos más graves de insuficiencia cardíaca.
Además, puede provocar lesiones cerebrales de diversas maneras. La reducción del flujo sanguíneo puede causar miniaccidentes cerebrovasculares o lesiones cerebrales silenciosas. La inflamación crónica y la activación neurohormonal, que funcionan para mantener el entorno del cerebro, también pueden contribuir al daño cerebral. La obesidad y los trastornos respiratorios durante el sueño son afecciones comunes entre las personas con la patología y, también, se asocian con disfunción cognitiva. Los cambios cerebrales, como la reducción del volumen de la materia gris y/o el daño de la materia blanca, son frecuentes en ella y contribuyen a la reducción de la función cerebral. La evidencia emergente también indica que las personas con insuficiencia cardíaca y las personas con enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer pueden compartir variaciones genéticas.
En pacientes con insuficiencia cardíaca grave, se recomienda realizar pruebas cognitivas antes de intervenciones quirúrgicas debido al elevado riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular; se sabe que el ictus es una de las causas más comunes de deterioro cognitivo.
Fibrilación auricular
Es el trastorno del ritmo cardíaco más común en adultos, y se prevé que su prevalencia general, al menos en los EE.UU. aumente de 2,7 millones en 2020 a casi 16 millones en 2050. El vínculo entre la fibrilación auricular y el accidente cerebrovascular es bien conocido. Sin embargo, la conexión entre la fibrilación auricular y el deterioro cognitivo requiere más investigación. Un metanálisis a gran escala, publicado en 'Europace', determinó que lla patología aumenta el riesgo de deterioro cognitivo en un 39%.
Entre los factores de riesgo que comparten la fibrilación auricular y la demencia se encuentran la hipertensión arterial, la diabetes tipo 2, la insuficiencia cardíaca, el tabaquismo, las enfermedades vasculares, los trastornos respiratorios del sueño y la edad avanzada. Todos provocan cambios estructurales y funcionales en el cerebro que conducen al deterioro cognitivo. El ictus, un importante predictor del deterioro cognitivo, tiene un vínculo directo con la fibrilación auricular. Las pequeñas hemorragias cerebrales, o microhemorragias, también son más frecuentes en las personas con la enfermedad r y están relacionadas con el deterioro cognitivo.
La reducción del gasto cardíaco asociada a la fibrilación auricular (similar a la insuficiencia cardíaca) puede comprometer el flujo sanguíneo a áreas clave del cerebro que son responsables de la función cognitiva. Tanto la fibrilación auricular como la enfermedad de Alzheimer están relacionadas con la inflamación sistémica, y los biomarcadores inflamatorios están asociados con un mayor riesgo de coágulos sanguíneos y lesiones cerebrales. Si bien se necesita más investigación para explorar esta conexión, la observación ilustra la compleja interacción entre los sistemas nervioso y cardiovascular.
El tratamiento eficaz de la fibrilación auricular, que incluye el uso de medicamentos anticoagulantes, el control del ritmo o procedimientos de ablación con catéter, puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo. Los estudios en curso están investigando si restablecer el ritmo cardíaco regular mediante ablación con catéter puede reducir la disfunción cognitiva en comparación con la medicación sola.
Enfermedad cardíaca coronaria
Aumenta significativamente el riesgo de demencia y deterioro cognitivo. Una revisión de más de un millón de adultos, publicada en 'Alzheimer Dement' indica que quienes padecen enfermedades cardíacas tienen un riesgo 27% mayor de desarrollar demencia en comparación con las personas sin ellas. Hasta el 50% de las personas experimentan pérdida de la función cerebral después de un ataque cardíaco. Los datos de múltiples estudios a gran escala muestran que un ataque cardíaco está relacionado con un deterioro más pronunciado de la función cognitiva, incluida la memoria y la función ejecutiva. Los niveles elevados de acumulación de calcio en las arterias también están relacionados con un mayor riesgo de desarrollar demencia.
La enfermedad coronaria puede dañar la función cerebral a través de varios mecanismos. Factores de riesgo comunes como la presión arterial alta y la diabetes tipo 2 causan inflamación que afecta la barrera hematoencefálica y reduce el flujo sanguíneo al cerebro, lo que conduce al deterioro cognitivo y la demencia. También está relacionada con la enfermedad de los vasos sanguíneos pequeños en el cerebro y la reducción del flujo sanguíneo cerebral, lo que resulta en deterioro cognitivo. Estos problemas también se observan en pacientes con Alzheimer, lo que indica una estrecha relación entre el daño a los vasos sanguíneos y la degeneración cerebral. Además, los factores genéticos que aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca también pueden contribuir al encogimiento del cerebro y al deterioro cognitivo.
La mejora de los factores de riesgo vascular puede preservar el rendimiento cognitivo, aunque no se han establecido plenamente los efectos específicos en pacientes con cardiopatía coronaria. El tratamiento intensivo de la presión arterial ha demostrado ser prometedor para reducir el deterioro cognitivo leve, pero no la demencia. Otros estudios sugieren que controlar los factores de riesgo cardiovascular con intervenciones en el estilo de vida, como la dieta y el ejercicio, puede ayudar a mantener la salud cognitiva.
Testai ha aseverado: "Aunque se están desarrollando nuevos medicamentos con el potencial de tratar la enfermedad de Alzheimer, la comunidad médica es muy consciente de que es mejor prevenir que curar. Se necesitan más investigaciones para confirmar y describir cómo la atención cardiovascular puede mejorar la salud cerebral. Además, se requieren más estudios para comprender las formas en que el género, la raza y la etnia pueden influir en la conexión entre el cerebro y el corazón".
Y ha insistido : "Los profesionales de la salud deben abordar a sus pacientes de una manera holística con un enfoque que mejore la salud cardíaca a lo largo de sus vidas. Promover la salud cardíaca en etapas más tempranas de la vida con recursos que fomenten estilos de vida saludables es fundamental, y controlar y gestionar la salud cardíaca a través de recursos como Life's Essential 8 de la Asociación son importantes para reducir el riesgo de deterioro cognitivo".
Sobre el autor:
Patricia Matey
Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.