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El Partido Socialista francés (PS) anunció este martes que va a presentar una moción de censura, que debería ser apoyada al menos por toda la izquierda, contra el Gobierno del primer ministro centrista, François Bayrou, después del fracaso de la mesa de negociación sobre la reforma de las pensiones de 2023.
Este anuncio, informa EFE, abre una cierta incertidumbre sobre el futuro de Bayrou como primer ministro, ya que, si la extrema derecha de Marine Le Pen decide contra pronóstico respaldar la moción, el Ejecutivo caería, como le sucedió en diciembre de 2024 al anterior primer ministro, Michel Barnier.
La moción fue anunciada por el jefe del grupo parlamentario del PS en la Asamblea Nacional, Boris Vallaud, que durante la sesión de control al Gobierno la justificó por la negativa de Bayrou a llevar al Parlamento esa reforma para que se puedan discutir todos los puntos, en especial el elemento central que es el retraso de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.
Vallaud consideró que al rechazar que se reabra un debate parlamentario sobre ese y otros aspectos de la ley, está incumpliendo el compromiso de hacerlo que adquirió al inicio de su mandato y que fue lo que evitó que los socialistas apoyaran entonces otra moción de censura a iniciativa de La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon.
Le Premier ministre avait pris des engagements sur la réforme des retraites et le "conclave", ils ne sont pas tenus.
— Boris VALLAUD (@BorisVallaud) June 24, 2025
Le respect de la parole donnée est le socle de notre démocratie.
Cela nous contraint, @socialistesAN, à déposer une motion de censure. pic.twitter.com/grV2hfb77g
"El respeto de la palabra dada es la base del sistema democrático", le advirtió el diputado socialista antes de recriminarle: "Usted asumió unos compromisos que no ha cumplido sobre eso como sobre otras cosas, Eso nos obliga, señor primer ministro, a presentar una moción de censura contra su Gobierno".
Bayrou trató de defenderse alegando que Vallaud no tenía en cuenta la totalidad de su compromiso, que era llevar al Parlamento las propuestas que salieran de la negociación entre sindicatos y patronal, pero con la condición de que no se pusiera en peligro el equilibrio financiero de la reforma de 2023.
"Yo mantendré, y el Gobierno mantendrá y espero que los parlamentarios también mantendrán el imperativo de responsabilidad moral que tenemos con las generaciones venideras", señaló.
El ‘cónclave’ que el primer ministro lanzó hace cuatro meses, a través de un mediador, entre sindicatos y patronal para buscar un compromiso terminó sin acuerdo la pasada noche después de que se hubiera prolongado el plazo unos días.
Pese a todo, Bayrou decidió convocar a los interlocutores sociales que han participado durante esos cuatro meses en las discusiones (algunos sindicatos se retiraron desde el principio porque exigían la vuelta a los 62 años) desde esta mañana "para ver si se podían salvar los acuerdos parciales que estaban a punto de llevar a un acuerdo definitivo".
"Mi convicción es que, aunque muy difícil, hay un camino que permite salir de este callejón", indicó el primer ministro, que precisó que de esa forma confía en llegar a "un texto que podría examinar la representación nacional". En cualquier caso, avisó de que el contenido de ese texto habrá de garantizar el equilibrio financiero del sistema de pensiones.
Los sindicatos que estuvieron en el ‘cónclave’ habían terminado por asumir el paso de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años, que fijó la ley de 2023, aprobada sin voto en el Parlamento y tras meses de protestas multitudinarias en la calle. Pero a condición de una serie de contrapartidas sobre las que la patronal no ha aceptado ceder; o al menos no lo suficiente.
Sí que ha habido acercamientos sobre la posibilidad de aumentar los trimestres de cotización para las mujeres que hayan sido madres y sobre la posibilidad de dejar en 66 años la edad de jubilación sin reducción de pensión cuando no se ha cubierto todo el periodo de cotización.
El verdadero punto de choque ha sido la cuestión de que los empleos que incluyen tareas "penosas", como el levantamiento de cargas, vibraciones o gestos repetitivos, permitan una jubilación anticipada, como exigen los sindicatos.