Movilidad
La DGT avisa: multa de hasta 100 euros al repostar si infringes esta norma
La normativa de Tráfico busca evitar riesgos de seguridad en las gasolineras
Repostar gasolina es un gesto cotidiano para cualquier conductor, pero hacerlo de forma incorrecta puede acarrear en una multa económica y poner en riesgo la seguridad de uno mismo y de los demás. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha avisado que no respetar las normas básicas al llenar el depósito del coche puede suponer una multa de hasta 100 euros.
Este aviso cobra relevancia en un momento en el que, con los precios de los combustibles tan elevados, muchos conductores tratan de ahorrar tiempo en las estaciones de servicio, manteniendo prácticas que, además de estar prohibidas, pueden ser peligrosas.
Motor apagado y móvil fuera de uso
El artículo 115.3 del Reglamento General de Circulación indica que durante el repostaje, el motor del coche debe permanecer apagado. A esta exigencia se suma la prohibición de no mantener encendidas las luces del vehículo, no dejar activados sistemas electrónicos como la radio, y no usar dispositivos que emitan radiación electromagnética, como el teléfono móvil.
La norma también obliga a los empleados de las gasolineras a denegar el suministro de combustible si observan que los clientes no cumplen estas reglas. En las estaciones automáticas que no tienen personal, la responsabilidad es exclusivamente del conductor.
Seguridad antes que comodidad
La DGT destaca que estas medidas no son un simple formalismo. Gasolina y gasóleo desprenden vapores inflamables, por lo que una simple chispa puede provocar un incendio o una explosión. Aunque los incidentes son poco frecuentes, el riesgo existe y las consecuencias serían graves tanto para las personas como para las instalaciones.
El hecho de no cumplir estas normas se considera una infracción leve, con multas de hasta 100 euros, aunque sin retirada de puntos del carné de conducir.
Diariamente no es raro que los trabajadores de las gasolineras tengan que recordar estas reglas a los clientes que reaccionan con sorpresa o molestia ante las normas. Sin embargo, su obligación es velar por la seguridad de las instalaciones y de las personas presentes.
