Soledad Mallol: "A muchas mujeres dejan de llamarlas a partir de los 40, justo cuando mejor actúan"

La actriz Soledad Mallol (60 años) es una de las protagonistas de la temporada del Teatro Lara. Tras una larga trayectoria en televisión y teatro —y más de 30 años de trabajo junto a Virtudes—, presenta ahora La Lazarilla, una reinterpretación en clave femenina del clásico Lazarillo de Tormes.

Desde niña, confiesa en una entrevista a 65YMÁS, tuvo claro su camino: “Desde pequeña ya lo tenía clarísimo. A mí me gustaba más la música; cantaba, bailaba y siempre quise dedicarme a eso”. Sin embargo, empezó estudiando Sociología: “No me gustaba nada la carrera”, recuerda entre risas. “Una amiga me salvó la vida al decirme que estaban dando clases en el Teatro Estable Castellano y que me las pagaba ella. Así empecé, y cuando pisé el escenario por primera vez, pensé: de aquí no me bajo nunca. Desde entonces soy adicta total”, comenta.

El proyecto de La Lazarilla, que podrá verse hasta el 11 de noviembre, nació de una propuesta del dramaturgo Eduardo Galán, quien pensó en transformar al célebre Lázaro en una mujer. “Eduardo me llamó porque se le había ocurrido hacer una versión femenina: en vez de Lázaro, Lázara. Me pareció precioso”, explica Mallol.

Junto a Pepa Pedroche (58 años) y bajo la dirección de Carla Niemar, construyeron una obra fresca, ágil y reivindicativa. “Queríamos contar un cuento”, comenta. “Cogimos las partes más importantes del Lazarillo y las mezclamos en una especie de gazpacho teatral. No queríamos hacer una comedia pura, pero sí encontrar el lado más amable y divertido del texto.”

La actriz asegura que “la gente se entretiene mucho. Y eso para mí es lo más bonito: emocionar, divertir y hacer que el público se olvide del tiempo”. Y lo mejor de esta obra, es que reivindica el valor de las actrices maduras: “Somos dos actrices mayores que queremos trabajar. Desde el principio reivindicamos eso: somos mayores y mujeres, pero más sabias que las de Molière”, nos comenta.

 

 

 

 

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"Cualquiera puede hacer un personaje, tenga la edad que tenga"

Para Mallol, la interpretación es, ante todo, un juego: “Hay que tenerle cariño al personaje y dejarte llevar. 'Play', como dicen los ingleses: jugar a que eres un niño, una persona mayor, lo que haga falta. Eso es interpretar”, asegura.

Defiende que lo importante no es la edad, sino la verdad que transmite el actor: “Cualquiera puede hacer un personaje. No porque seas más mayor o más joven lo harás mejor o peor. Lo que importa es que te dejen seguir jugando.”

Edadismo en el mundo de la cultura

La actriz no esquiva el tema del edadismo en el mundo del arte y la cultura. “Pasan las dos cosas. De joven me decían que no podía hacer de madre porque parecía demasiado joven, y luego, cuando cumples años, te dicen que ya eres demasiado mayor. Es absurdo”, comenta.

Aunque asegura que personalmente no se ha sentido apartada, reconoce que muchas compañeras sí lo sufren: “A muchas mujeres dejan de llamarlas a partir de los 40, justo cuando mejor pueden actuar, porque es cuando más saben. Es una pena.”

Con su habitual sentido del humor, recuerda los años junto a Virtudes: “Nosotras nos reíamos de todo: de ser más mayores, más gorditas, de no seguir los cánones de una 'tía buena'. Ahora miro atrás y pienso: ‘Anda, pues estábamos bastante buenas’. Pero siempre jugábamos a lo contrario”, recuerda.

"Qué suerte haber llegado hasta aquí"

Convencida de que el arte puede ayudar a cambiar miradas, Mallol subraya que hoy las personas mayores están más activas y vitales que nunca: “No hace falta decirlo encima del escenario, la gente lo ve. Hoy las personas mayores están muy bien. No puedes juzgar por la edad: hay jóvenes hechos polvo y mayores estupendos.”

Su mensaje final es optimista y contundente: “Olvidémonos de la edad. La edad está ahí, pero no es un problema. No os riáis tanto los jóvenes: si tenéis suerte, también llegaréis. No es qué pena que soy mayor, es qué suerte que he llegado hasta aquí.”

Mallol espera que “venga mucha gente a vernos, jóvenes y mayores. Pero si solo vienen mayores, tampoco pasa nada”.