"Lo de los médicos de esta residencia es alucinante"

La pesadilla continúa. El otro día, me llamó el familiar al que ayer hice referencia en mi diario, el que fue a por el informe médico de su madre el lunes y no se lo dieron en el momento.

Me contó que, al poco tiempo, le llegó el informe por email. Sin embargo, en éste no figuraba ningún número de colegiado, tan solo una firma con un conjunto de letras y números, sin el sello correspondiente. 

"No te preocupes. Pásame una copia y veo", le dije. Tras consultar el documento, me dio la misma impresión que a él. Era un poco raro, la verdad. Así que llamé al Colegio de Médicos. "No conozco ese tipo de firmas. ¿Ha habado usted con el médico?", me preguntaron allí. "No, lo voy a hacer ahora", dije yo. 

Luego, colgué, hablé de nuevo con el familiar y me dispuse a buscar al médico, al cual encontré en el ascensor. "Es mi firma", comentó y se fue. Poco después, otro de los doctores, que andaba por la zona y que había escuchado todo, me interpeló: "Usted no es quién. No es familiar". No obstante, al ver que no quería entrar en su juego, la discusión no prosperó. 

Al tiempo, volvió el familiar a la residencia y fue recibido por una de las empleadas que le comentó que el médico no estaba, que se había ido. Por ello, el familiar pidió el libro de reclamaciones. "Yo no se lo puedo firmar ni sellar", aseguró la trabajadora. 

Nos quedamos atónitos. De repente, apareció el doctor que, tras escuchar las quejas del familiar, dijo que todo había sido un error y le entregó un nuevo documento debidamente sellado y con el número de colegiado correspondiente.