Joaquín Ramos López
Opinión

La cartelería al servicio del cliente

Joaquín Ramos López

Jueves 26 de enero de 2023

3 minutos

La cartelería al servicio del cliente

Jueves 26 de enero de 2023

3 minutos

Cuando se acude a un servicio público tipo hospital, administración fiscal o social, área comercial, aeropuerto, centro de ocio e incluso en establecimientos menores pero distinguidos, es bastante común encontrar un servicio de Recepción e Información al que dirigirte para ser orientado en tu visita.

Es casi general que tales espacios y sus locales contengan carteles para concretar las ubicaciones adonde se desea plantear el motivo de la visita y hasta en la propia puerta de acceso, completando así la consulta en Recepción o por búsqueda directa del visitante.

Las nuevas modas de comunicación impersonal están sustituyendo a la atención personalizada de la Recepción. Incluso existiendo el personal de Información, se te dirige al robot o a la pantalla de un mueble que te pide elijas qué quieres hacer o consultar, dentro de una batería de opciones tasadas.

He ido a hacerme una radiografía que, por hábito anterior, pedia directamente en el mostrador de recepción del servicio radiológico y te indican que debes solicitar “turno” en la máquina al efecto instalada.

Tras unos minutos y previa aparición sonora en una pantalla colgada en la pared a modo de cuadro telemático en vivo, aparece tu código de cliente presente que, accionado por la misma empleada, requiere tu presencia en el box 2.

Hoy he aprendido lo que debo hacer la próxima vez y me ahorraré el chasco de haber ignorado la consola; la recepcionista podrá computarse mi visita a efectos de ranking de trabajos y quien ha racionalizado el flujo de visitas habrá justificado la innovación.

Mientras esperaba ser llamado para mi gestión, he podido leer varios “mensajes” en letreros impresos en adhesivos y colocados en su debido lugar, donde se pide hablar delante del interlocutor (de metacrilato); no apoyarse en el mostrador (de cristal); esperarse no mas allá de una linea en el suelo; y otros con demás consejos.

He salido del centro sanitario con cierto complejo de ciudadano sometido a la ley del rótulo y consolado con la actitud de la empleada de recepción y la profesional radióloga, ambas simpáticas y cordiales personas.

De vuelta a casa, en el bus urbano, ha continuado mi observancia letreril (ruego licencia para el palabro) en el que, a modo de exposición monográfica, la Compañía de Transportes les dice a sus pasajeros que validen el título; que no estorben la visión del conductor; que pidan parada con antelación suficiente; que no se arrimen a las puertas, etc.

No les cuento más, pues ya me entienden y los conocen bien. Ciertamente todos esos avisos y advertencias los necesitamos, porque el despiste de los prudentes y la desinhibición de los otros así lo recomiendan y, de paso, protegen la responsabilidad de la empresa.

Mi realidad de hoy va más allá de esa práctica incrementada de mensajes escritos en carteles de todo tipo y localización, si bien muchas veces la echaremos de menos en según que lugares municipales nos movemos, por ejemplo. Pero me refiero a su significado como dudosa evolución social.

Quiero decir a lo que de negativo supone estar carteleando (lo siento, otro palabro) nuestra vida para que no necesitemos preguntar y, al propio tiempo, sernos dicho lo que hay que hacer y así no pensamos, no hablamos y seguimos mirando el móvil.

Sobre el autor:

Joaquín Ramos López

Joaquín Ramos López

Joaquín Ramos López es abogado y autor del blog Mi rincón de expresión.

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