El truco para conseguir hornear dos pizzas a la vez en la misma bandeja

La pizza es una de las elaboraciones a las que más se recurre los fines de semana y en las quedadas con amigos, al tratarse de un plato muy versátil que permite combinar infinidad de ingredientes según nuestros gustos y preferencias, por lo que suele gustar a casi todo el mundo. Es fácil que en reuniones con muchas personas nos decantemos por este plato, el problema llega a la hora de hornear todas las pizzas.

El horno tiene un espacio limitado, sobre todo si contamos con solo una bandeja en la que poder cocinar la comida. Esto supone que, por lo general, solo podamos meter una pizza a la vez, esperar y volver a introducir las siguientes. Esto hace que sea más incómodo su consumo cuando hay varios invitados en casa, sin embargo, hay una forma de meter en una misma bandeja dos pizzas, y conseguir que ambas se hagan correctamente. 

La forma redondeada de las pizzas es lo que nos impide en muchas ocasiones poder introducir dos en una sola bandeja, sin embargo, sí que es posible si las cortamos y colocamos correctamente, según mostró en su momento una usuaria en la red social de Twitter, un truco que todos deberíamos apuntar. 

Se trata de cortar las dos pizzas por la mitad, quedándonos así con cuatro trozos con forma de semicircunferencia. Una vez los tengamos listos, colocaremos los trozos sobre la bandeja con la parte plana hacia fuera, junto a cada uno de los bordes de la bandeja, dejando los bordes redondeados hacia el centro. Esto hará que no se choquen ni se superpongan y se puedan cocinar todos los trozos de forma correcta. 

Cómo hacer una pizza perfecta en casa

Este sencillo truco podremos emplearlo en cualquier situación, ya sea que compremos las pizzas en el supermercado, las pidamos a domicilio y queramos recalentarlas o prefiramos elaborarlas en casa. Si escogemos esta última opción, hay algunos aspectos que deberemos tener en cuenta para que el resultado de nuestras pizzas sea el idóneo. 

Lo primero será la masa. Si no tenemos tiempo para hacerla nosotros mismos, ya que requiere de 24 horas de reposo para que la levadura acabe de fermentar, podremos comprarla en el supermercado o en una panadería, donde será más natural que una congelada y procesada. 

Una vez tengamos la masa, llegará el momento de escoger los ingredientes que queramos incluir, aunque hay tres que serán esenciales: el tomate (podremos preparar nuestra propia salsa de tomate con tomate natural rallado), la mozzarella (preferiblemente fresca antes que la que viene ya cortada) y el aceite (de oliva virgen extra). Entonces podremos echar todos los ingredientes que queramos, incluso podremos reaprovechar algunas sobras que tengamos por casa, como embutido, pescado o carne, siempre combinándolos de manera correcta para que el sabor final sea agradable. 

Ten en cuenta que, para un resultado perfecto, es posible que necesitemos hornear en diferentes tandas cada alimento. Así, primero será recomendable hornear un poco la base con el tomate, para después hacer una segunda cocción con los ingredientes. Depende de los ingredientes que utilicemos, algunos necesitarán más o menos cocción: por ejemplo, la verdura se hará más rápido que la carne. 

Llega entonces la hora de meter la pizza en el horno. Tendremos que organizar la forma en que lo haremos según el número que vayamos a hacer, en cualquier caso, será necesario que el horno esté muy caliente. Si tenemos en cuenta que los hornos de las pizzerías alcanzan los 380º y los de leña aún más, los de casa, que suelen llegar a los 250º, tendrán que estar prácticamente a máxima potencia. 

Una vez que estén listas las pizzas, las sacaremos con cuidado, y finalmente echaremos el orégano. Lo mejor es ponerlo en el último momento, justo antes de sacar la pizza del horno o al momento de hacerlo para que no se queme. Así, el propio calor de la pizza hará que suelte todo su aroma. 

Es posible que nos encontremos con que nos sobran varios trozos de pizza. En lugar de tirarlos, podemos guardarlos para comérnoslos en otra ocasión. Si los recalentamos en el horno, del mismo modo que cuando la horneamos por primera vez, conseguiremos que la masa vuelva a estar crujiente. También podemos hacerlo en una sartén antiadherente (si usamos una de hierro mejor), primero calentándola hasta que la base de la pizza quede crujiente, para después añadir a la sartén unas gotas de agua. La taparemos y la dejaremos todavía unos minutos más con el fuego bajo.