Ruta por los faros de la Región de Murcia

La Región de Murcia tiene 274 kilómetros de costa y a lo largo de ellos, numerosos faros, vigilantes del mar que se alzan frente a paisajes increíbles, iluminando las noches más oscuras entre acantilados. Hoy proponemos una ruta para recorrer diez hermosos ejemplos de estos faros que merece la pena descubrir. Y para completar nuestro recorrido, haremos también una ruta gastronómica por las localidades de la costa de la Región de Murcia en que se encuentran ubicados: Águilas, Mazarrón, Cartagena, Cabo de Palos y San Javier.

Faro de Águilas

El faro de Águilas está junto al puerto principal de la ciudad en la bahía de Levante y a los pies del castillo de San Juan de las Águilas. 

El primer faro, una torre octogonal de color gris claro, entró en servicio en 1860 y su luz estaba situada a 14,6 metros sobre el nivel del mar y a 7,6 metros sobre el terreno. La linterna era también octogonal pero de color verde y la cúpula de color blanco. 

El faro se electrificó en 1922 y sufrió varias modificaciones y obras de mejora para reparar desperfectos causados por los grandes temporales de 1927, 1928 y 1953. Finalmente fue derribado para dejar sitio al faro actual, que comenzó a operar en el año 1973. ​

Está situado a 30 metros sobre el nivel del mar y formado por una torre cilíndrica de hormigón pintada con bandas blancas y negras. Su altura es de 23 metros, su diámetro de 3 y tiene un alcance de 13 millas náuticas, unos 24 kilómetros a los que transmite su luz blanca.

Faro de Mazarrón 

El faro de Mazarrón está situado en el Puerto de Mazarrón y fue construido en el Cabezo del Puerto sobre una torre defensiva en 1861.

Hacia 1510, en el llamado Cabezo del Puerto, más concretamente en la Cala del Moro Santo, se construyó una torre para albergar artillería, del mismo tipo que la construida en el otro lado de la bahía, en La Azohía, conocida como Torre de Santa Elena, para contemplar la defensa de este sector del litoral.

La torre del Puerto de Mazarrón, o de San Ildefonso, también conocida como "torre nueva" para diferenciarla de la Torre de las Salinas, más antigua, fue derribada a mediados del siglo XIX para, en su lugar, construir el faro.

El faro, como ya se ha dicho, se construyó en 1861 y se levantó aprovechando los materiales de la torre que allí se erguía. Un ejemplo del aprovechamiento de los materiales de la torre fue la utilización de sus cañones para la elaboración de campanas para una ermita.

Faro Navidad de Cartagena 

El Faro Navidad de Cartagena, cuyo soporte tiene una altura de 11 metros,  toma del cercano fuerte que se levanta a la derecha del puerto. Apoyándose en la Punta de Navidad, se inició la construcción de una escollera rompeolas para que, en combinación con otra apoyada en la ladera del monte de San Julián, defendiese la bahía del viento de sudeste predominante en la zona.

A poco de iniciarse el vertido de rocas, ya constituía un serio peligro para los buques que entraban y salían del puerto, de forma que se puso de manifiesto la urgente necesidad de señalizar el extremo de la escollera.

En 1881 se comenzó su construcción y en 1917 se fijó su y su luz roja centelleante con un alcance de 10 millas náuticas, unos 18,5 kilómetros.

Faro de la Isla de Escombreras  

El faro de Escombreras está situado en la cima de la isla que hay a la entrada de la bahía de Cartagena y toma su nombre del pez scombro o caballa, muy abundante en las aguas cartageneras.

En un principio no se pensaba construir en la isla un faro sino una baliza de señalización que debía instalarse en 1858. Sin embargo en 1861 se decidió su construcción y fue inaugurado oficialmente en la noche del 30 de mayo de 1864.

La construcción se asienta en el punto más alto del islote del mismo nombre. Se trata de una torreta construida sobre una casa blanca, con cúpula de aluminio de 8 metros de altura.

Para diferenciarlos de los cercanos faros de Navidad y Podaderas su luz es roja  en contraposición a la blanca del primero y la verde del segundo.

Este faro, gestionado por la autoridad portuaria de Cartagena y junto al de Portmán y al del Cabo de Palos son los tres faros de Cartagena que han sido declarados como de gran Valor Patrimonial. 

Faro de Cabo de Palos 

El faro de Cabo de Palos toma su nombre del cabo en que se encuentra y se construyó sobre su promontorio rocoso, en las últimas estribaciones de la sierra litoral de Cartagena, que en este punto se hunde bajo el mar para volver a surgir en las islas Hormigas. Fue declarado Bien de Interés Cultural el 1 de julio de 2002.

En 1554, debido a los constantes ataques de los piratas berberiscos sobre las costas mediterráneas españolas, el rey Carlos I ordenó la construcción sobre el promontorio de una torre vigía a la que se bautizó con el nombre de Torre de San Antonio.

Fue en época de Felipe II, en el año 1570, cuando se emprendió la elaboración de un sistema completo de defensa de las costas. Y en 1578 se terminó la torre con forma hexagonal en la que se apostaban guardas con ​la misión de avistar cuanto antes y dar aviso de la presencia de las naves enemigas. 

A pesar de encontrarse en buen estado de conservación, en 1862 la torre renacentista fue demolida y sus sillares se utilizaron en la construcción del actual faro que entró en funcionamiento el 31 de enero de 1865, exactamente el mismo día en el que lo hizo el Faro de Portmán. 

El edificio sobre el que se levanta el faro tiene una planta cuadrada de 20 metros de lado y una altura de 11,60 metros. Por su parte, el faro tiene una altura de 51 metros sobre el terreno y 81 sobre el nivel del mar y su luz tiene un alcance de 23 millas náuticas, unos 42,5 kilómetros.

Faro de las islas Hormigas 

Recientemente restaurado, el Faro de las Islas Hormigas está situado a 2,5 millas de Cabo de Palos.

Este faro de forma circular sirve como señal para evitar los peligros en la navegación que durante años provocaron naufragios en esta zona.​Se proyectó en 1860 y su inauguración se produjo en 1862.

La construcción consta de dos partes, un edificio de forma circular de unos 20 metros de diámetro exterior y una torre cilíndrica de color blanca, al igual que la luz que proyecta

El foco luminoso se encuentra a 12 metros de altura de la base del edificio y a 23 metros sobre el nivel del mar. Su alcance es de 8 millas náuticas, casi 15 kilómetros y la señal de su luz es blanca.

Como curiosidad diremos que fue el primer faro que se automatizó en España, en el año 1920.

Faro de El Estacio 

El faro de El Estacio se encuentra en La Manga del Mar Menor, dentro del término municipal de San Javier, en un promontorio a la entrada del canal del Estacio, que comunica el Mar Menor con el Mediterráneo.

En el lugar donde se sitúa el faro actual, que data de 1976, en la gola de acceso al Mar Menor, se proyectó y construyó al final del siglo XVI una torre para la defensa de la costa que llegó a contar con dos cañones y sus pertrechos.

En 1861 se aprobó la construcción de un faro en el mismo lugar, siendo entonces cuando se desmonta la Torre del Estacio para reutilizar sus materiales en la construcción de dicho faro.

Inaugurado en 1862, tenía una apariencia de luz roja fija cuya lámpara se alimentaba primeramente de aceite y más tarde de parafina y petróleo. Fue en 1911. cuando se añadió un sistema de pantallas giratorias y en 1926 cuando se reformó toda la iluminación del faro introduciendo una lámpara alimentada por acetileno.

En 1957, ante la imposibilidad de recrecer el edificio para incrementar el alcance del faro, se decide demolerlo, aunque el nuevo faro, una torre cilíndrica de hormigón, no entraría en servicio hasta 1976. ​

Faro de Portmán

El Faro de Portmán está situado en Cartagena, sobre un promontorio al este de la ensenada de Portmán. Se compone de un edificio de planta rectangular y una torre cilíndrica blanca con una altura de 8 metros. Su plano focal alcanza una altura de 49 metros sobre el nivel del mar.

Se ordenó su construcción en 1860 debido a que en esta localización se planeaba a su vez construir unas defensas costeras.

El faro se construyó sobre las ruinas de la Torre de San Gil reutilizándose parte de los materiales de la misma y ​ finalmente entró en funcionamiento el 31 de enero de 1865, como se ha dicho al referirnos a él, exactamente el mismo día en el que lo hizo el Faro de Cabo de Palos.

Hoy está completamente automatizado y el alcance de su luz blanca es de 13 millas náuticas, algo más de 24 kilómetros.

Faro Cabo Tiñoso 

El faro de cabo Tiñoso está construido en la cumbre del mismo cabo, a 146 metros sobre el nivel del mar y a unos 15 kilómetros al suroeste del puerto de Cartagena, en la zona de la importante reserva marina Cabo Tiñoso-La Azohía.

Está formado por una torre cilíndrica blanca con el foco luminoso a 10 metros de altura de su base, lo que lo sitúa a 146 metros sobre el nivel del mar. 

Entró en servicio en el año 1859 provisto de lámpara de aceite y un aparato óptico de luz fija. En 1913 se sustituyó el equipo de luz que poseía y se cambió por uno nuevo que en este caso fue de vapor de petróleo a presión.

Ya en 1970, fue automatizado, incorporando una nueva linterna y una nueva óptica giratoria. En 1996 se sustituyeron los equipos, modernizando y aumentando la fiabilidad de la instalación y dos años más tarde, en 1998, este faro quedó incorporado  al Sistema de Supervisión Remota de Señales Marítimas.

Faro del Dique de la Curra 

En Cartagena está el Faro del Dique de la Curra que toma su nombre del dique del mismo nombre en el que se encuentra y está situado en la parte oeste del monte de San Julián, en la zona conocida como Lugar de la Curra.

Allí se comenzó a formar una escollera cuyo objetivo principal era evitar que las embarcaciones chocaran con la laja submarina del puerto. La construcción de dicho dique, en combinación con el de Navidad, angosta la bocana de la bahía cartagenera protegiéndola de temporales.

En un principio, se previó la necesidad de una luz en el extremo de la escollera que, en 1893. Fue en 1917 cuando se fijó la apariencia definitiva de los faros de la Costa de Levante, en la que se señala para el de Curra “Centelleante verde”. 

También conocido como el "faro verde", debido al color que presenta su estructura en la parte superior y al color de la luz que proyecta, es de construcción cilíndrica de sillería de color blanco y verde en su parte superior. 

Tiene 14 metros de altura y un diámetro de 2,20 metros, su alcance es de 5 millas náuticas, unos 9,2 kilómetros.

Gastronomía típica

Ocho de cada diez turistas que llegan a la Región de Murcia llevan a cabo actividades relacionadas con la gastronomía, tal es la fama y el prestigio de la cocina de estas tierras. Y el turismo de costa que aprovecha para recorrer los faros y conocer los lugares donde se encuentran enclavados no iba a ser una excepción, por eso, para completar nuestro recorrido vamos a repasar la gastronomía de los lugares en que se encuentran los faros que hemos visitado.

Nuestra ruta de los faros ha comenzado en Águilas y esta localidad es sinónimo de excelencia culinaria gracias a su famosa Gamba Roja. 

Este crustáceo es un manjar mundialmente conocido, que cuenta con sus propias jornadas gastronómicas. Se suelen cocinar a la plancha y con sal gorda. 

Los bigotes de estas gambas hacen, en palabras de los 1.001 sabores de la Región de Murcia, "suspirar de placer a todo aquel que chupa sin sonrojo su cabeza".

Aunque hay otras gambas rojas, las de Águilas son especiales porque las cofradías de pescadores las capturan a más de 250 metros de profundidad, y cuidan su llegada a la lonja. 

La campaña de la gamba roja comienza en el 15 de junio y se extiende hasta el 15 de abril.

Mazarrón es el reino de los salazones. Bonito, hueva, mojama, atún, maruca, anchoa, sardina o mújol. 

La relación de elaboraciones que tienen el salazón como protagonista es más que amplia: la hueva y la mojama con almendras fritas, las sardinas de bota con migas o pipirrana, el bonito con habas crudas con unos simples gajos de tomate, preferentemente de Águilas o Mazarrón... 

Los salazones son una excelente opción para el aperitivo, las tapas y platos tan originales como la Ensalada de hueva, gelatina de tomate y aceite de albahaca; Milhojas de mojama; Tagliatelle con hueva de maruca, atún ahumado y yema de huevo; Espagueti con hueva de mújol y nueces o Arroz con cigalitas y hueva de mújol rallada.

Y si Mazarrón es el reino del salazón Cartagena es el reino del asiático.

Café, leche condensada, brandi, Licor 43, canela y corteza de limón: "un Asiático, por favor". Una fórmula que traspasa tiempo y fronteras. El café al que todo el que visita Cartagenan rinde pleitesía.

Esta bebida se sirve de una buena materia prima, el café será el protagonista de una sobremesa de las que impresionan.

Cuenta la leyenda que era la bebida de los marineros que llegaban de mares lejanos. Después de un largo viaje o de un día de trabajo intenso este café nos dará fuerzas para conseguir cualquier cosa.

En Cabo de Palos el plato estrella es el arroz al caldero, o caldero de arroz, o arroz caldero o, sencillamente, caldero, como dicen en la Región de Murcia. El orden de los factores no altera la exquisitez de este plato, probablemente el arroz murciano más emblemático.

La gastronomía española está llena de recetas humildes, de esas que preparaban los pastores cuando estaban el campo con el ganado, los pescadores en la mar o los agricultores, y que hoy ocupan el lugar que les corresponde en el panorama gastronómico. Son joyas de nuestra tradición culinaria.

Este caldero es un buen ejemplo de esa comida que preparaban los pescadores con las capturas que tenían menos salida en el mercado, y que el tiempo ha convertido en uno de los mayores reclamos de la cocina murciana.

Sus ingredientes son tan sencillos como deliciosos: arroz de Calasparra, ñoras, mújol, tomates, ajos, aceite fr oliva virgen extra, sal, perejil y caldo de pescado.

Por último llegamos a San Javier, en el corazón de La Manga del Mar Menor, un lugar ideal para saborear la tapa más popular de la Región de Murcia, la marinera.

La 'marinera', antaño conocida como 'zuzuvecha', es el bocado muñrciano por excelencia a la hora de hacer aquello tan nuestro como es tapear.

Solo con verla se convierte en imprescindible probarla. Se trata de una ensaladilla rusa presentada sobre una crujiente y alargada rosquilla y coronada con una deliciosa anchoa en salazón.

Aunque atención, como en muchas otras regiones españolas las tapas que incluyen anchoa pueden presentar una variante y utilizar en su lugar un boquerón en vinagre. Si sucediese esto con la 'marinera' pasaría a llamarse 'marinero'. Por último, si alguien lo prefiere sin anchoa ni boquerón deberá pedir una 'bicicleta'.