Entre los riesgos para la salud que tiene para una persona, sobre todo si es mayor, vivir en soledad, el comer sin tener un compañero de mesa es uno de ellos. Y es que seguir esta rutina diaria de forma habitual no es recomendable como apuntan diversos estudios, entre ellos algunos realizados por la Universidad de Oviedo (@uniovi_info), la Universidad de Texas (@TAMU) o la del Estado de Pensilvania (@Penn).
Tres instituciones educativas sin nada en común, pero que llevaron a cabo por separado varias investigaciones para llegar a la misma conclusión: comer en solitario hace que se coma más rápido, peor y de una forma menos saludable.
Una pauta a la hora de sentarse en la mesa que, como apuntan los primeros expertos españoles, incide en un abuso de la comida rápida o precocinada, por eso de que se tiene más pereza a la hora de cocinar para una sola persona. Y esto va en detrimento de ensaladas, legumbres o verduras; alimentos más sanos pero que, sin embargo, se eligen en un menor número de ocasiones. Además, la misma monotonía culinaria hace que a menudo se descuide la lista de la compra, por lo que en muchos casos se opta por menús poco variados y donde no se incluyen ingredientes que pertenezcan a todos los grupos nutricionales tan necesarios para el organismo.
Una carencia donde se observa también un abuso de productos con un alto contenido en azúcar. Una dulce tentación que, como explican estos investigadores, compensa la "angustia" de estar solos y no compartir ni si quiera el rato de la comida con otra persona.
Pero hay más consecuencias negativas en este tipo de situaciones. Si se come solo, se tiende a masticar menos por lo que se ingieren los alimentos de una forma mucho más rápida y empujados por la ansiedad. Esto, unido a que uno no se toma el tiempo suficiente con cada bocado hace que haya un menor trabajo por parte de las enzimas de la saliva, entre más aire y, como consecuencia, se hinche el estómago. En pocas palabras, lo que se hace sobre todo es tragar y no masticar cada trozo de comida que una persona se lleva a la boca y eso a la larga incide en malas digestiones.
Una misma conclusión que comparten los estudios mencionados que, además, recuerdan que aquellas personas con el hábito frecuente de comer en solitario pueden tener un mayor riesgo a la hora de desarrollar algunos desórdenes alimentarios de carácter grave. Es el caso de la bulimia o la anorexia.
Por ello, insisten, si no se tiene más remedio que hacer la comida o la cena en completa soledad siempre se puede recurrir a la compañía de un buen libro, un programa de radio para distraer la mente durante dicho rato o escuchar algo de música relajante. Nada de televisión, añaden, como es lógico y suele ser habitual en muchos hogares. Acciones todas ellas a la hora de comer en solitario que no redundan en un deterioro de la salud y a las que se pueden añadir, también, otras recomendaciones saludables que se explican a continuación.
Los expertos antes aludidos defienden que se puede seguir una dieta sana y equilibrada si, por circunstancias de la vida u horarios incompatibles, una persona tiene que sentarse siempre sola a la mesa. En este caso, estos consejos pasan por: