El consumo de huevos en España se sitúa en una media de 16 kilos por persona, lo que supone unos 250 huevos al año. Con lo cual, ya es hora de que sepamos qué estamos comiendo exactamente. Además de la información que viene en la caja de los huevos que habitualmente compramos, es interesante conocer la procedencia de los mismos, cómo se han alimentado las gallinas, en qué condiciones las han criado, entre otros muchos aspectos, ya que una buena tortilla de patatas puede depender de la calidad de los huevos que utilicemos. Pues bien, te diremos que toda esa información la puedes encontrar en el código alfanuméricos que se imprimen en todos los huevos producidos en la Unión Europea. En este artículo te ayudamos a desvelarlos.
Lo primero que debes saber es que los huevos que consumimos son todos de categoría A, lo que quiere decir que están destinados a la venta de consumidores finales y son huevos frescos.
Respecto al tamaño, has de saber que los más grandes, los XL, tienen un peso por encima de los 73 gramos; los de tamaño L se sitúan entre los 63 y los 73 gramos; los de la M entre 53 y 63 gramos; mientras que los más pequeños, los de tamaño S, tienen un peso inferior a 53 gramos.
El primer número nos indica la forma de producción y las condiciones de vida de las gallinas:
Seguro que en ocasiones has visto huevos blancos o marrones pero, ¿sabes la diferencia? Hay muchos mitos al respecto que vamos a intentar de aclararte.
El color indica la raza de la gallina de la que procede: las gallinas blancas ponen huevos blancos y las marrones ponen huevos marrones.
Respecto al precio, las marrones son más caros, no porque sean mejores o más saludables, sino que depende de la alimentación de la gallina. Las que ponen huevos marrones suelen ser de una raza de mayor tamaño, por lo que necesita mayores cantidades de comida y por tanto una inversión superior en manutención.
Respecto a la dureza de la cáscara, no hay diferencia en que uno sea de un color u otro de otro. Esto se debe a que las gallinas jóvenes ponen huevos con la cáscara más fuerte, mientras que los de gallinas adultas tienden a tener una capa considerablemente más frágil.
Una vez conocidos estos detalles, esperamos que tus comidas con huevos cocidos, fritos o como consideres, sean todo un éxito.