Mariola Báez
Medicina general
Los tratamientos de oculoplastia más frecuentes que pueden requerir los mayores
Las técnicas quirúrgicas pueden ser necesarias para corregir anomalías en los párpados y el lagrimal
La oculoplastia o cirugía oculoplástica es una rama de la Oftalmología que se encarga de tratar las distintas patologías que pueden afectar a las estructuras faciales que rodean nuestros ojos, como los párpados, el lagrimal o la propia órbita que rodea los órganos de la visión.
Como explican cirujanos oftalmólogos, esta especialidad abarca un gran número de tratamientos, muchos de ellos quirúrgicos, que consiguen dar solución a problemas que afectan a la visión y que son comunes a medida que la edad avanza.
Párpados caídos o inflamados, descenso de las cejas, tumores benignos alrededor del párpado, obstrucción del lagrimal, bolsas y exceso de piel… No hablamos de cirugía estética, aunque muchas de estas intervenciones ayuden a “rejuvenecer la mirada", sino de afecciones relativas al contorno de los ojos que inciden en la capacidad de visión y que pueden desencadenar o empeorar otras enfermedades oculares.
Intervenciones habituales en cirugía oculoplástica
En el estado de nuestros párpados puede estar el origen de problemas de índole diverso, por eso muchas de las operaciones de oculoplastia se centran en él. Por ejemplo, la excesiva laxitud en el tejido palpebral puede hacer que el párpado se separe ligeramente del globo ocular o, por el contrario, presente una inversión hacia dentro del ojo, haciendo que sean las propias pestañas las que causan molestias e irritación. Como explica la Sociedad Española de Oftalmología (SEO), estas dos patologías, denominadas ectropión y entropión, pueden mejorar con un tratamiento farmacológico, aunque la solución definitiva es la quirúrgica.
La ptosis de párpado o de ceja es también una alteración de la estructura facial que, entre otras causas, puede derivar del propio proceso de envejecimiento. Se presenta como un descenso de las cejas o de los párpados, más o menos acentuado, y puede acabar interfiriendo en el campo de visión. En ambos casos, la oculoplastia va a permitir la “recolocación” evitando problemas visuales posteriores.
En ocasiones, es algún tipo de enfermedad neurológica la que provoca un grado de parálisis facial que acaba afectando a las estructuras externas que protegen los ojos. Es el caso del lagoftalmos, o cierre incompleto de los párpados, una dolencia que debe corregirse para evitar problemas, como las infecciones frecuentes a consecuencia de quedar parte del ojo sin la protección necesaria que proporcionan los párpados.
Por último, los problemas relacionados con la alteración en el funcionamiento del lagrimal pueden tener su origen en una obstrucción en la vía que permite la salida de la lágrima, esencial para evitar la enfermedad del ojo seco. En la mayoría de los casos, las técnicas de oculoplastia son las más efectivas para eliminar esa posible obstrucción.