Lucas Leal
Medicina preventiva
¿Músculos activos, cáncer más lento? Un entrenamiento de solo 30 minutos puede ser clave
El ejercicio podría ser un básico para el tratamiento del cáncer y la reducción de la inflamación

Un solo entrenamiento, ya sea de resistencia o de alta intensidad (HIIT), puede activar en el organismo procesos que dificultan el crecimiento tumoral. Investigadores de la Universidad Edith Cowan, en Australia, han comprobado que este tipo de esfuerzo estimula la liberación de mioquinas, unas proteínas segregadas por los músculos que reducen la proliferación del cáncer entre un 20 y un 30 %.
El doctorando Francesco Bettariga, responsable de nuevos análisis en esta misma línea, subraya que la práctica habitual de ejercicio, acompañada de una mejor composición corporal, con menos grasa y mayor masa magra, tiene efectos muy relevantes en supervivientes de cáncer. En especial, ayuda a moderar la inflamación, un factor de riesgo vinculado con la mortalidad y con la reaparición de tumores, sobre todo en el cáncer de mama.

El ejercicio, posible tratamiento del cáncer y una barrera efizaz contra la inflamación
En el primer ensayo se midieron los niveles de mioquina en diferentes momentos: antes del entrenamiento, justo al terminar y media hora después. Tanto en la sesión de fuerza como en la de HIIT, los resultados mostraron un aumento significativo de estas proteínas. Aunque se esperaba esa respuesta también en personas sanas, el hecho de que se produzca en quienes ya han padecido cáncer resulta especialmente alentador. Para Bettariga, “estos resultados constituyen una excelente motivación para incorporar el ejercicio como tratamiento estándar en el tratamiento del cáncer”. Aun así, puntualiza que todavía es necesario evaluar “las implicaciones a largo plazo de los niveles elevados de mioquina, particularmente en relación con la recurrencia del cáncer”.
Las investigaciones del equipo también refuerzan la importancia de la masa muscular como barrera contra la inflamación. La grasa corporal tiende a liberar marcadores proinflamatorios, mientras que los músculos favorecen un equilibrio con predominio antiinflamatorio. "Si logramos mejorar la composición corporal, tendremos mayores posibilidades de disminuir la inflamación porque estaremos mejorando la masa magra y reduciendo la masa grasa, que es la encargada de liberar marcadores antiinflamatorios y proinflamatorios”, asegura Bettariga.
El investigador advierte, sin embargo, que perder peso sin ejercicio no produce el mismo efecto y puede ser contraproducente. “Nunca se debe reducir el peso sin hacer ejercicio, porque se necesita desarrollar o preservar masa muscular y producir estos químicos que no se puede hacer solo con la dieta”, señala. De este modo, concluye que la práctica física no solo contribuye a mejorar la forma y la salud general de los pacientes, sino que puede desempeñar un papel determinante en la prevención de recaídas.