La caída de los dientes es un signo habitual del envejecimiento y que sufren la mayoría de personas mayores, aunque no es un problema exclusivo de la tercera edad. En este sentido, la pérdida de una o más piezas dentales es un trastorno conocido como edentulismo, que puede afectar seriamente a la calidad de vida del paciente, no solo en el ámbito estético. Una situación en la que influyen las causas que la han originado.
“La pérdida de dientes puede tener una causa congénita o adquirida y darse en personas de ambos sexos. Aunque no se ha demostrado una relación causal, el edentulismo suele coexistir con malas condiciones de salud”, explican desde Sanitas (@sanitas). Así, los principales motivos que hay detrás de esta carencia son una mala higiene bucal, la aparición de caries, accidentes o traumatismos puntuales y la enfermedad periodontal.
Es en este momento cuando el individuo afectado se plantea acudir al dentista para reponer la pieza perdida. Al menos en la mayoría de casos, pues no todos los pacientes pueden hacer frente a este cargo o incluso rehúsan por pura terquedad, pues algunas veces la ausencia es inapreciable a simple vista. Bajo esta premisa, ¿existe algún riesgo si no sustituimos la pieza dental que se ha caído de nuestra dentadura?
Aunque muchas personas crean que el único inconveniente es que su sonrisa luce menos atractiva, lo cierto es que no reponer un diente caído puede tener varias consecuencias en tu salud y tu calidad de vida. En primer lugar, la fonación de algunos sonidos se ve perjudicada, pues los dientes son necesarios para pronunciar correctamente algunos fonemas, lo que finalmente podría hacer mella en tu autoestima. Asimismo, algunos pacientes también aprecian un leve hundimiento del labio, envejeciendo aún más su rostro. ¿Qué otros problemas están relacionados?