Ignacio Casanueva
Ignacio Casanueva es redactor especializado en temas de tecnología y salud.
… saber más sobre el autorQuien se haya planteado alguna vez esta cuestión y no sepa la respuesta, puede preguntársela a Ole Bentze o a Lady Fitzherbert.
Y es que sí, un ataque de risa puede llevarnos a la tumba. En los casos anteriores, Ole Betze era un otorrino danés que a finales de los noventa, viendo la película Un pez llamado Wanda, se rio tanto que su corazón llegó a alcanzar los 500 latidos por minuto provocándole un ataque cardíaco. Por su parte, Lady Fitzherbet (1782) sufrió un ataque de risa al presenciar una ópera. Fue el ataque tan grande que tuvo que salir del teatro y durante toda la noche siguió riéndose hasta morir al día siguiente a consecuencia de los estertores (respiración fatigosa).
Y es que como se ve, los ataques de risa pueden derivar en otras patologías mortales. Aun así, hay evidencias que avalan las bondades de la risa como aliviar el dolor (gracias a la producción de endorfinas), favorece la digestión, controla la ira, aumenta el rimo cardíaco, reduce la presencia de glucosa en sangre, etc. Estos beneficios también indican un hecho: la risa tiene un efecto en el funcionamiento de nuestro organismo. Hay ocasiones en las que esta influencia es tan grande que puede provocar no beneficios, sino complicaciones en la salud.
Estos efetos han hecho que expertos realicen un estudio, publicado en el British Medical Journal, en el que se proponen detallar el límite de cuándo el exceso de reírse es bueno o malo. En este análisis se han investigado las diferentes complicaciones en las que un ataque de risa tiene un final trágico. Entre éstos últimos destaca la derivación en un aneurisma cerebral, un síncope, una hernia o un ataque epiléptico. A su vez descubrieron diferentes grupos de personas que están más predispuestas a estos casos como por ejemplo las personas asmáticas, las que sufren cataplexia (una enfermedad rara relacionada con la narcolepsia) y los que padecen problemas cardiovasculares (tendrían más posibilidades de sufrir un infarto a causa de un bloqueo del flujo sanguíneo).
Pero los beneficios que aporta este ejercicio siempre serán mayores que los riesgos. Cada vez se le da un mayor valor terapéutico a la risa, y no es extraño que vayan creciendo los centros de risoterapia. Y es que no hay que tener miedo a reírse. La risa es uno de los principales motivos por los que merece la pena levantarse todos los días, por lo que siempre será mejor ver a los demás con una sonrisa o con una risa contagiosa. Es la clave par enfrentarnos a la vida, y en especial, a los problemas.