"Manifestar alegría, placer o felicidad mediante ciertos movimientos de la boca, los ojos y otras partes de la cara, acompañados de la emisión de una serie de sonidos explosivos e inarticulados". De esta definición del verbo reír quedémonos con los sentimientos de alegría, placer y felicidad porque son la clave para entender el porqué es importante que la risa esté presente en nuestras vidas y, si es necesario, la conveniencia de forzarla para un mejor equilibrio tanto emocional como físico.
Al reírnos, el córtex del cerebro se activa y libera impulsos eléctricos tan solo un segundo después de empezar a reír, expulsando así toda la energía negativa de nuestro cuerpo. En este proceso se liberan endorfinas (químicos naturales que actúan como potentes analgésicos y estimulan los centros de placer creando situaciones satisfactorias que contribuyen a eliminar el malestar) y una hormona llamada dopamina (muy relacionada con los estados del bienestar psicológico). Al mismo tiempo, los niveles de cortisol (la hormona del estrés) disminuyen notablemente.
Este proceso físico que experimenta nuestro cuerpo al reír, genera una serie de beneficios tanto físicos como emocionales que vale la pena tener muy presentes.
Vistos todos los beneficios, es lógico pensar que es más que conveniente procurar sonreír o reír el máximo número de veces posible y, aún más, en esta etapa por la que estamos viviendo. Y esto no significa ignorar los problemas que nos rodean o reírse de las desgracias, sino la necesidad de aprovechar sus beneficios para coger fuerzas y afrontar el futuro con optimismo. Por tanto, es importante dar prioridad a aquellas actividades que nos hagan felicidades como puede ser cantar o bailar; rememorar experiencias o recuerdos que nos generen una sonrisa, buscar el contacto con aquellas personas que nos hagan sentir bien o ver series y películas que nos aseguren un buen número de carcajadas. En definitiva, se trata de ponerlo fácil para que una sonrisa ilumine nuestra cara.
Hagamos caso, pues, de un sabio consejo de Charles Chaplin cuando dijo que 'un día sin sonreír, es un día perdido'.