65ymás
La Federación de las Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME), que agrupa a 46 sociedades científicas nacionales, ante el debate generado en torno a las condiciones de riesgo alto de padecer enfermedad grave por COVID-19 y las decisiones de priorización de la vacunación considera que la edad es un factor claramente asociado al riesgo de COVID grave y por ello proponen seguir priorizando en primer lugar por criterio de edad e introducir los criterios adicionales de riesgo según indique la evidencia disponible.
Asimismo, recuerdan que el objetivo primario de la vacunación frente a COVID-19 es conseguir de forma rápida una inmunidad lo más amplia posible en la población general. Ante una disponibilidad de vacunas inicialmente baja y el conocimiento de que algunos grupos de personas presentan una vulnerabilidad mayor para la enfermedad grave, consideran adecuado iniciar la vacunación por los grupos con mayor riesgo de COVID grave, aunando el bien colectivo con el bien individual.
Mientras no se comprometa el avance rápido de la cobertura vacunal, es correcto priorizar grupos de riesgo y seleccionar vacunas, de acuerdo con los criterios establecidos en la Estrategia de vacunación. "Pero de ningún modo podemos perdernos en debates sobre una ordenación precisa del riesgo de los distintos grupos de pacientes", afirman.
Así, recuerdan que no existe evidencia sólida para establecer una prelación de riesgo individual de los distintos colectivos de pacientes y, además, la priorización según riesgo individual no debe frenar el objetivo de alcanzar lo antes posible la protección colectiva.
En la medida en que se deba seguir priorizando la población de mayor riesgo, desde FACME señalan que la revisión más útil en este momento sobre condiciones de riesgo en adultos es la realizada por la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Publica e Higiene (SEMPSPH), que utiliza tanto la magnitud del riesgo asociado como la evidencia o confianza en la asociación del riesgo. "Asimismo, se contempla el plausible incremento de riesgo y la priorización en caso de suma de factores de riesgo, teniendo en cuenta que la edad mayor de 60 es, por sí misma, un factor de riesgo alto", señalan.
Por otro lado, manifiestan su preocupación por la falta de comunicación, en muchas CCAA, del diseño y organización de la vacunación en Atención Primaria así como de la vacunación de dependientes no institucionalizados. "Comprendemos que pueda haber diferencias en los detalles de la organización, que deben adaptarse a las características del sistema de salud, pero debe garantizarse que no habrá diferencias en los criterios y objetivos de vacunación y actuar de forma eficaz", advierten.
"Es urgente disponer y comunicar esa organización concreta a los profesionales de Atención Primaria, que están ya recibiendo las preguntas de sus pacientes sin poder dar respuesta", señalan, al tiempo que insisten en la conveniencia de aprovechar los recursos de la Atención Primaria, con planes como la apertura de los centros de salud en fines de semana para estas vacunaciones y reforzar los equipos de vacunación con personal voluntario supervisado por el personal médico y de enfermería de Primaria.