El nadador español Darío Fernández ha completado con éxito su travesía a nado en solitario por el Canal de la Mancha en el marco de una iniciativa por los cuidados paliativos, un aspecto profundamente humano y a reivindicar, en sus propias palabras, en el marco del duro proceso de las enfermedades terminales.
"Tenemos que encargarnos de que la sociedad sea consciente" de que los trabajadores de los cuidados paliativos representan "un lado muy humano para toda la gente que pasa por estas situaciones", ha explicado Fernández, madrileño de 48 años, en declaraciones a Europa Press al término de la prueba. "Me parece poco lo que les damos", ha añadido en relación a los profesionales de este departamento, objetivos últimos de una iniciativa que ha lanzado en recuerdo de su madre, Amparo, fallecida el año pasado a causa de un cáncer.
Fernández, madrileño de 48 años, ha completado así un agotador trayecto por el paso de Calais, desde el puerto británico de Dover hasta la muesca de Sillers, en la localidad francesa de Framezelle, en 10 horas y 42 minutos para convertirse en el quinto mejor español de todos los tiempos en completar el recorrido, en la cuarta mejor marca desde el comienzo de esta temporada de nado en el canal. En perspectiva, sin embargo, el tiempo pasa a un segundo plano en relación a la magnitud de lo conseguido. "Es hacer el Everest", apunta Fernández, "el nado más prestigioso de maratón en el mundo, y un sueño para cualquier nadador".
El nadador se encuentra ahora reposando dada la enorme carga que han padecido sus músculos y sus pulmones –y en particular para eliminar el agua acumulada en ellos durante el nado–, pero se encuentra en buen estado de salud al margen del "dolor normal" que soportan los nadadores durante la prueba, estudiada al milímetro, tras meses de entrenamientos en aguas frías para incrementar la tolerancia a la hipotermia, con las mareas calculadas y parones de avituallamiento reducidos al mínimo, no más de 30 segundos y siempre bajo la supervisión de sus compañeros, Hugo y Dominic, y del barco 'High Hopes' ('Altas esperanzas') que les acompañaba.
Fernández, para terminar, ha querido insistir en el enorme carácter simbólico que ha representado para él esta iniciativa. "He nadado con el gorro que le gustaba a mi madre", recuerda, antes de reiterar la necesidad de un "cambio social" para poner de manifiesto como se merece la labor de los profesionales de estos últimos auxilios.
Sobre el autor:
Raúl Arias
Raúl Arias es periodista especializado en Política, Economía y Sociedad. Licenciado en la Universidad Complutense de Madrid, ha trabajado en diferentes medios de tirada nacional, siempre pegado a la actualidad.