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Un vecino del municipio burgalés de Las Merindades volvía a su casa después de trabajar cuando encontró en el suelo un billete de 20 euros y tras comprobar que no había nadie en los alrededores que pudiera haberlo perdido y a quien devolvérselo simplemente se lo guardó en el bolsillo.
Al llegar a su casa su mujer le dijo que acababa de hablar por teléfono con una amiga suya que estaba preocupada porque había perdido un billete de 20 euros y le preguntaba si por casualidad ella lo había encontrado.
Como suele suceder siempre en este tipo de municipios pequeños, todos los vecinos se conocen y si se necesita ayuda lo primero es hacer correr la voz, pero el marido le dijo a su mujer que no había visto ningún billete por la calle.
La mujer que había perdido los 20 euros estaba en paro, es viuda, no cobra pensión y tiene tres niños a su cargo. Se dedica a limpiar casas para sacar a los suyos adelante y es fácil comprender que la perdida del billete era un problema importante para ella.
Dos billetes de 20 euros. Foto: Bigstock
Sea como fuere, el hombre que encontró el billete no lo dijo. Días después, al volver a casa se encontró a su mujer con dos amigas y una de ellas era la que había perdido el dinero. Esta le contó al marido de su vecina las penurias por las que estaba atravesando y su historia conmovió profundamente al hombre que comprendió que debía devolverle esos 20 euros.
Avergonzado, no podía confesar que fue él quien encontró el dinero. Solo se lo contó a un amigo íntimo que le recomendó que hablase con el párroco de la localidad. Así lo hizo, confesó lo sucedido y le entregó 20 euros al párroco para que fuese el sacerdote quien se los entregase a la mujer que los perdió.
El párroco valoró el arrepentimiento de aquel hombre pero también le afeó su conducta, pero en cualquier caso aceptó el encargo que se le hacía pero con una condición. Para que el sacerdote devolviese el dinero a su propietaria exigió al hombre que lo encontró que gastara otros 20 euros en comida para ayudar a la mujer necesitada. Así lo hizo y el párroco entregó a la mujer los 20 euros y los alimentos valorados en otros 20.