El color de la grasa podría ser determinante para paliar enfermedades como la obesidad. En concreto, según un artículo publicado en la revista científica The Conversation de la doctora en Ciencias de la Salud e Investigadora Postdoctoral en la Universidad de Castilla-La Mancha, Lorena Mazuecos, dependiendo de su tonalidad, los adipocitos, las células que absorben la grasa, funcionan de una manera u otra.
"El tejido adiposo se clasifica, según la apariencia y actividad de sus células, en blanco y marrón. Este último es muy común en los recién nacidos, pero se pierde con el crecimiento. El tejido marrón es el más eficaz en quemar grasa y liberar la energía almacenada en forma de calor. Para ello utiliza mitocondrias y se rodea de muchos vasos sanguíneos capaces de regular la temperatura en todo el cuerpo", explica la científica.
Ahora bien, añade, existe un tercer color que puede resultar interesante a la hora de entender cómo combatir enfermedades como la obesidad.
"La comunidad científica ha demostrado la existencia en adultos de un tipo intermedio de adipocitos entre estas dos subdivisiones: los adipocitos beige, parientes muy cercanos del tejido adiposo marrón. Lo interesante es que pueden cambiar de un tipo a otro según el estímulo que reciban, un proceso que ha sido denominado browning o pardeamiento. El gran interés entre investigadores por esta transformación reside en que los adipocitos beige poseen mayor capacidad para quemar las grasas almacenadas y liberar energía en forma de calor que los blancos".
"La grasa se autocontrola", afirma. "Uno de los estímulos que reciben los adipocitos es el de la señal de leptina que ellos mismos producen para alertar a nuestro cerebro de que paremos de comer. La hormona activa conexiones nerviosas que regresan a la grasa para indicarle que ahora le toca almacenar y quemar lo ingerido. Si este feedback se recibe correctamente, como un bumerán, la leptina pone en marcha el proceso de pardeamiento en los adipocitos, que cambian de blanco a beige [...]. Cuando esta proteína se activa, se une al ADN y dirige la información para que los procesos de oxidación, almacenaje de lípidos o los procesos inflamatorios en el interior de las células estén controlados. Entonces comienzan a aparecer los adipocitos beige".
Por ello, señala la experta, siguiendo una serie de consejos de vida saludable se puede fomentar que los adipocitos se conviertan en beige. "Potenciar el proceso está en nuestras manos: una buena alimentación o el ejercicio físico ayudan a que la sensibilidad de estas conexiones sea mayor y que nuestro tejido adiposo mantenga esa capacidad de transformación", señala.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.