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¿Quién mejor que un grupo de mayores para vender viagra? Eso mismo debieron pensar la red de jubilados septuagenarios de origen birtánico y americano que han sido detenidos este fin de semana por la Policía Nacional (@policia) por traficar presuntamente con imitaciones de la 'pastilla azul'. Los agentes han desmantelado en dos operaciones paralelas a las principales web dedicadas a la venta y distribución ilegal de medicamentos en España, entre la que se encontraba la dedicada a hacer negocio en la Costa del Sol con la disfunción eréctil.
Los delincuentes compraban las imitaciones de viagra en la India y las comercializaban en España haciéndolas pasar por la pastilla auténtica. Según informa la Policía, los detenidos eran reincidentes, ya que protagonizaron otra operación similar en 2012, cuando hacían las ventas en persona en lugar de online. En los registros, los agentes han intervenido más de 70.000 comprimidos/geles de medicamentos contra la disfunción eréctil y un total de 33 detenidos. Se cree que obtuvieron tres millones de euros de beneficio.
Así desmantelamos la infraestructura de las principales web dedicadas a la venta y distribución ilegal de #medicamentos en España.
— Policía Nacional (@policia) June 28, 2020
Hay 33 detenidos y se han realizado 17 registros en distintas provincias.https://t.co/xWCtDdtyWt pic.twitter.com/i8DLzaDb6f
El líder de la banda
El líder de la banda era un jubilado británico de 72 años afincado en Marbella, junto a su mujer de 65 años. Su nombre es Bernard, según publica el diario El Mundo. Los miembros del entramado disponían de páginas web que funcionaban a modo de farmacias virtuales y se encontraban alojadas en servidores offshore ajenos a la jurisdicción europea y estadounidense. Asimismo, cambiaban recurrentemente de página web como medida adicional de seguridad, informando a sus clientes a través de correos electrónicos comerciales.
La investigación de la Policía ha evidenciado que esta organización efectuaba envíos de medicamentos desde 2012, habiendo incrementado paulatinamente el volumen de los mismos con el paso de los años. La distribución comenzó mediante el uso de datos de una empresa ficticia, si bien en los últimos meses se realizaba desde el domicilio de uno de los miembros de la organización, ubicado en una finca aislada en la provincia de Málaga.
Distribución por paquetería
Los pedidos los distribuían a través de empresas de paquetería y los clientes efectuaban el pago contra reembolso, por distintas pasarelas de pago, o incluso mediante transferencia bancaria indicando, en este caso, conceptos que nada tenían que ver con el contenido de los paquetes, según informa la Policía. Posteriormente, los millonarios beneficios obtenidos se transferían a cuentas extranjeras, lo cual dificultaba su trazabilidad y localización.
Finalmente, los agentes identificaron a sus miembros gracias al rastreo tecnológico. Asimismo, constataron que esta organización funcionaba a modo de “proveedor de distribuidores”, puesto que tenían clientes por todo el territorio nacional cuyo volumen de compras y circunstancias evidenciaban que no se trataba de compradores finales. Es el caso de algunos establecimientos tipo sexshop, donde se efectuaron diferentes registros policiales, dedicados a revender estos medicamentos.

Elevados beneficios y escaso riesgo
Por otra parte, la investigación ha acreditado los grandes beneficios que obtenían con escaso riesgo. Las ganancias adquiridas por la venta de medicamentos ilegales superan los tres millones de euros –entre las dos operaciones–, ya que su compra supone apenas unos céntimos por comprimido en países del sudeste asiático (principalmente la India) y su venta unitaria es de alrededor 4,5 euros, pudiendo ser incluso superior dependiendo del producto, la cantidad o el lugar de venta. Además, se trata de una actividad castigada con penas muy inferiores al tráfico de estupefacientes, por lo que constituye una actividad muy atractiva para las organizaciones criminales.
Por último, blanqueaban los beneficios obtenidos de diferentes formas, entre ellas, comprando moneda virtual a través de empresas de cambio o trasladando dinero en efectivo fuera de nuestras fronteras. También disponían de cuentas bancarias en paraísos fiscales, y operaban mediante transferencias bancarias con conceptos que trataban de enmascarar los beneficios ilícitos. Otro método que utilizaban para blanquear el dinero consistía en comprar vehículos de alta gama en Alemania o reservar objetos de lujo que finalmente no adquirían, solicitando la devolución mediante transferencia con el pretexto de no residir en el país.