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La gripalización del Covid no es para las residencias: "Si hay que abrir, que sea para todos"

Pablo Recio

Jueves 24 de marzo de 2022

10 minutos

Familiares, trabajadores y expertos opinan sobre la nueva estrategia de Sanidad y las CCAA

La gripalización del Covid no es para las residencias: "Si hay que abrir, que sea para todos"
Pablo Recio

Jueves 24 de marzo de 2022

10 minutos

Fin al aislamiento para los casos leves y asintomáticos de Covid desde el lunes

 

El nuevo modelo de control estatal de la Covid que entra en vigor el lunes y que se aplicará, en principio, siempre y cuando la situación epidemiológica esté 'bajo control', supone un antes y un después en la gestión de la pandemia. 

Por una parte, libera a las personas asintomáticas y con cuadros leves de la obligación de hacerse una prueba y de aislarse en caso de ser positivos y, por otra, mantiene ciertas restricciones para determinados colectivos, como los mayores, enfermos vulnerables y los trabajadores sanitarios y sociosanitarios. 

En concreto, siempre y cuando Gobierno y comunidades autónomas no den marcha atrás, los test se reservarán principalmente de ahora en adelante para los mayores de 60 años y se harán, o no, según prescriba la autoridad médica competente, todo ello, con el objetivo de anticiparse a posibles cuadros graves y de reducir al máximo la mortalidad de la enfermedad.

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Fuente: Imserso. Pincha en la imagen para más información. 

Medidas especiales en residencias

Eso sí, como ya ha ido ocurriendo durante toda la pandemia, las reglas no serán iguales para todos los mayores: determinados colectivos deberán respetar normas más estrictas por su especial vulnerabilidad.

Es lo que sucederá, a partir del lunes, con los mayores que viven en residencias –muchos de los cuales son grandes dependientes–. Concretamente, el Gobierno y las CCAA pretenden que ellos sí sigan guardando una cuarentena de cinco días si son positivos –asintomáticos, leves o graves– y que sólo puedan salir de sus habitaciones tras estar 24 horas sin síntomas –el quinto día–, según desvelan fuentes sanitarias a 65YMÁS. Además, en el caso de los empleados, tendrán que seguir el mismo procedimiento –antes eran 7 días para todos– y aportar una prueba negativa para reincorporarse. 

La razón: los centros sociosanitarios son lugares propicios para que se produzcan brotes de cualquier tipo de enfermedad –zonas comunes, convivencia, contacto piel con piel con los auxiliares, etc.– y también son espacios en los que viven personas con un mayor riesgo de desarrollar cuadros graves si se infectan de Covid –la letalidad de ómicron en residentes es aún del 2% (muertes 'con' coronavirus), pese a tener una tercera dosis reciente–.   

¿Una restricción poco ética?

Ahora bien, el que se mantengan las cuarentenas de residentes asintomáticos y leves plantea un dilema ético sobre si es legítimo legislar sólo para determinados colectivos según el lugar en el que viven –ya sean residencias privadas, concertadas o públicas–. Un modus operandi, con el que se ha operado durante toda esta crisis sanitaria y que, al parecer, tendría vigencia también en esta fase de transición pospandémica.

Y en este debate, no todo el mundo comparte que mantener ciertas medidas restrictivas únicamente para residentes –tengan más o menos eficacia– sea la mejor manera de afrontar el futuro próximo. "Hay que tener las mismas restricciones que el resto de la sociedad. Qué sentido tiene que todo el mundo que está contagiado, sea asintomático o leve, pueda salir a la calle, pero que un residente deba estar encerrado. Si él está en las mismas condiciones, no lo entiendo. Y tampoco tiene sentido que se hayan eliminado limitaciones, puedas ir al fútbol, a un restaurante, etc. pero que, por otro lado, en las residencias de Cataluña, por ejemplo, no se pueda entrar más de dos personas en las visitas", critica la presidenta de la plataforma de familias, Coordinadora 5+1, María José Carcelén (@CooResidencias). 

"Es inaceptable desde el punto de vista ético, científico y jurídico. Si hemos de abrir la sociedad, hagámoslo para todos. Ellos también tienen sus derechos. Es mentira que les estemos protegiendo. ¿Qué le aporta a una persona de 90 años que la relación con sus familiares esté completamente limitada? ¿De verdad que a alguien que está al final de su vida esto le viene bien? Creo que estas restricciones, en el fondo, sólo benefician a algunos para que no entremos ni controlemos lo que pasa. Mantengamos quizá medidas como las mascarillas, pero, desde luego, hay que tener también una vida normal. Insisto, que haya 100.000 en un campo de fútbol sin nada, pero que sólo podamos entrar dos familiares en una visita, no tiene ni pies ni cabeza", denuncia. 

Por su parte, los representantes de los trabajadores se muestran más partidarios de estas medidas que los familiares, pero piden más protección y reclaman al mismo tiempo velar por la salud psicológica y física de los usuarios.

"Lo importante es conseguir centros seguros para las personas usuarias y trabajadoras, por ello, hay que apostar por más medidas colectivas, como purificadores de aire con filtro Hepa y mantener los EPI. Pero debemos garantizar la salud psicofísica de las personas que residen aquí: son dos años de aislamiento y tenemos que adaptar el trabajo con la protección real de las personas", concluye la responsable de Salud Laboral de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO (@fssccoo), Irene Álvarez.

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Los expertos opinan

Los científicos también tienen opiniones encontradas respecto a este tema, si bien ninguno de los consultados cree que se deban quitar las cuarentenas de residentes. "Pienso que las residencias son entornos muy particulares en relación a la transmisión y a las consecuencias de ésta y, por eso, sí que puede resultar conveniente mantener algunas medidas, a diferencia de otros lugares", opina el parasitólogo de la Universidad de Valencia, Rafael Toledo (@alfwarrior). 

"En este punto hay que tener en cuenta la vulnerabilidad. Hay que ser cauto. Hasta que no tengamos la posibilidad de evaluar su inmunidad individualmente y de forma personalizada, sería importante mantener la cuarentena. Más adelante, con incidencias por debajo de los 100 puntos podríamos, en mi opinión, relajarlas", señala por su parte el inmunólogo Manuel Muro (@manuelmuro5).

"La verdad, es que sabiendo que las personas mayores de 65 años tienen un problema generando una respuesta inmunitaria duradera, creo que mientras no se ponga una cuarta dosis, es un poco arriesgado quitar las cuarentenas", indica por su lado la inmunóloga del CSIC, Matilde Cañelles (@CanellesMatilde). 

Por otro lado, algunos epidemiólogos entienden que las medidas son demasiado laxas y que podrían incluso no ser útiles. "Las cuarentenas tendrían que ser por lo menos de diez días", propone el investigador de la Universidad de Leicester, Salvador Macip (@DrMacip), puesto que, efectivamente, tras 24 h. sin síntomas después del quinto día el residente infectado aún tiene cierto riesgo de contagiar.

"Son un error, se adoptan prematuramente y, lamentablemente, redundaran en un mayor número de contagios. No era este el momento de adoptar medidas como la supresión del aislamiento de personas positivas asintomáticas y la realización de pruebas diagnósticas sólo a población vulnerable: la incidencia sigue siendo alta y muestra repuntes en más de diez comunidades autónomas, la ocupación de UCIs es todavía importante, la sexta ola dejó más de 11 mil defunciones, hay nuevas variantes altamente contagiosas, hay más de tres millones de personas de más de 12 años que no han recibido la pauta completa, etc. La pandemia no puede gripalizarse ni terminarse por decreto cuando el virus sigue activo, circulando y presenta un patrón de transmisión comunitaria", afirma el exdirectivo de la OMS, Daniel López Acuña (@lopezacunad). 

"Se ha cometido el error de aplicar criterios puramente clínicos a decisiones de salud pública que deben basarse en criterios epidemiológicos. Una persona positiva contagia la enfermedad aunque no tenga síntomas y por eso debe aislarse. Las cuarentenas deberían seguir siendo de siete dias para residentes en centros geristricos y para trabajadores de los mismos. Se trata de un entorno de alto riesgo, con una población más vulnerable, que no debería ser tratada con un enfoque 'gripalizado'. Hacerlo supondrá un numero más elevado de contagios", asegura.

Finalmente, hay expertos que no acaban de ver cómo estas medidas impedirán que el Covid penetre en los centros. "Las medidas, en general, tienen sentido en el contexto actual, con una proporción muy alta de personas con dosis de recuerdo –particularmente elevada, en las personas de más edad, que son las que más casos graves producen– y que han pasado la infección. Este último aspecto tiene relevancia porque los no-vacunados han causado un volumen desproporcionado de cuadros severos y, previsiblemente, en su mayor parte, habrán pasado el Covid ya", contextualiza el epidemiólogo e investigador de la Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (@GVAfisabio), Salvador Peiró, que prosigue: "Aunque son previsibles repuntes de la transmisión –o dientes de sierra–, la población tiene una importante protección contra enfermedad grave que, al menos en teoría, puede permitir manejar la Covid-19 de forma similar a otras infecciones de vías respiratorias altas en las que el diagnóstico etiológico –pruebas– y el aislamiento son inusuales. Eso sí, con respecto a los vulnerables –60 años y más, inmunocomprometidos y embarazadas– y a los entornos vulnerables, es decir, con personas con un mayor riesgo de desarrollar Covid grave –residencias–, tiene sentido mantener los aislamientos y también las medidas de vigilancia con pruebas o cuarentenas sobre los contactos estrechos, para reducir la probabilidad de que una persona contagie o que pase a infectada y tenga una probabilidad reducida de infectar a vulnerables". 

"De todas formas, no sé muy bien cómo se va a operativizar todo esto para que los posibles repuntes afecten lo menos posible a las residencias. Todavía estamos en un momento de alta transmisión, aunque la actual estrategia de pruebas no permita cuantificarlo con exactitud –cada vez tendremos menos información al dejar de hacer test–. Y cuando la transmisión es tan elevada como ahora, es muy difícil evitar el impacto sobre estos centros. Además, si se incrementan los casos en estos grupos, pese a que la proporción de graves sea mucho menor ahora que antes de ómicron y de las terceras dosis, causarán hospitalizaciones y fallecimientos. Quizá es momento de plantear una segunda dosis de refuerzo –la cuarta–, ahora que más o menos hace seis meses que se empezaron a poner las terceras. La verdad es que cuanto más tiempo pase, mejor –se podría estirar más en aquellos que tienen tres dosis y la infección–, pero si empieza un repunte importante, que no será una ola como la sexta, sería bueno que a esos colectivos les cogiera con la cuarta puesta", matiza.   

Sobre el autor:

Pablo Recio

Pablo Recio

Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica. 

En 65Ymás, ha contado el drama vivido en las residencias durante la pandemia y ha sacado diferentes exclusivas de impacto como 81 menús de residencias de mayores, a examen: "Baja calidad nutricional y abuso de procesados"que fue citado en una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid. 

Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial. 

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