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Margarita del Val: "Este coronavirus causará olas todos los inviernos"

Pablo Recio

Jueves 25 de noviembre de 2021

ACTUALIZADO : Jueves 25 de noviembre de 2021 a las 9:50 H

11 minutos

La viróloga pide a los mayores no vacunados que se protejan: "Deben darse cuenta"

Margarita del Val pone fecha al fin de la pandemia en España
Pablo Recio

Jueves 25 de noviembre de 2021

11 minutos

El Covid ha llegado para quedarse y habrá que convivir con él. Así lo entiende la viróloga del CSIC Margarita del Val que anticipa que, gracias a la vacunación y a la inmunidad natural, se podrá lograr un cierto equilibrio con el virus como pasa con la gripe u otras infecciones respiratorias menos letales.

Sin embargo, este invierno aún puede ser duro en España pues todavía el muro de contención contra esta infección está incompleto. Por ello, la científica pide precaución y un último esfuerzo para evitar contagios de personas vulnerables –mayores e inmunodepridos–, un colectivo, que debería estar 100% vacunado, según Del Val. 

Pregunta - Usted ha asegurado que vamos a convivir con este coronavirus, pero, ¿cómo se hace endémico un patógeno así? ¿Cuál es el proceso?

Respuesta - En principio, cualquier infección nueva que aparece para el ser humano se hace endémica, salvo que se pueda erradicar. Y eso es algo que sólo conseguimos hace 40 años con la viruela, y que quizá se logre con la polio, vacunando a todos los bebés del mundo.

Pero con estas dosis contra el Covid no podemos acabar con el virus, porque no evitan que los vacunados se infecten y contagien, aunque reducen la posibilidad.

Además, hay otro factor: es posible inyectar dosis a todos los bebés del mundo, pero a los adultos, con lo cabezotas que somos, parece que no.

P.- ¿Que el virus se haga endémico significa que tendremos olas explosivas cada poco tiempo?

R.- No, que se haga endémico significa que se queda entre nosotros. Pero hay que decir que, aunque este coronavirus parezca el más malo de la historia, no lo es, sólo nos ha pillado sin defensas inmunitarias.

Eso sí, ahora hemos construido murallas en la parte más importante del castillo, es decir, vacunando a los mayores de 60 años, y eso es muy bueno.

Así que actualmente es de esperar que este virus cause olas todos los años en invierno y que en verano baje la transmisión, porque tenemos un comportamiento estacional –socializamos en exteriores–. 

P.- ¿Pero la transmisión en invierno será exponencial?

R.- Nos tenemos que empezar a fijar en las olas de enfermos graves, no de casos. Las infecciones, si son sin síntomas o con cuadros leves y moderados, no importan, sólo son relevantes si pueden contagiar a alguien vulnerable, por lo que tenemos que lograr proteger a esas personas.

Y se dividen en dos grupos. Uno de ellos, son los que no se han vacunado que, con el virus circulando, o se infectan ahora, en dos meses, en dos años, o en 15. Les tocará. Y el riesgo personal es el mismo, incluso pueden estar peor de salud para entonces, sobre todo las personas mayores de 60 años. Los pocos que quedan deberían darse cuenta de esto. A nivel de saturación de hospitales nos va a dar igual pero, para ellos, va a ser grave. 

Y luego, están aquellos en los que no prende bien la vacuna –un 5% pueden enfermar gravemente–. En su caso, es cierto que quizá hubiesen fallecido sin ninguna dosis, así que ya es una ganancia, pero hay que evitar que se infecten. Y por lo que sabemos, no son las personas que eran más vulnerables al Covid, como los que tenían problemas cardiácos o los diabéticos, sino los que tienen un sistema inmunitario más débil, es decir, los muy mayores y las personas con inmunosupresión por un transplante, una quimioterapia potente o una enfermedad congénita. Son vulnerables a cualquier infección y se han protegido. Ahora, tenemos que cuidarles nosotros y ponernos la mascarilla con ellos. 

P.- ¿Con eso basta?

R.- También tenemos que ventilar o comprar un filtro para la casa. Y, finalmente, hacernos un test de antígenos. Por ejemplo, si la cena de Navidad es con abuelos y nietos, podemos realizar una prueba antes de comer. Y el que dé positivo, se queda en casa. Es un esfuerzo que debemos hacer este invierno, luego, el peligro será menor.

P.- ¿Es inevitable que se sature el sistema de salud –con las dimensiones actuales– con este virus?

R.- Este invierno nos va a permitir calibrar cómo serán los siguientes. Puede que sea como una gripe, peor o más suave. Vamos a verlo. Eso sí, tenemos más armas. Antes no había mascarillas y ahora sabemos que funcionan. Tampoco teníamos filtros EPA ni test de antígenos, y encima, ahora llegarán los antivirales para las personas muy vulnerables. Así que vamos a ver estos meses cómo es este agente, en presencia masiva de defensas. 

P.- ¿Cuándo dará por finalizada la pandemia la OMS? ¿De qué va a depender?

R.- La manera de dar por finalizada una pandemia –ahora que lo comentas, nunca he visto una que se dé por acabada– es cuando deja de ser una amenaza para un número elevado de personas. Es intuitivo.

En el mundo, tardaremos años, porque no estamos vacunando. Nos estamos reservando dosis para el invierno de 2022/2023. Así que en el planeta esto va a tardar años con el impacto que eso va a tener sobre los suministros de materias primas y la inestabilidad, etc.

¿Y cuándo se dará por terminada la pandemia en España? Pues, probablemente, después de este invierno nos lo podremos plantear. Quizá decidimos que en primavera se pueden levantar todas las medidas y que, en otoño e invierno, hay que reforzar alguna. 

P.- Parece que los gobiernos europeos siguen una estrategia en la que pretenden inyectar dosis cada poco tiempo a todos los vacunados para minimizar el número de casos y crear un muro de contención contra infecciones. ¿Es correcta la estrategia?

R.- Nunca se ha visto que la primera y segunda dosis, que claramente inmunizan a las personas, hayan conseguido bajar la incidencia. Lo que lo logra son las restricciones y medidas como crear burbujas pequeñas.

Además, la tercera dosis no se ha demostrado en ningún sitio. ¿Qué ocurre? Que los grandes países europeos, que salen en los periódicos, lo están haciendo mal. No son capaces de inyectar más dosis a la población y deciden poner refuerzos a los ya inmunizados. Pero eso es apagar un fuego ya extinto.

Y siguen siendo incapaces de llegar a una parte muy importante de los mayores de 60. Por ejemplo, Alemania, entre que han tenido menos contagios y que no han vacunado bien, tienen entre 10 y 20 veces más personas vulnerables sin proteger que España. Por ello, si el virus corre, pues tienen una situación gravísima, sin armas.

Por eso usan medidas de ciencia ficción, como confinar a los no vacunados, obligar a inyectarse dosis, ponérselas a los niños, etc. España no necesita esto. Debemos concentrarnos en poner la guinda al pastel, es decir, proteger a los vulnerables, porque la vacuna no es infalible. 

P.- ¿Por qué hay tanto rechazo a la vacuna en estos países europeos?

R.- Antes de la pandemia lo sabíamos todos: había un problema muy grande de concienciación respecto a las vacunas y no se ha sabido rebatir. Además, en algunos países como Estados Unidos ha surgido con la polarización política. Ha sido un desastre. Ellos, hace tiempo, vacunando a los bebés, lograron eliminar el sarampión –en Europa, no–. 

margarita del val

 

P.- Muchos españoles han desertado de la lucha contra el virus con la llegada de la vacuna y socializan normalmente. ¿Es realista pedir a toda la población que esté permanentemente movilizada, como en la guerra, contra el Covid?

R.- No. Por eso digo que sólo son dos meses más. Entiendo que estamos hasta las narices, pero es sólo este invierno, en concreto, la comida de Navidad, Nochevieja y Reyes. 

P.- Es decir, fechas en las que se juntan diferentes núcleos de convivencia intergeneracionales. 

R.- Eso es, y separados siete días entre sí, es decir, el tiempo de incubación del virus. 

P.- Sabiendo que la sociedad no tiene por qué seguir estos consejos siempre, ¿qué tipo de ola cree que tendremos este invierno?

R.- Será proporcional a cuánto nos hayamos concienciado. En Semana Santa de 2021 dijimos: vamos a aguantar un poco para que se vacunen los vulnerables. El país lo hizo. Y la ola de primavera fue muy baja. Ahora no es un 'no voy a la comida de Navidad', es un 'no me paso si he dado positivo en un test de antígenos' –hecho el día 25–. 

P.- ¿Deben tener más cuidado este invierno las personas que se han vacunado hace más de 6 meses? Se ha observado que el porcentaje de contagios en personas con la pauta completa aumenta con el tiempo. 

R.- No hay evidencias de eso. Meter más dosis es una medida de precaución que todavía no hay que tener. No hay que agobiarse. Estamos bien protegidos. Nos la ponemos si nos citan, me parece bien, es una medida de prevención, pero que nadie se ponga nervioso si le dan hora una semana más tarde. Al principio, todos esperábamos ansiosos, pero ahora, hay que estar tranquilos. 

P.- ¿Y los mayores? ¿Cómo deberían afrontar estas navidades?

R.- Deben mantener la mascarilla, una buena, una FPP2. Y salvo el rato que estén comiendo, que se la pongan, que no hagan caso al nieto que les diga '¡Abuelo! ¡Cómo eres!', que aguanten. 

P.- Y fuera de estas situaciones de peligro, ¿cree que se seguirán usando las mascarillas en unos meses? ¿Las recomienda? ¿Podría pasar que se aísle al paciente del medio que le rodea? ¿Hay riesgo de que se pierda la inmunidad contra otros patógenos?

R.- No. Con la mascarilla, bajas la probabilidad, pero no te aíslas. Además, no se lleva todo el día. No estamos en una situación de burbuja estéril en la que nos quedamos vulnerables, porque no es tan potente. Sólo cuando la llevamos todos baja la transmisión, por si sola, no. Al igual que la pandemia de SIDA nos trajo el preservativo para situaciones de riesgo, con el Covid ha venido la mascarilla, para esos momentos. Es una herramienta más. 

P.- ¿Cree que se utilizará más en unos países que en otros? 

R.- Se quedará más en Europa, porque tenemos una población mayor. En los estados con menos recursos y menor esperanza de vida, no. Además, los mayores allí también mueren enfermos, pero no con un sistema inmunitario debilitado, mientras que nosotros, sí. Además, las personas que tienen asma, epoc o alergia han visto que la mascarilla es un chollo para ellos. 

P.- ¿Y cuarentenas? ¿Se seguirán haciendo?

R.- En algún momento dejará de haber cuarentenas.

Hay grados. Una enfermedad puede no ser grave, y en ese caso, ni se analiza ni se detecta. Es como cuando tenemos hijos, vamos al pediatra y nos dice: 'Esto es un virus', y te manda a casa.

Luego, otros agentes infecciosos, por su potencial de epidemia, son de declaración obligatoria, como el coronavirus y muchos más.

Y por último, el tercer nivel de virus implica aislamiento y cuarentena, y eso depende de su potencial y de la situación epidémica. Lo que está claro es que de esta pandemia se debe quedar que, cuando tengamos un trancazo, nos tenemos que quedar en casa y nuestro jefe nos lo debe respetar. Eso tiene que cambiar.

Margarita del Val recomienda usar mascarillas en exteriores hasta enero

 

P.- ¿Llegará una variante inquietante? 

R.- Es difícil. Con el virus circulando, cuando infecte, reforzará la memoria inmunitaria en cantidad, solidez, y se la ampliará. El sistema, en lugar de responder sólo a una proteína, lo hace a las 25. Es complicado escaparse a ese reconocimiento.

Por poner un ejemplo, sería como si queremos saber quién es alguien en una foto desenfocada donde sólo se ven los ojos: puede que sepas quién es –de hecho, así funciona la vacuna, que se fija en una sola proteína–, pero si le ves el resto del cuerpo y oyes su voz –la infección–, le indentificarás mejor. Y si esa persona se pone gafas –una variante–, vas a saber quién es también.

Además, el virus varía 10 veces menos que el de la gripe. Es improbable que haya mutaciones que echen por tierra el trabajo de las vacunas. Sería otra pandemia. Aunque no es imposible, por lo que los científicos debemos estar pendientes, pero no nos debe asustar como ciudadanos.  

P.- En el caso de que pase, ¿sería como cuando muta el virus de la gripe y causa una epidemia, una vez, cada 'x' años?

R.- Sería otra pandemia. Pero lo que de verdad es probable es que haya variantes que se contagien más, en base a lo que sabemos de otros virus. Entonces, cada vez será más difícil controlarlo. ¿Qué pasa con delta?, que se propaga más. ¿Cómo la contenemos?, con las mismas medidas. Y además, con esa mutación los vacunados somos un escudo menor, nos contagiamos más.

Así que aunque estemos todos vacunados, hagámonos test de antígenos en Navidad cuando haya vulnerables. Debemos hilar fino, porque en España estamos muy avanzados. Pero tenemos que hacerlo porque, si no, podemos tener una oleada como la primera ola. Todavía podemos afectar a personas mayores de 60 años. Hay que controlarlo, pero cada uno, a lo suyo. Estamos todos cansados: vamos a concentrarnos en las medidas más eficaces, durante los meses en las que son más útiles. Si ahora nos piden que cerremos todos los bares, las tiendas... la gente pensará, ¿para qué nos hemos vacunado?

A pesar de todo esto, está claro que hay que evitar que suban los casos. Ahora llega el Black Friday y hace falta que se haga con sensatez, con mascarilla en exterior, en zonas de aglomeraciones. Hay que bajar las infecciones –cuantas menos haya, menor el número de graves–, pero con medidas asequibles. Cuánto cuesta llevar la mascarilla fuera, nada. O poner filtros en sitios de riesgo. Pero no se está apoyando. En las discotecas, por ejemplo, si se instalase un buen sistema de renovación del aire y filtros, serían seguras y bailaríamos todos como locos y hasta cantaríamos. 

Sobre el autor:

Pablo Recio

Pablo Recio

Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica. 

En 65Ymás, ha contado el drama vivido en las residencias durante la pandemia y ha sacado diferentes exclusivas de impacto como 81 menús de residencias de mayores, a examen: "Baja calidad nutricional y abuso de procesados"que fue citado en una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid. 

Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial. 

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