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¿Qué piensan los gatos de los humanos?

Marta Vicente

Sábado 22 de mayo de 2021

6 minutos

Un experto en la conducta de los felinos analizó al animal y sacó varias conclusiones interesantes

¿Qué piensan los gatos de los humanos?
Marta Vicente

Sábado 22 de mayo de 2021

6 minutos

Los gatos son uno de los animales más misteriosos que siempre han suscitado un interés especial en los humanos. Desde tiempos inmemorables, la humanidad ha estado enamorada de los fascinantes felinos, pero cuesta entenderlos. Su carácter reflexivo e independiente es muy distinto a otros animales domésticos como los perros. Por ello, numerosos estudios han estudiado el comportamiento de los gatos para averiguar cómo debemos actuar con ellos.

John Bradshaw, un experto en conducta gatuna de la Universidad de Bristol y autor del libro Cat Sense (En la mente de un gato), analizó a los gatos domésticos durante varios años y compartió sus conclusiones con 'National Geographic'.

Los gatos no nos entienden igual que los perros

Muchos que deciden tener un gato como mascota, tratan a estos felinos como si fueran un perro. Pero, ambos animales domésticos son muy diferentes entre ellos. No podemos esperar que reaccionen igual ante nosotros. 

John Bradshaw explicó esta diferencia con una conclusión que sacó muy interesante. Para empezar, los perros nos perciben como una especie distinta a ellos y esto se nota cuando ven a un humano, porque el animal cambia su comportamiento: por ejemplo, los perros no juegan con los humanos igual que lo hacen con otro perro.

En cambio, los gatos no parece que nos consideren una especia distinta. Su conducta hacia nosotros no presenta diferencias con la que emplean con otro gato. La forma en que levantan la cola, de frotarse con nuestras piernas, cómo juguetean, que se sienten al lado... Son idénticas a cómo lo hacen con otros felinos.

Los perros y gatos son muy diferentes (bigstock)

No nos consideran tontos

A veces, nos puede dar la sensación de que el animal nos mira con desdén, como si pensara que somos tontos, pero no es así. El autor señaló que, para los gatos, no somos estúpidos, pero sí torpes. Afirma que, como el animal se comporta con nosotros como si fuéramos uno de ellos, les parece extraño algunas cosas propias de los humanos, como el hecho de tropezarnos con ellos, ya que es algo que los felinos nunca lo harían. 

Los gatos no consideran a los humanos tontos, pero sí torpes

Lo que más le sorprendió: el estrés del animal

Bradshaw destacó que lo que más le sorprendió es el enorme estrés que pueden sufrir los gatos sin que su dueño se dé cuenta. Por ejemplo, se cree que los felinos se llevan mal con los perros, pero no con otro gato, y eso no es del todo cierto. Muchos gatos, entre ellos, no se llevan bien y no están cómodos, a pesar de ser de la misma especie, y eso les crea estrés. 

Por eso mismo, el autor defiendió que la mayoría de las visitas al veterinario extraordinarias se deben a que el animal sufre heridas tras una pelea con otro gato y que, casualmente, los felinos cada vez padecen más dermatitis y cistitis: problemas relacionados con el estrés psicológico.

¿Cuál es la solución? Bradshaw propuso analizar el estilo de vida social del gato y evitar "atiborrarlo de fármacos". Igualmente, dijo que algo que suele funcionar es separar a dos gatos que viven juntos en zonas opuestas de la casa.

Los gatos pueden sufrir mucho estrés si tiene mala relación con otro gato conviviendo

Los gatos son más listos de lo que creemos

Podríamos pensar que los gatos no se dan cuenta de muchas cosas, pero no es así. El autor garantizó que son mucho más listos de lo que creemos y que se fijan en nuestro comportamiento. De manera que, es habitual que algunos traten de manera especial a uno de sus dueños si este suele reaccionar ante sus maullidos y darle lo que quiere.

Algunos gatos tratan de manera especial a uno de sus dueños

¿Se puede adiestrar a un gato?

John Bradshaw aseguró que sí y que se puede corregir una costumbre que los felinos hayan adoptado. Para ello, mencionó dos estrategias que, por supuesto, no sean dañinas para él y eviten que los gatos se suban a sitios que no deben, poniendo el ejemplo de la mesa de la cocina:

  • Colocamos un juguete con un muelle encima de la mesa y, cuando el gato se suba, este sale por los aires. El felino se asustará y no querrá repetir la experiencia.
  • Disparamos con una pistola de agua cuando lo haga. Eso sí, teniendo mucho cuidado de que el gato no sepa que la tienes porque, como te pille: los gatos no perdonan y podría ser el fin de tu buena relación con tu mascota.

Sobre el autor:

Marta Vicente

Marta Vicente Carmona es Graduada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Máster de Marketing Digital y en Edición y Postproducción Digital. Es redactora especializada en temas de sociedad y salud y tiene experiencia como Community Manager.

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