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Un chip en la retina restaura la visión en personas con degeneración macular

Patricia Matey

Foto: bigstock

Martes 21 de octubre de 2025

7 minutos

El sistema restauró parcialmente la visión en más del 80% de los participantes con la patología

Un chip en la retina restaura la visión en personas con degeneración macular (Bigstock)
Patricia Matey

Foto: bigstock

Martes 21 de octubre de 2025

7 minutos

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La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) causa pérdida progresiva de la visión en muchas personas mayores, y no existe tratamiento para la denominada forma atrófica de la enfermedad. Sin embargo, un diminuto chip inalámbrico implantado en la parte posterior del ojo -la retina- y unas gafas de alta tecnología han restaurado parcialmente la visión a personas con una forma avanzada de degeneración macular asociada a la edad (DMAE).

Se trata de un sistema de neuroestimulación llamado Prima, que incluye un implante subretinal. Los resultados de un ensayo clínico dirigido conjuntamente por Jose-Alain Sahel, director del Instituto de Visión de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU), Daniel Palanker, profesor de oftalmología en la Universidad Stanford, y Frank Holz, profesor de oftalmología en la Universidad de Bonn (Alemania), muestran que este sistema restauró parcialmente la visión en más del 80% de los participantes con DMAE, quienes recuperaron la capacidad de leer letras, números y palabras. Los resultados se han publicado en The New England Journal of Medicine.

La DMAE es la principal causa de ceguera en el mundo. Generalmente ocurre después de los 60 años. Se caracteriza por la destrucción de la mácula, la parte central de la retina responsable de la visión fina y detallada (la que nos permite leer o reconocer rostros), mientras que la visión periférica se conserva. Existen dos formas de DMAE:

  1. La seca o atrófica se caracteriza por la desaparición progresiva de las células fotorreceptoras que captan la luz y transmiten imágenes al cerebro, lo que provoca la pérdida irreversible de la visión central. Es la forma más frecuente y se da en un 90% de los diagnosticados
  2. La húmeda, que solo afecta al 10% de los pacientes. 

El dispositivo ya se ha probado en animales, y un estudio clínico inicial en el Hospital de la Fundación Rothschild y el Hospital Nacional Oftalmológico15-20 de París ,con cinco pacientes, validó su idoneidad para el uso humano. En esta ocasión, el equipo ha publicado resultados de eficacia y seguridad para un mayor número de pacientes en varios centros europeos. Otros autores del estudio incluyen el Hospital Oftalmológico Moorfields de Londres y la Universidad Tor Vergata de Roma, entre otros.

El Sistema Prima: ¿cómo funciona?

Diseñado por Daniel Palanker en la Universidad de Stanford, evita la muerte de las células fotorreceptoras transformando la luz de la retina residual en señales eléctricas que se transmiten al cerebro. Consiste en un implante subretinal y unas gafas de realidad aumentada. En concreto, las gafas están equipadas con una cámara en miniatura que captura imágenes del entorno y transmite la señal de vídeo a un ordenador portátil.

implante

Dr. Daniel Palanker

Un algoritmo mejora las imágenes, amplificándolas hasta doce veces, incrementando el contraste y el brillo, y luego convierte la señal de vídeo en rayos infrarrojos, proyectados en tiempo real sobre un implante previamente injertado bajo la retina. El implante está diseñado para reemplazar las células fotorreceptoras muertas; capta la señal infrarroja y excita las neuronas cercanas para enviar un mensaje al cerebro. El implante consiste en un microchip fotovoltaico de 2 mm x 2 mm y 30 micras de grosor, compuesto por 378 electrodos. Funciona de forma inalámbrica: es la energía suministrada por el rayo infrarrojo la que activa cada electrodo.

Con 38 pacientes

Este nuevo estudio clínico incluyó a 38 pacientes con DMAE atrófica, reclutados en 17 centros de cinco países europeos, incluyendo varios centros franceses. La edad promedio de los pacientes fue de 78,9 años, con visión gravemente deteriorada. Su visión se evaluó mediante tablas estandarizadas, es decir, las líneas de letras que se encuentran en cualquier consulta oftalmológica. Para ser incluido en el ensayo clínico, el resultado de esta prueba debía ser una puntuación logMAR ≥ 1,2 en al menos uno de los dos ojos, es decir, la imposibilidad práctica de leer las letras mostradas.

Eficacia y seguridad

Todos los participantes recibieron implantes de retina y se evaluó su visión seis y doce meses después de la cirugía. El criterio principal de valoración de eficacia establecido por los investigadores fue la proporción de participantes con una mejora en la agudeza visual de 0,2 logMAR o más. Un total de 32 personas completaron el estudio. De estos, el 81% alcanzó este umbral de mejora, leyendo al menos 10 letras más en la tabla de visión después de un año al usar Prima que cuando usaba su visión natural, y sin cambios en la visión periférica. Y el 78% tuvo una mejora de 0,3 logMAR y leyó al menos 15 letras más con las gafas. El beneficio máximo fue una ganancia de 1,18 logMAR; el paciente pudo leer 59 letras más. Al año, el 84,4% de los participantes reportaron poder leer letras, números y palabras en casa.

Este ensayo también se diseñó para evaluar los efectos adversos inducidos por este dispositivo y su implantación. Se observaron 26 eventos graves en 19 participantes, todos ellos previstos en el análisis de riesgos. La mayoría fueron hipertensión ocular, pero también se presentaron desprendimientos de retina, perforaciones maculares y hemorragias subretinianas. La gran mayoría de los casos se presentaron en los dos primeros meses, y el 95 % se resolvieron rápidamente, ya sea de forma espontánea o mediante intervención médica. La tolerancia se consideró buena. Se prevé un seguimiento adicional de hasta 36 meses.

Beneficios por encima de los riesgos

"Los beneficios superaron con creces los efectos adversos. Hasta ahora, se habían desarrollado otros tipos de implantes subretinianos, con muchos menos beneficios. Esta es la primera vez que un sistema permite a pacientes que han perdido la visión central volver a leer palabras e incluso frases, conservando su visión periférica”, ha destacado en un comunicado José-Alain Sahel, coautor principal de este artículo.

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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