La falta de sueño puede acelerar el envejecimiento cerebral
El aumento de la inflamación en el cuerpo podría explicar en parte esta asociación
Dormir mal en la mediana edad tiene estas consecuencias a largo plazo
El sueño es un comportamiento fundamental que desempeña un papel esencial en una amplia gama de funciones biológicas, como la regulación del metabolismo, la modulación de la función inmunitaria, la eliminación de desechos cerebrales y la consolidación de la memoria, como recoge un artículo en The Lancet.
Las alteraciones del sueño son comunes en la vejez, y cada vez hay más evidencia que apunta a una compleja relación entre el sueño y la demencia. Por un lado, la neurodegeneración que caracteriza la enfermedad de Alzheimer y otras demencias puede provocar una desregulación del ciclo sueño-vigilia. Por otro lado, y como se refiere en un trabajo de Sleep Medicine Clinics las alteraciones del sueño también pueden contribuir a la patogénesis de la demencia,con varios estudios poblacionales que vinculan características de sueño poco saludables con personas cognitivamente sanas.
La salud del sueño
Para comprender mejor la mala salud del sueño como un posible factor de riesgo para la demencia, es relevante considerar la relación entre la misma y los cambios muy tempranos en la salud cerebral, antes de que aparezcan los síntomas de la demencia.
Un trabajo de Molecular Psychiatry documenta que en los últimos años, se han introducido métodos de modelado para estimar la edad cerebral basándose en características de la resonancia magnética cerebral (RM), como la pérdida de volumen, el adelgazamiento cortical, la degradación de la sustancia blanca, la pérdida de girificación y el agrandamiento ventricular.
La brecha de edad cerebral (BAG) se refiere a la discrepancia entre la edad cerebral de un individuo y su edad cronológica. Tener un cerebro aparentemente mayor en relación con la edad cronológica, es decir, una BAG alta, puede ser un signo de desviación del proceso normal de envejecimiento y se ha asociado con un aumento de la mortalidad y un riesgo significativamente mayor de deterioro cognitivo y demencia, así como otros trastornos neurológicos, se documenta en el mismo trabajo.
Varios estudios han asociado un sueño poco saludable con componentes específicos de la edad cerebral, como atrofia cerebral, adelgazamiento cortical, reducción del volumen hipocampal y una menor integridad microestructural de la sustancia blanca.
Cada vez hay más literatura que vincula la privación prolongada del sueño y trastornos como la apnea del sueño y los trastornos respiratorios del sueño con un envejecimiento cerebral acelerado. Sin embargo, la relación entre la salud general del sueño y la edad cerebral solo se ha abordado hasta la fecha en un pequeño trabajo, recogido en Neurology.
Dada la heterogeneidad de la población que envejece, otra consideración importante es cómo factores clínicamente relevantes, como la edad, el sexo y la predisposición genética a la demencia, podrían modificar la asociación entre la salud del sueño y la edad cerebral. También se necesita más investigación para comprender los mecanismos biológicos que conectan el sueño con la salud cerebral. Un mecanismo candidato de particular interés es la inflamación, dada la creciente evidencia de que las alteraciones del sueño promueven la inflamación sistémica y el papel de ésta como factor desencadenante de diversas neuropatologías, como la enfermedad cerebrovascular, la acumulación de amiloide cerebral y la neurodegeneración.
Nuevas evidencias
Pues bien, ahora una nueva investigación acaba de constatar que las personas que duermen mal tienen más probabilidades que otras de tener cerebros que parecen más viejos de lo que realmente son. Esta conclusión se basa en un estudio exhaustivo de imágenes cerebrales del Instituto Karolinska, publicado en la revista eBioMedicine. El aumento de la inflamación en el cuerpo podría explicar en parte esta asociación.
Dormir mal se ha relacionado con la demencia, pero no está claro si los malos hábitos de sueño contribuyen a su desarrollo o si son síntomas tempranos de la enfermedad. En un nuevo estudio, investigadores del Instituto Karolinska han investigado la relación entre las características del sueño y la aparente edad del cerebro en relación con su edad cronológica.
El estudio incluyó a 27.500 personas de mediana edad y mayores del Biobanco del Reino Unido, quienes se sometieron a una resonancia magnética cerebral. Mediante aprendizaje automático, los investigadores estimaron la edad biológica del cerebro basándose en más de mil fenotipos cerebrales obtenidos mediante resonancia magnética.

La calidad del sueño de los participantes se evaluó en función de cinco factores autodeclarados: cronotipo (ser una persona matutina/vespertina), duración del sueño, insomnio, ronquidos y somnolencia diurna. Se dividieron en tres grupos: sueño saludable (≥4 puntos), intermedio (2-3 puntos) o deficiente (≤1 punto).
Inflamación de bajo grado
"La diferencia entre la edad cerebral y la edad cronológica se amplió en aproximadamente seis meses por cada punto de disminución en la puntuación de sueño saludable. Las personas con mal sueño tenían cerebros que, en promedio, parecían un año mayores que su edad real", ha explicado en un comunicado Abigail Dove, investigadora del Departamento de Neurobiología, Ciencias de la Atención y Sociedad del Instituto Karolinska, quien dirigió el estudio. “
Para comprender cómo la falta de sueño puede afectar al cerebro, los investigadores también examinaron los niveles de inflamación leve en el cuerpo. Descubrieron que la inflamación podría explicar poco más del diez por ciento de la relación entre la falta de sueño y una mayor edad cerebral.
La investigadora ha insistido, además, en que "nuestros hallazgos proporcionan evidencia de que la falta de sueño puede contribuir al envejecimiento cerebral acelerado y señalan la inflamación como uno de los mecanismos subyacentes. Dado que el sueño es modificable, es posible prevenir el envejecimiento cerebral acelerado e incluso el deterioro cognitivo mediante un sueño más saludable”.
Posibles explicaciones
Otros posibles mecanismos que podrían explicar la asociación son los efectos negativos sobre el sistema de eliminación de desechos del cerebro, que está activo principalmente durante el sueño, o que la falta de sueño afecta a la salud cardiovascular, lo que a su vez puede tener un impacto negativo en el cerebro.
Los participantes del Biobanco del Reino Unido presentan un mejor estado de salud que la población general del Reino Unido, lo que podría limitar la generalización de los hallazgos. Otra limitación del estudio es que los resultados se basan en el sueño autodeclarado.



