Consumo

¿Qué es mejor: fregar los platos o poner el lavavajillas?

Paula Buedo

Foto: Big Stock

Sábado 2 de septiembre de 2023

5 minutos

OCU ha comprobado qué método gasta más agua y energía

¿Qué es mejor: fregar los platos o poner el lavavajillas?
Paula Buedo

Foto: Big Stock

Sábado 2 de septiembre de 2023

5 minutos

Ahorrar a final de mes puede ser un reto muy complicado para muchas familias. Por eso, cada vez es más importante analizar nuestras rutinas y ver si se puede optimizar el gasto para que nuestro bolsillo no se resienta tanto.

Uno de esos momentos claves para el ahorro es el fregado de los platos. Terminas de comer o cenar y surge la gran pregunta: ¿qué es mejor, poner el lavavajillas o fregar a mano? Al plantearnos esta cuestión, se nos vienen a la cabeza puntos positivos y negativos de ambas opciones, así que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se ha puesto manos a la obra para aclararlo.

Lo que es evidente es que el lavavajillas nos hace perder menos tiempo y es más cómodo. Además, los resultados son mucho más higiénicos. Sin embargo, ¿merece la pena? ¿Cuál es la diferencia real de gasto entre tomar el estropajo y dejar a la tecnología trabajar?

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Agua, energía, jabón… estas son las diferencias

Agua caliente y jabón son los dos elementos básicos necesarios para limpiar los platos, vasos y cubiertos. En el caso del lavavajillas, habrá que añadir también la electricidad; pero si optamos por lavar a mano, necesitaremos un estropajo o cepillo. Si ponemos todo esto en una balanza, el resultado podría sorprender a algunas personas.

En primer lugar, si comparamos el uso del agua, nos encontramos con que el lavavajillas hace un uso mucho más eficiente que nosotros, lo que puede hacer que ahorre hasta un 85% de agua. No obstante, puede haber diferencias según si se deja el grifo abierto o no. 

En cuanto al coste de agua, OCU ha publicado recientemente que el precio medio de un litro se sitúa en 0,001748 euros. Por tanto, estos son los datos tras las pruebas de la organización:

  • Lavavajillas: de 10 a 15 litros de agua por lavado. Equivale a 0,01749 euros.
  • A mano: alrededor de 60 litros de agua para dos fregaderos llenos. Equivale a 0,10491 euros.

Calentar el agua es lo que más energía consume. Por tanto, si el lavavajillas utiliza menos agua, habrá que calentar menos y el gasto será también menor (del 50% a 70%). Si tenemos en cuenta un precio de la electricidad de 0,15 euros/kWh (PVPC medio de julio 2023), y un precio de gas de 0,06 euros/kWh, este sería el resultado.

  • Lavavajillas: el consumo medio de energía de un lavavajillas está entre 0,7 y 1 kWh, según el programa, lo que supondría un coste de 0,15 euros de electricidad si usamos el ciclo eco. Si no, el precio puede dispararse hasta un 60%.
  • A mano: 60 litros de agua a 40°C consumen entre 2 y 2,5 kWh de electricidad y algo más, unos 2,8 kWh, si se calientan con gas. Por tanto, 0,375 euros de electricidad o 0,168 euros de gas natural.

Si sumamos el jabón y otros productos a la ecuación, nos encontramos con la siguiente situación. El lavavajillas necesita sal, detergente y abrillantador, que normalmente viene en una sola pastilla todo en uno. El precio de cada una de ellas puede rondar los 30 céntimos, aunque depende de la marca y el supermercado.

En el caso del lavado a mano, el producto es más barato. También en este caso hay que utilizar un estropajo o cepillo y sustituirlo periódicamente. En cada lavado, se podrían gastar unos dos céntimos, según los cálculos de OCU.

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Lavavajillas, el ganador de la comparación

Por tanto, después de valorar diferentes aspectos, el lavavajillas se queda como la opción más económica. Cada lavado podría costar unos 0,3975 euros, frente a los 0,5087 euros de lavar a mano con termo eléctrico.

En general, observamos que en el gasto de agua y energía gana por goleada el lavavajillas. A ello se añaden otras ventajas, como que el lavado es mucho más higiénico. Se alcanzan más temperaturas y la presión del chorro contribuye a eliminar todos los restos de suciedad.

Por otra parte, se ahorra mucho más que dinero: no tendrás que trabajar manualmente y ganarás en comodidad. Así, se acabarán las discusiones después de cenar para ver quién lava los platos.

Finalmente, cabe destacar que tanto la vajilla como nuestras manos estarán más protegidas. No habrá resbalones que terminen con platos y vasos rotos ni expondremos nuestra piel a jabones agresivos que puedan irritarla.

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Paula Buedo

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