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Hace unos 50 años, en los 70 del pasado siglo, comenzaron a construirse cerca frente a la playa de la Garrofera de Valencia un grupo de casas individuales, la urbanización la Casbah, diseñabas para soportar mejor los calores veraniegos y el fuerte Levante que azota la zona en invierno. En 1986 la Generalitat acordó declarar Parque Natural el área del lago de la Albufera y todo su entorno de El Saler, lo que en rigor blindó las casas de la Casbah que se encontraron en mitad de un entorno privilegiado frente a unas playas prácticamente vírgenes y a tan solo a diez kilómetros de Valencia.
Sin embargo, nadie entonces contaba con los temporales que los últimos años asolan la costa valenciana con cada cambio de estación. En 2017 el Ayumtamiento de la capiital del Turia activó de hecho un plan de emergencia y protección de las viviendas que consistió en la construcción de una astillera de piedra puesto que de las decenas de metros de arena virgen que existían entre el mar y las casas de la urbanización apenas que nada. Pero en realidad los temporales no son la causa sin o los síntomas de lo que está sucediendo.
El Ministerio para la Transición Ecológica, sometió este verano a concurso el llamado 'Proyecto de regeneración de las playas del Saler y Garrofera', una obra de más de 28 millones de euros para ganar 70 metros de ancho de playas a lo largo de un tramo de costa de siete kilómetros. Para ello se extraerán y transportaran 2,9 millones de metros cúbicos de arena que se repartirán por esos siete kilómetros para que finalmente el oleaje sea quien modele el perfil de playa sumergido hasta alcanzar el perfil de equilibrio de regeneración.
De esta forma el aspecto de la playa recobrará el que tenía en 1965, año en que comenzó la remodelación de la fachada marítima valenciana que ha impedido el tránsito de sedimentos y la regeneración de las playas desde el Puerto de Valencia hasta el cabo de Cullerra.
De hecho así consta en el propio proyecto: "En la actualidad el proceso regresivo amenaza, de forma especial, a los ecosistemas de la Dehesa, por estrechamiento de la restinga que cierra la Albufera, por lo que se hace necesario intervenir para evitar que continúe su desgaste, suponiendo un riesgo inminente para la conservación de los hábitats que constituyen el ecosistema del Parque Natural de la Albufera. Hasta el momento las actuaciones acometidas en el tramo de costa han consistido en sucesivos aportes de material que han tenido carácter puntual y únicamente han supuesto correcciones a corto plazo, sin llegar a abordar globalmente el problema".
La memoria del proyecto que ha validado el Ministerio para la Transición Ecológica señala que han sido tres las intervenciones del hombre las que han variado la dinámica natural del litoral. El Plan Sur para regular el cauce del Turia con el fin de evitar riadas. Los planes urbanísticos entre 1965 y 1981 gracias a los que se levantaron 40 bloque de edificios, además de carreteras y un paseo marítimo. Y sobre todo, la construcción del puerto de Valencia con sus sucesivas ampliaciones. El mayor puerto de carga y descarga de mercantes en toda España ha ido ganando terreno al mar y ha cambiado las corrientes de forma que se ha interrumpido el tránsito natural de sedimentos provocando un 'efecto sombra' que impide la regeneración natural de las playas y las condena a una constante regresión.
El puerto y todo el entorno empresarial que lo envuelve bascula hacia su interior y olvida su relación con la ciudad que lo acoge y su impacto en los vecinos afectados por su voraz expansión. Una expansión siempre justificada por su aportación a la economía de la zona y a la creación de empleo.
El alcalde valenciano, Joan Ribó y su coalición, Compromis, han pedido ya la paralización de una nueva ampliación de las instalaciones portuarias y la importantísima inversión que iba a realizar el gigante naviero Mediterranean Shipping Company (MSC), que presentó la única oferta para la ejecución de las obras. De hecho, Ribó reclama un nueva Declaración de Impacto Ambiental (DIA) y ha recibido el apoyo de la consellera de Medio Ambiente, Mireia Mollà, y el cabeza de lista por Valencia al Congreso, Joan Baldoví, que incluso ha llegado a condicionar a la paralización de las obras su hipotético respaldo al posible gobierno de Pedro Sánchez tras las próximas elecciones.
Por su parte, el ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, ha declarado: "Hay que combinar racional y responsablemente el crecimiento económico con la sostenibilidad. Ambas cosas no son incompatibles y le interesan a la ciudad de Valencia y a la Comunitat Valenciana".