Uno de los momentos que marcan el calendario del campo es la berrea o brama, es decir, cuando el ciervo rojo se encuentra en celo y los machos comienzan a emitir sonidos guturales como parte de su conquista territorial.
Desde siempre la berrea ha supuesto todo un espectáculo que ofrece la naturaleza y quienes lo han observado se han encontrado con espectaculares ciervos demostrando su poderío; ya sea mediante esos berreos o con enfrentamientos en los que emplean su cornamenta para decidir cuál es el macho más poderoso.
La berrea suele tener lugar cuando finaliza el verano y comienza el otoño. Además de las evidentes pruebas sonoras, sabrás que se ha iniciado cuando en los árboles falte parte de su corteza. Y es que los ciervos la utilizan para quitarse toda esa superficie aterciopelada que cubre sus cuernos con el objetivo de prepararlos para la lucha.
Como es evidente, las zonas donde se produce la berrea son aquellas en las que las hembras de los ciervos beben y se alimentan. Hasta allí van los machos para ganarse el territorio y la posibilidad de engendrar a esas hembras. De hecho, un mismo macho puede llegar a tener cuatro o cinco decenas de hembras. Después de fecundarlas, pasarán casi 8 meses hasta que el cervatillo nazca (solo uno), periodo en el que el ciervo perderá su cornamenta para que vuelva a crecer y esté dispuesta cuando comience el siguiente otoño.
Pues bien, este espectáculo natural es todo un reclamo turístico. Hay zonas de la Península donde se ofrecen packs de alojamiento y visita a las zonas de berrea, es decir, un estupendo fin de semana campestre. Los sitios más habituales para ello son los siguientes: