Vuelve el Tren de Arganda, el que pita más que anda

A partir del 6 de octubre los apasionados a los viajes en ferrocarril tienen una nueva oportunidad de disfrutar de un pequeño trayecto en un convoy histórico. Y es que el Tren de Arganda (el que según el dicho popular “pita más que anda”) recorrerá los 4 kilómetros que llevan desde la estación de la Poveda hasta el apeadero de la Laguna del Campillo situado en Rivas Vaciamadrid, cada domingo de los meses de octubre, noviembre y diciembre.

¿Por qué merece la pena esta actividad?

El Tren de Arganda (@CIFVM) tiene como objetivo “rememorar cómo se viajaba en estos trenes y cómo se trabajaba hace más de 100 años en el desempeño de oficios ya desaparecidos, como fogoneros, guardafrenos, etc.”, explica la asociación sin ánimo de lucro que lo gestiona. Su nombre es Centro de Iniciativas Ferroviarias Vapor Madrid (CIFVM) y fue creada en 1987 por un grupo de aficionados al ferrocarril con el fin de “desarrollar actividades prácticas relacionadas con el ferrocarril en general y con modelos tripulados en particular”. 

Una de ellas es este tren formado por coches de madera -algunos de los cuales son centenarios, como es el caso del AC-201 fabricado en 1916-, que comenzó con el recorrido por la antigua línea ferroviaria del Tajuña en el año 2003. Desde entonces hace las delicias de todos los que se embarcan en este paseo por una de las zonas más bellas del Este madrileño.

Además, en su recorrido cruza un par de veces un puente de hierro perfectamente conservado y que fue escenario de algunos combates durante la Guerra Civil Española. Asimismo, los viajeros, que pueden realizar el trayecto por solo 5 euros, tienen la oportunidad de visitar un pequeño museo ferroviario en La Poveda.

Un tren histórico

Tanto el recorrido como el tren de Arganda tienen un pasado que esta actividad nos trae de vuelta. De hecho, hace 125 años el ferrocarril hacía el trayecto para dar servicio a toda la actividad industrial que generaba una gran azucarera que había en La Poveda, a escasos kilómetros de la capital. Cuando esta actividad cesó, el tren comenzó a utilizarse como transporte de cemento desde las fábricas cercanas. Sin embargo, en los años 90 del siglo XX también se dio por finalizada su utilización. Ahora, gracias a esta iniciativa, seguirá “pitando más que andando”.