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Juan Muñoz regresa al Prado para dialogar con los maestros que le inspiraron

Miriam Gómez Sanz

Domingo 23 de noviembre de 2025

13 minutos

La muestra recorre su universo creativo y su vínculo irreverente con el arte clásico

Juan Muñoz regresa al Prado para dialogar con los maestros que le inspiraron. Fuente: Europa Press.
Miriam Gómez Sanz

Domingo 23 de noviembre de 2025

13 minutos

El Museo del Prado abre sus puertas a un viejo conocido: Juan Muñoz, uno de los artistas contemporáneos más singulares, que vuelve a la pinacoteca donde tantas veces buscó inspiración, no como estudiante ni visitante, sino como protagonista. La exposición Juan Muñoz. Historias de Arte, abierta hasta el 8 de marzo en las salas C y D del edificio Jerónimos, reúne 160 piezas que muestran cómo dialogó, reinterpretó y hasta desafió a los grandes maestros que marcaron su carrera.

El director del Museo, Miguel Falomir, recuerda que para Muñoz el Prado era mucho más que un espacio de exhibición: "Desde muy joven hizo del Museo del Prado una prolongación de su taller donde se encontró con algunos de los maestros que conformarían su universo creativo, siendo dos de ellos Velázquez y Goya". 

La pinacoteca lo define como un creador capaz de renovar la escultura desde una libertad absoluta. Y es en esa libertad donde aparece el Muñoz más personal, un artista que absorbía referencias del Barroco y el Renacimiento, que admiraba a Bernini, Borromini, Velázquez o Goya, pero que nunca se limitó a imitarlos. En su obra "existen referencias a algunas fuentes pero siempre mezcladas con otras, no hay citas como tal que puedan identificarse", explica el comisario, Vicente Todolí.

Para él, Muñoz era un artista "fundamentalmente libre", capaz de crear escenarios donde el espectador se convierte en parte activa de la escena, casi un actor dentro de un relato cargado de misterio.

Un "juego de espejos" ante Las meninas

La exposición propone encuentros inesperados entre las obras de Muñoz y los cuadros que lo marcaron. Uno de los más llamativos sucede frente a Las meninas de Velázquez. Allí, una escultura muestra a una niña asomada a una mesa, mirando atentamente el famoso lienzo. Todolí lo describe como un "juego de espejos". Mientras Margarita observa su retrato, la niña creada por Muñoz parece observarse a sí misma en el acto de mirar.

Esta pieza es solo un ejemplo del enfoque de la exposición, que también incluye obras situadas en otras zonas del museo para reforzar esta conversación entre épocas. El "reto principal" —señala el comisario— era el espacio, recordando que muchas esculturas fueron concebidas para exteriores y exigían repensar cómo integrarlas en las salas históricas.

La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, ha definido la muestra comos "un regalo para todos. Es un regalo para los amantes del arte en general y para los turistas que visiten Madrid, pero sobre todo es un regalo a los madrileños".

Escenas detenidas y silencios que hablan

"De los renacentistas adoptó una de sus principales preocupaciones: cómo situar al espectador en relación con la totalidad de la obra", ha añadido Todolí. Según el Prado, Muñoz crea escenarios donde "el espectador se convierte en actor, testigo y protagonista de escenas cargadas de tensión psicológica y misterio".

El Museo destaca que muchas figuras del artista aparecen con la boca entreabierta, como si hubieran quedado suspendidas a mitad de una frase, o inmersas en actos misteriosos. Sus personajes evocan la escultura clásica, pero también las atmósferas literarias absurdistas y existencialistas de Borges y Beckett.

Muñoz trabajó en múltiples lenguajes —escultura, instalaciones, dibujos, escritos, obras sonoras— y siempre se consideró un narrador. Desde el museo subrayan que sus obras nos invitan a "suspender nuestra incredulidad y adentrarnos en su ilusionismo barroco".

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Miriam Gómez Sanz

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