Cada 23 de abril todas las miradas se centran en los libros y las grandes figuras de la Literatura Universal en la conmemoración de la muerte de Cervantes y Shakespeare. Pero hasta hace no tanto tiempo, sus páginas estaban restringidas a unos pocos, la mayoría hombres. Escasas eran las mujeres pioneras que soñaban con escribir su propia obra o se atrevían a pasear solas con la única compañía de un libro antes del siglo XIX.
Ese acto fuera del hogar, considerado como un primer primer paso hacia la libertad de la mujer por autoras como Virginia Woolf, es el foco central del último libro ilustrado de la historiadora del arte y filóloga alemana, Karin Sagner. Mujeres que pisan fuerte (Maeva, 2019) es un homenaje a aquellas mujeres centroeuropeas que avanzaron con determinación para conquistar sus derechos desde el siglo XVIII al XX.
Recorrido entre literatura y arte
"Un paseo en solitario se consideraba indecoroso, era imposible pensar que una mujer recorriera sola los bulevares de la ciudad. No obstante, las cosas cambiaron hacia el año 1900, una época en que cada vez eran más las mujeres que querían pasear por la ciudad o la orilla del mar", describe Sagner. “El libro describe los espacios por donde caminaron y tomaron conciencia de su cuerpo a través de un acto de transgresión", añade la escritora Marta Sanz, autora del prólogo.
Un recorrido en el tiempo por el camino hacia la emancipación de la mujer a través de episodios históricos, fragmentos de obras rompedoras como Madame Bovary o citas de las hermanas Brontë. El elemento diferenciador en este caso es que esta antología ilustrada va acompañada de obras pictóricas de Joaquín Sorolla, John Singer Sergent o Gustave Courbet, en las que mujeres independientes se abren paso dentro de su época y del mundo del arte.
Pensamientos escandalosos
Un manual de urbanidad de 1867 advierte a las mujeres de los riesgos de la lectura. "¡No leas mucho, hija mía! Los alimentos del espíritu, tomados en exceso pueden ser pocos saludables, ten cuidado con la adicción a la lectura, que urge a ir de libro en libro, de periódico en periódico…" destaca uno de los capítulos, que también recuerda la necesidad de pasear acompañada siempre de un hombre.
Advertencias desoídas por mujeres adelantadas a su tiempo como las pintoras Anna Ancher (1859 – 1935) y Marie Krøyer (1867 – 1940) que pasearon solas y descalzas por la playa de Skagen en Dinamarca. Así se puede ver en el cuadro de su marido, Peder Severin Krøyery que escenifica cómo Marie rompió las convenciones de su época, allanó el camino a la siguiente generación de pintoras y formó un triángulo amoroso.
Escritoras con espacio propio
“Leer muchas novelas ha convertido a muchas mujeres en inútiles”, insistían los manuales de principio del siglo XX. Pero autoras como Virginia Woolf (1882- 1942) no solo se hicieron un hueco dentro del hogar con obras como Una habitación propia desde donde poder leer y crear, sino que que disfrutaban de sus paseos a diario. Las largas caminatas de la autora británica por las colinas de Sussex y a lo largo de la costa de Cornualles para visitar a su hermana fueron determinantes en su obra creando una nueva mirada hacia la libertad.
También para las hermanas Brontë, que caminaron hacia Cumbre Borrascosas defendían ese espacio de reconciliación con la naturaleza para hacer fluir sus pensamientos. “Las caminatas son la mejor forma de moverse cuando se quiere descubrir la verdadera vida”, escribía Elizabeth von Arnim (1866-1941) escritora nacida en Sidney, muy admirada en su tiempo y autora de Un abril encantado.
Con faldas en la montaña
La ascensión al Montblanc se convirtió en un gran desafío desde su primera coronación a finales del siglo XVIII. Henriette D ´Angeville( 1794-1871) fue la primera mujer en coronar la cima más alta de Europa en 1838. Según explica el libro de Sagner, Henriette quería demostrar al mundo que las mujeres son también capaces de dominar estas rutas.
La fotografía de Henri, Louis y Jules Seeberger a principios de los años 20, demostró como esta pionera del alpinismo y sus retos deportivos, era una plataforma de visibilidad hacia la emancipación de la mujer. De hecho, el propio relato de la ascensión de la alpinista marcó un hito y contribuyó a su fama mundial.
Acceda a las primeras páginas del libro, a continuación:
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