David Vargas
Ocio
El Museo del Prado recupera a Antonio Raphael Mengs, el pintor de mal carácter que cayó en el olvido
Pintor de la corte del rey Carlos III, fue uno de los artistas más influyentes del siglo XVIIIl
El Museo del Prado reivindica en la exposición Antonio Raphael Mengs (1728-1779) a un artista "tan influyente como olvidado", que llegó a ser pintor de la corte del rey Carlos III, como han indicado en la presentación a los medios los comisarios de la muestra, Andrés Úbeda y Javier Jordán de Urríes.
En la rueda de prensa, Úbeda –quien también es jefe de Colección de Pintura del siglo XVIII y Goya en el museo– ha señalado que "habitualmente las exposiciones monográficas se hacen de artistas que ya son suficiente conocidos, pero Mengs ha caído, para muchos, en el olvido" a pesar de haber sido una de las figuras más influyentes del siglo XVIII y de los más celebrados cuando estaba vivo.
Mengs fue una figura clave en el nacimiento del Neoclasicismo y uno de los artistas más influyentes del siglo XVIII por lo que la muestra ofrece una revisión profunda de su obra, pensamiento y legado, en diálogo con los grandes maestros del pasado.
En opinión de Úbeda, este olvido podría deberse a que "tenía una personalidad tormentosa, que no permitía una relación fácil", o a que "causó heridas muy profundas entre los críticos" al tildar a artistas que ellos favorecían, como Velasquez, de "ignorantes" de lo que los griegos llamaban el "concepto universal de la belleza".
La exposición, realizada en colaboración con la Fundación BBVA, podrá visitarse hasta el próximo 1 de marzo de 2026, como ha señalado por su parte el director del Museo del Prado, Miguel Falomir. La exposición reúne 159 obras, de las cuales 64 son pinturas, 40 libros, 14 artes decorativas y 81 dibujos, grabados y estudios sobre papel, lo que permite explorar tanto su faceta como pintor de cámara y muralista, como su dimensión intelectual y teórica. Las piezas proceden de 25 instituciones internacionales, 9 españolas y 10 colecciones particulares.

La exposición también ha dado lugar a la publicación de un libro catálogo en donde, junto a Patrimonio Nacional, se ha descifrado la técnica del artista, que logró que el fresco tenga la opacidad de un óleo, una pintura "revoluvionaria" que recuperó un marco pictórico y el paradigma de la belleza clásica que no había sido explorado gracias a sus viajes a Grecia.
Repaso a su trayectoria desde sus inicios
Jordán de Urríes y de la Colina –también conservador de pintura del siglo XVIII de Patrimonio Nacional– ha explicado que el recorrido está subdividido en diez bloques, que comprenden desde los inicios de Mengs bajo la enseñanza de su estricto padre, pintor de las cortes de Dresde, hasta el legado en artistas como Andrés Caloba. En este camino se recuperan obras que, como ha detallado, a pesar de ir juntas, no habían sido emparejadas desde su creación, como los dibujos y los retratos de los infantes de Toscana.
Al mismo tiempo, la exposición pretende reivindicar la habilidad del dibujo de Mengs –ya sean sus bosquejos, ensayos de composición, o sus estudios de luz o de ropaje– como reflejo de su obsesión por la perfección. "Él decía que una obra nunca se termina, por lo que contuaba y repasaba sus obras hasta la desesperación", ha apuntado por su parte Úbeda.
Además, la muestra expone la relación de la pintura de Mends con la escultura greco-romana, por ejemplo, con un retrato de Octavio y Cleopatra, cuyas posiciones corporales hacen referencia a otras esculturas de estos personajes y que también están presentes en la sala.
Entre las secciones se encuentra 'El permanente reto a Rafael', donde se analiza la emulación consciente del maestro de Urbino, visible en obras como 'La Lamentación sobre Cristo muerto', en diálogo con 'El Pasmo de Sicilia de Rafael'. Las secciones dedicadas a Roma ('Roma, caput mundi' y 'Roma, la fascinación del mundo antiguo') muestran el impacto de la ciudad en su obra, tanto como capital espiritual como depósito de la civilización clásica, con retratos de figuras como el papa Clemente XIII y el cardenal Zelada, y copias de esculturas antiguas que inspiraron su ideal de belleza.
La exposición también aborda su relación con el arqueólogo Johann Joachim Winckelmann, en la sección 'El final de su relación con Winckelmann', donde se narra la historia de una amistad traicionada a raíz de la falsificación del fresco Júpiter y Ganimedes. En 'Mengs, pintor filósofo' se explora su faceta teórica y se analiza la recepción crítica de su obra tras su muerte.
El mecenazgo de Carlos III ocupa un lugar central en la muestra, con secciones como 'Pintor de Su Majestad Católica y de la corte de Madrid', que reúne retratos de la familia real y figuras de la España ilustrada, y 'Las grandes obras: la pintura mural', donde se destaca su maestría en la decoración de grandes superficies, como los frescos del Palacio Real de Madrid. La sección 'Mengs, intérprete de la nueva devoción ilustrada' pone de relieve su contribución a la pintura religiosa, influida por Rafael, Correggio, Guido Reni y Velázquez.
Finalmente, 'El legado de Mengs' examina cómo su figura se proyectó en generaciones posteriores, influyendo en artistas como Antonio Canova y Francisco de Goya.



