Jueves 27 de noviembre de 2025
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Muchas son las famosísimas obras de la pintura y escultura que muestran una pareja de hombre y mujer jóvenes en posiciones eróticas. En la obra Psique revivida por el beso del amor, de Antonio Canova, ambos son, además de jóvenes, dioses.

'Psique revivida por el beso del amor,' Antonio Canova, 1793, Museo del Louvre (París), mármol blanco.
Mucho menos frecuentes, o casi nulas, son las expresiones eróticas entre mayores y muy mayores representadas en el arte. Esto ha condicionado por siglos, una manera de entender el amor y el erotismo asociada a la juventud.
Hoy, la vida sexual de los mayores se hace cada vez más explícita, inclusive podemos ver la tercera edad como una época privilegiada para la expresión amorosa. Aunque persisten fuertes resistencias a ello, se busca hoy desarmar la vieja concepción de unir juventud a sexualidad y madurez a abstinencia. Aparecen de forma más recurrente, en cine y teatro especialmente, expresiones que muestran la desnudez y la sensualidad en los mayores.
La tendencia es, a pesar de lo siniestro que aqueja nuestro mundo, desarrollar formas de vida que contribuyen a la alegría, a la libertad y al bienestar general. Con menos temor al castigo y a lo que vendrá en la vida eterna, se busca transitar el curso de la vida como un continuo aprendizaje, en el que los vínculos resultan indispensables para la transmisión, la disposición a los cambios y la fortaleza psíquica.
Se resalta la posibilidad de mantener relaciones sexuales, no ya unidas a la reproducción, sino al placer y a la felicidad, más alejadas de egos y aptitudes defensivas y de poder, inclusivas, abiertas a diversidad de elecciones. En buena medida más conscientes del final de la existencia, cuestión que lleva a muchos a un mayor disfrute de lo vital. En el mejor de los casos, pueden ser expresiones de gratitud por la belleza que la vida encierra, como dice el mexicano Amado Nervo: "Vida, nada me debes, vida, estamos en paz".



