Cartas a la directora

La corrupción, un problema sin solución

Julio Méndez Menéndez de Llano

Miércoles 6 de marzo de 2024

3 minutos

La corrupción, un problema sin solución
Julio Méndez Menéndez de Llano

Miércoles 6 de marzo de 2024

3 minutos

cintillo cartas a la directora

 

¿Tenemos graves problemas con la corrupción? Sin duda ninguna. Desde hace muchos años, muchos. Y sin solución.

Exactamente igual que el tráfico de drogas. Y con dinero para comprar a muchas personas, con uniformes, sin ellos y con cargos de responsabilidad y poder. Y también sin solución.

Y es cierto que los ciudadanos somos bastante paraditos y, en muchas ocasiones, sonreímos a los personajes que nos han robado nuestro dinero, como si fuesen héroes.

Hay que aclarar que las corrupciones las cometen las personas, que pueden estar en colectivos de cualquier tipo; aunque resalta más si son políticos, guardias civiles o policías. Pero, no son los uniformes ni los cargos quienes corrompen (aunque es posible que ayuden). Ni son los únicos que nos roban, ni mucho menos, hay muchos más.

Cuando una persona ostenta cargos de responsabilidad y/o de poder, no es complicado caer en la tentación de “meter la mano en la caja del dinero”. Eso conlleva varios problemas.

1. Casi siempre, el dinero es de todos, es decir, nuestro.

2. Casi nunca se devuelve aunque se destape la corrupción y se juzgue y condene al corrupto. El dinero (el nuestro) siempre se esfuma y al final lo disfruta el corrupto.

3. Los colectivos con algún corrupto dentro, a pesar de lo que digan, son lentos en sus actuaciones, con lo que facilitan la permanencia del personaje amparado con coraza ajena.

4. No es raro que los casos de corrupción sea una cadena de personas unidas por cargos, responsabilidades, poder y facilidad para beneficiarse del dinero ajeno.

5. Ningún corrupto reconoce sus fechorías. Las niegan con más o menos vehemencia, hasta que hay una demostración tal clara que rompe la posible inocencia. Alguno hasta tiene la suerte de salir libre de la justicia (aunque la sombra de la sospecha le va a acompañar toda su vida.  Pero se queda con la “pasta”, claro.

6. A veces siembra pánico alrededor, porque su fechoría era compartida y cuenta con pelos y señales quienes fueron sus compinches. Pero solo a veces…

Y no lo vamos a solucionar. Tristemente.


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