Cartas a la directora

El último dilema de la reforma de las pensiones: ¿cuál será el periodo de cálculo?

Fernando Marín

Domingo 5 de junio de 2022

ACTUALIZADO : Domingo 5 de junio de 2022 a las 10:58 H

7 minutos

Escrivá critica al Banco de España por su informe "poco sofisticado" sobre pensiones
Fernando Marín

Domingo 5 de junio de 2022

7 minutos

Cartas al director (cintillo)

 

El final de la reforma de las pensiones está cada vez más cerca. En el último trimestre de este año se tendrán que decidir asuntos tan importantes como la adecuación del periodo de cómputo para el cálculo de la pensión de jubilación a las nuevas carreras profesionales. Todo parece indicar que la reforma de las pensiones terminará igual que empezó: con la polémica que se generó ante la posibilidad de que esta medida conlleve una posible ampliación del periodo de cálculo de las pensiones.  

Después de dos años de controversia, lo que sí que ha quedado claro es que el sistema de cálculo de las pensiones actual no funciona para todos de la misma manera. O dicho de otra manera: el sistema de cálculo actual beneficia a una mayoría que no se ha visto afectada en sus últimos 25 años de vida laboral por las sucesivas crisis que han golpeado nuestra economía y perjudica a una minoría de trabajadores (un 30 % según el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de España, el Sr. Escrivá) que sí se han visto afectados al perder sus mejores trabajos tempranamente o que pertenecen a un amplio sector de profesionales emprendedores e innovadores que han de moverse en un mundo de competencia globalizada y que están más expuestos a los tropiezos y a tener que empezar de cero de nuevo.

La solución a esta realidad cada vez más presente en las vidas laborales de los españoles parece a primera vista sencilla y ya está recogida en la recomendación Nº 5 aprobada por unanimidad en el Pacto de Toledo hace dos años, la cual establece la posibilidad de que todos podamos elegir el tramo de 25 años necesario para el calculo de la pensión (actualmente se emplean obligatoriamente los últimos 25 años de vida laboral y por lo tanto se puede decir que solo pueden elegir los que mejor les ha ido).

El Sr. Escrivá, que lógicamente está obligado a mirar por la sostenibilidad del sistema, en su momento supuestamente elaboró una primera propuesta a la baja que recogía parte de esta recomendación del Pacto de Toledo y que más tarde salió publicada en diferentes medios porque supuestamente había sido enviada a Bruselas junto con el resto de compromisos a cumplir por el gobierno dentro del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia.

La propuesta, de manera resumida, venía a decir que se abrían las puertas a ampliar el periodo de cómputo para el cálculo de la pensión, pasando de los 25 años de referencia actuales hasta un máximo de 35 años de manera progresiva, contemplando la posibilidad de elección de los años a integrar en la base reguladora cuando se supere este umbral junto con una revisión del procedimiento de integración de lagunas.

Posteriormente este supuesto texto tuvo que ser corregido y finalmente el que aparece en el componente 30.R2-C es el siguiente: “Se plantea adecuar a la realidad actual de las carreras profesionales el periodo de cómputo para el cálculo de la base reguladora de la pensión de jubilación, contemplando la posibilidad de elección de los años a integrar en la base reguladora en las carreras más largas, junto con una revisión del procedimiento de integración de lagunas en la carrera profesional”.

Dentro de lo malo, la primera supuesta propuesta enviada a Bruselas no era una mala opción y seguramente habría sido muy bien recibida por los miles de trabajadores y trabajadoras que constituyen esa minoría del 30% que no presenta sus mejores años al final de su vida laboral y a la que muchos parecen ignorar. Por otro lado, la propuesta que realmente está incluida en el Plan de Recuperación sigue siendo igual de positiva para la minoría del 30% y no incluye expresamente a la mayoría del 70%.

También he llegado a leer en algunos medios que lo que realmente se está barajando en el ministerio del Sr. Escrivá es que el posible aumento en el periodo de calculo de la pensión vaya acompañado de la posibilidad de que se pueda elegir el tramo que incluya los mejores 25 años cotizados, pero no se determina si afectaría a todos los trabajadores o solo al 30% que no puede incluir sus mejores años con el actual periodo de computo. Esta opción sería aun mejor para la minoría perjudicada y, si no me falla la lógica y mis dotes de clarividente, en el caso de que afectara a todos los futuros pensionistas habría un 70% que elegiría sus últimos 25 años de vida laboral para incluir en los 35 necesarios, lo cual nos llevaría a la conclusión de que actualmente el 70% que tiene sus mejores años al final de su vida laboral ya está eligiendo sus mejores años y al 30% restante se le está impidiendo hacerlo.

Pese a ser a primera vista esta opción una posibilidad sin confirmar bastante democrática y factible, recientemente algunos medios especializados en economía han salido al paso elaborando estudios alarmistas que demuestran la inconveniencia de esta medida para la sostenibilidad de las pensiones. Cito textualmente a uno de los diarios más importantes y antiguos en economía: “La factura, sin embargo, se modificaría sustancialmente al alza si la propuesta de Escrivá sale adelante, es decir, si la ampliación del cómputo solo se aplica a aquellas personas a las que pueda beneficiar. En caso de que el cálculo se amplíe a 35 años, por ejemplo, pero se elijan solo los mejores 25 años de cotización, tal y como ha propuesto en alguna ocasión el propio Escrivá, las nuevas pensiones aumentarían de media un 6,5% y el gasto público crecería hasta un 0,67%”.

Parece ser que para estos grandes expertos en economía lo mejor que puede pasar es que no se haga nada y que se siga sacrificando a la minoría perjudicada (a la cual pueden pertenecer ellos algún día porque no son empleados públicos y en esta vida nunca se sabe). Tampoco parece alarmar a estos expertos que el 70% que representa a los que tienen sus mejores años cotizados al final de su vida laboral incluye a todas las profesiones con mejores salarios, y cuando digo mejores no estoy diciendo un poco más que un mileurista.

Ya sé que con mi historial académico no resulto un economista muy creíble (solo tengo la EGB y sé que me la regalaron), pero si a mis números a “la cuenta de la vieja” añado que la mayoría del 70% está bien organizada y mayormente sindicada, y que por lo tanto cuentan con grandes economistas a su favor, mientras que la minoría del 30% parece no existir porque no hace ruido y no está organizada, entonces creo que una vez más algunos se están queriendo aprovechar de la ignorancia y humildad de l@s más desfavorecid@s en beneficio de los de siempre apoyándose en unos números que se los han podido sacar de la manga.

La opción de que la ampliación solo se esté planteando para l@s que no pueden incluir sus mejores años con el actual periodo de cómputo en principio no tendría que molestar a nadie y pese a ello ningún sindicato ni partido político ha salido a defenderla. Por el contrario, supuestos expertos en economía que a la mayoría nos resultan desconocidos no dejan de aparecer en los medios como los curas de antaño pidiéndonos el favor de que no se nos ocurra hacer caso a los agitadores que fomentan ese tipo de ideas. Yo personalmente veo más perjudicial para el sistema una serie de privilegios que se han concedido generosamente durante décadas a quien menos lo necesitaba y que prefiero no enumerar. Privilegios que nuestros expertos e interlocutores han estado siempre de acuerdo en que se concedieran y que “la minoría” silenciosa y nada organizada ha visto siempre con resignación esperando a que algún día les toque su turno.

Algunos expertos todavía van más allá y dicen que nuestro sistema de pensiones no se puede convertir en una anarquía donde cada uno se calcule su pensión “a la carta”, cuando la realidad es todo lo contrario y lo que se esta buscando es cumplir con las recomendaciones del Pacto de Toledo y conseguir un sistema de pensiones un poco más equitativo y sostenible que intente equilibrar las diferencias actuales entre beneficiados y perjudicados sin que esto tenga que suponer la ruptura de las negociaciones o que todo quede en un intento frente a la amenaza de posibles movilizaciones.

El Sr. Escrivá se encuentra en una difícil tesitura, lo reconozco. Lo malo de todo esto es que con tanta presión a derecha y a “izquierda” al final lo que se conseguirá es que una vez más todo siga igual, dejándonos en las manos del destino y a la espera de un final poco esperanzador  con tal de no molestar a los sectores más organizados e influyentes

Como dijo Martin Luther King: I have a dream…

Un saludo a todos los pensionistas actuales y futuros, y gracias a 65YMÁS por ayudar a que todos estemos mejor informados en un asunto tan delicado como es la reforma de las pensiones.


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Fernando Marín