Desde julio vienen sucediéndose noticias sobre casos de gripe aviar en aves silvestres, brotes en granjas avícolas y preguntas sobre el riesgo para personas. Se han tomado medidas para proteger las granjas avícolas y en consecuencia la seguridad de las personas y la producción de huevos y carne de aves de corral. Recuerdos de la Covid-19 y el conocimiento de pandemias históricas causadas por virus de gripe avivan el temor a que la actual situación sea el origen de una nueva pandemia.
De lo que se habla mucho menos es la terrible tragedia que afecta, en dimensiones todavía desconocidas, a la biodiversidad a nivel local y global. Tampoco de las posibles consecuencias que la perdida masiva de individuos de muchas especies (y con esto de sus genes) puede significar.
Un poco de contexto
El virus detrás de estas noticias es un virus de influenza aviar (gripe aviar) llamado H5N1 clado 2.3.4.4.b. Esta forma del virus surgió en el invierno en 2020/21, aunque su origen se puede trazar hasta un ancestro emergido en 1997 en el sureste asiático. Durante 2021, pero especialmente en 2022, este virus rompió todos los esquemas. Afectó a muchas especies en las que antes no teníamos esta enfermedad, causando mortalidades masivas en colonias de aves y mamíferos marinos.
Se expandió a todos los continentes excepto Oceanía y dejó de ser una enfermedad estacional ligada al invierno, causando brotes durante todo el año incluido el verano. Durante esta oleada de gripe en fauna silvestre hubo también brotes en granjas avícolas e incluso en una granja de visones en España y muchos más en países del norte de Europa. Esta oleada cesó en aves domésticas, pudo controlarse. De hecho, España se ha mantenido oficialmente libre de gripe aviar durante dos años y medio, hasta julio de 2025, ya que la aparición de casos en aves silvestres no afecta al estatus oficial del país en relación con la producción y comercialización de productos avícolas.
La situación actual
Como en 2022, la situación actual es más severa en fauna silvestre, con brotes en diferentes especies y localizaciones y mortalidades significativas para algunas, como por ejemplo las grullas. En España, estos brotes han ido acompañados de casos en, hasta la fecha, 14 explotaciones avícolas. Esto ha llevado a la reciente obligación de mantener aves de corral en el interior o protegidas por malla pajarera para evitar el contacto entre aves silvestres y domésticas.
Para evitar la posibilidad de contacto indirecto a través de agua o alimento contaminado se obliga también a mantener comederos y bebederos en el interior y no usar agua de depósitos a los que tienen acceso aves silvestres. Muchas explotaciones avícolas ya estaban aplicando estas medidas de bioseguridad y - en el caso de un brote confirmado, se evita la dispersión mediante el sacrificio de todas las aves de la explotación y el establecimiento de zonas infectadas y de vigilancia. Otras medidas, como la vacunación, se emplean ya en las explotaciones de patos en el suroeste de Francia y se han ensayado en algunos países de forma experimental en granjas específicas como en Alemania y Países Bajos. Se aplican también en otras áreas geográficas como Asia.
Sin embargo, no se aplica de momento a gran escala en Europa ya que tendría un impacto a nivel de comercio internacional. Además, la vacunación implica algún riesgo al incrementar presión selectiva sobre el virus en circulación. Mientras que en Europa no se ha observado hasta ahora transmisión a ganado vacuno cómo en los EE.UU, es relativamente frecuente la transmisión a muchas especies de mamíferos silvestres, principalmente carnívoros y mamíferos marinos que consumen los cadáveres de aves fallecidas o aves enfermas. En este contexto hay que resaltar que también gatos o perros que consuman un ave fallecida por gripe se podrían infectar.
En personas
Si hablamos del riesgo para las personas es importante resaltar que actualmente el riesgo para una persona en general es bajo y que ninguno de los productos de aves de corral que se comercializan supone un riesgo. El riesgo para personal que trabaja en explotaciones avícolas, la retirada de cadáveres etc. es también bajo o moderado ya que actualmente el virus circulante no se transmite fácilmente a las personas y es necesaria una exposición intensa y prolongada a aves infectadas o sus excrementos.
En caso de transmisión la infección suele ser leve, aunque especialmente en países como Camboya también se han reportado esporádicamente casos graves y fallecimientos. Medidas de protección individual como mascarillas, etc. y de higiene como el lavado de manos y evitar tocar animales muertos o enfermos son las más eficientes para evitar adquirir la gripe aviar al igual que otros patógenos que pueden proceder de animales. Una medida actual de interés para el personal que pueda estar mas expuesto a los virus de influenza aviar seria la vacunación frente a la gripe estacional. Esta recomendación va enfocada a evitar que una persona se pueda infectar con dos virus de gripe a la vez y permitir un intercambio de genes entre ellos, lo cual podría implicar el riesgo de la emergencia de un virus recombinante más peligroso.
Aunque el comportamiento de los virus de influenza aviar es difícil de predecir, en los próximos meses es posible que se observe un incremento de los casos. La distribución de los brotes en aves silvestres en las fechas actuales confirma su asociación a las rutas migratorias. Durante gran parte de 2024, los casos de gripe aviar estaban mayormente distribuidos a lo largo de la costa atlántica relacionados con casos en aves marinas. Los brotes más recientes en el sur, centro y norte de España están relacionados con las rutas de migración de especies cómo grullas, anátidas y cigüeñas, unas especies afectadas actualmente con más virulencia. Hablar de esto lleva a volver a la importancia y el grave impacto que tiene esta enfermedad sobre la fauna silvestre.
Un estudio científico reciente constata la reducción de la población de elefantes marinos del sur, mientras que en Grecia se perdió en 2022 el 10% de la población mundial del pelicano ceñudo y en otras regiones han desaparecido o sido decimadas colonias de aves marinas. Estos impactos no solo afectan a la especie en cuestión, sino que también pueden tener efectos en cascada. Por ejemplo, que especies de anátidas amenazadas dejen de reproducirse porque la colonia de gaviotas que les servía de protección frente a depredadores ha desaparecido. Diferentes organizaciones e investigadores de prestigio están alertando sobre este impacto y los riesgos asociados a esta panzootia que afecta a la fauna silvestre desde 2020/2021. Muchos de los efectos son difíciles de prever. El asunto perderá actualidad cuando no ocurran casos en parques, zoológicos, parques nacionales o explotaciones. Pero sigue avanzando, sin tregua, a pesar de las esperanzas de que, como en otras oleadas, termine desapareciendo.