La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha nombrado Década del Envejecimiento Saludable los años 2021-2030 elaborando un Plan de Acción que busca poner a las personas mayores en el centro y concienciar sobre la importancia de mejorar la vida de las personas mayores.
Este es el documento más actual en relación con el Envejecimiento en el ámbito internacional. Su importancia no está solo en su carácter novedoso, sino también en lo que puede suponer el marco en el que tenga lugar la Tercera Asamblea Mundial sobre Envejecimiento. Debido a la transcendencia que este Plan puede tener cabe preguntarnos: ¿se tiene en cuenta a las mujeres mayores en la sociedad internacional? ¿De qué forma?
La importancia de centrar nuestra pregunta en las mujeres mayores reside en comprender la edad como un constructo social que se conforma a lo largo del ciclo vital lo que evidencia cómo mujeres y hombres no sólo tienen un envejecimiento desigual, sino que éste posiciona a las mujeres en una situación de mayor vulnerabilidad e invisibilidad.
Edadismo, ¿es posible dentro de un documento sobre envejecimiento?
Al contrario de lo que se pudiera pensar, el edadismo no solo puede estar en las Asambleas y Planes sobre Envejecimiento, sino que además lo ha estado. Por edadismo entendemos la discriminación, estereotipación y prejuicio sistemático por motivos de edad hacia las personas mayores, que condiciona también la comprensión del propio envejecimiento. Las dos Asambleas Mundiales caen en este edadismo, pudiendo ser ejemplo de ello que hablen de “personas de edad” en vez de personas mayores. Usar este término significa jugar con la otredad en tanto que, igual que ocurre con el género, se concibe que a las únicas personas a las que les atraviesa la edad es a las personas mayores, como se asume que solo a las mujeres les atraviesa el género.
El Plan del Decenio del Envejecimiento Saludable deja de usar el término “personas de edad”, utilizándose en su lugar “personas mayores”. Aunque este concepto es correcto, desde una gerontología critica feminista podemos hablar de viejas y viejos como forma de reapropiarnos del término, de revertir las connotaciones edadistas del mismo, ya que, si estamos hablando de que la vejez es una etapa del curso vital, las personas que la ocupan deberían llamarse viejas, al igual que se hace con el resto de los periodos vitales: niñez, juventud o adultez.
¿Qué aporta este Plan de Acción para las mujeres mayores?
Este Plan hace hincapié en la importancia de adoptar una perspectiva de género de diversas formas. Una de ellas es a través de las menciones específicas en las que se indica que es una perspectiva necesaria para “abordar las relaciones de poder y normas de género”, señalándose que son las mujeres las que “prestan la mayor parte de los cuidados no remunerados”.
Además, se destaca la necesidad de recoger datos desglosados por edad y por sexo, lo que permite romper con la concepción homogénea de las personas mayores. Es especialmente necesario desde una visión de género, ya que la falta de recopilación de datos desglosados
tiene como consecuencia que quede oculta la discriminación estructural subyacente y el efecto de las interseccionalidades.
¿Qué falta?
Aunque nos encontramos ante un Plan que tiene a las mujeres en cuenta, hay una serie de factores no valorados y serían imprescindibles de cara a una Tercera Asamblea Mundial de Envejecimiento. Aquí vamos a destacar dos:
- No hay ninguna referencia a la diversidad sexual de las mujeres mayores, una invisibilización que se asienta sobre el estereotipo de las personas mayores como personas asexuadas. Las personas mayores LGTBIQ+ existen y se deben realizar políticas encaminadas a acabar con la homofobia y generar espacios libre de LGTBIfobia, especialmente en los servicios sociosanitarios, como hospitales o residencias de mayores.
- La mayoría de los análisis sobre pobreza y vejez unen estas dos variables de una forma concreta: la pobreza en la vejez. Sin embargo, una perspectiva de curso vital requiere un enfoque distinto y hablar de la vejez de las personas que son o han sido pobres. Hablar de pobreza es especialmente importante cuando hablamos de mujeres debido a la feminización de la pobreza, que tal como recoge Amnistía Internacional, es un término que sirve para explicar que la pobreza económica afecta más a las mujeres que a los hombres, como queda demostrado por datos de las Naciones Unidas cuando se especifica que el 70% de las personas pobres en el mundo son mujeres.
En conclusión, la Década del Envejecimiento Saludable de la OMS representa un avance en la concienciación sobre la importancia de mejorar la vida de las mujeres mayores, pero todavía nos queda mucho por avanzar. Esperemos que la Tercera Asamblea Mundial sobre Envejecimiento tenga en cuenta estas carencias y tome medidas tan diversas como las realidades de las mujeres mayores.