Joaquín Ramos López
Joaquín Ramos López es abogado, vicepresidente de la Comisión Séniors del Ilustre Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB) y autor del blog Mi rincón de expresión.
… saber más sobre el autorViernes 14 de julio de 2023
3 minutos
Viernes 14 de julio de 2023
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Escoger entre dos cosas, una buena y otra mala, no resulta difícil. Elegir entre dos opciones –o más– políticas a la hora de votar, puede resultar honestamente complicado. Puede resultarnos un dilema cuando las alternativas están próximas.
Si las ideas políticas del elector, por definidas y confiadas ya tienen destinatario, sólo cabe aplicarse a la esperanza de que se cumplan las propuestas conocidas y esperar su mejor cumplimentación.
Si se duda por hechos pasados negativos, siempre se tiene la posibilidad de usar la objetiva vía de la alternancia democrática.
Los ingredientes por contemplar a la hora de unas elecciones gubernativas, aun siendo libres de ponderar por cada elector, debieran incluir siempre un mínimo conocimiento o formación sobre las ideas y postulados de las diferentes ideologías políticas.
A menudo presumimos de vivir en democracia porque deseamos sentirnos partícipes activos de la vida política y hasta esquilmamos su concepto para obtener prebendas que menoscaban derechos de otros. O la lapidamos para justificar críticas poco o nada objetivas.
Los diferentes sistemas conocidos de gobierno de gentes se proponen siempre lo mejor para los administrados. Luego, dirigentes y dirigidos podrán, examinados unos y reflexivos los otros, pasar cuentas de aquellos propósitos y avanzar en política.
Quiere esto decir que considero fundamental tener un conocimiento básico e inteligible de cuáles son las ideas motrices que empujan un pensamiento ideológico y no solo estimarse en palabras interesadas, definiciones y consignas ya popularizadas y que nos encasillan.
Otra parte fundamental previa a adoptar una decisión tan importante como es la de ejercer el derecho a votar, es la de ser sabedores de lo que esperamos recibir de quienes merecerán nuestro voto. Es decir, qué propuestas nos ofrecen, con su explicación clara y razonada que justifique su conveniencia y la posibilidad real de poderse hacer.
Naturalmente, si lo que se trata es de cambiar aspectos sociales y económicos de la realidad vivida, por otros de diferente enfoque que puedan suponer evitar errores o superar dificultades anteriores, es preciso disponer de sus argumentos y valorarlos objetivamente.
¿Qué resulta peligroso y muchas veces inconveniente para el conjunto social llamado a votar? Diría que lo es dejarse llevar sin más por repetir el voto de siempre, en base a una fidelidad, una costumbre familiar, un propósito imposible que hay que rememorar, una excusada indiferencia, o un favor de intercambio interesado.
Actualmente –ya me referí anteriormente en otro artículo– la diferencia entre la verdad y la mentira es tan corta que fluctúa como el diferencial bursátil en tiempos de economía convulsa. Y va evolucionando hacia postulados hasta ahora insospechables, pues su alternancia se maquilla ahora con un tener cambios de opinión.
Para mí, la gobernabilidad está precisada de una base ideológica que propugne una mejor pervivencia del grupo de gobernables que sea, pero de todos, o sea sin distinciones de creencias, de tal forma que se pueda cambiar electoralmente según sus resultados.
Pero los políticos gobernantes, tras las elecciones, deben ser buenos gestores y, mejor aún, delegar su administración en verdaderos profesionales funcionarios de lo público, responsables neutros en su ejercicio de la eficacia cierta de las propuestas validadas electoralmente, no inmiscuyéndose con disfraces de parecer que alteren lo comprometido hasta desfigurarlo.
Destinar algo de tiempo vacacional a la lectura de la historia de las ideas políticas, de la que existe abundante bibliografía, es una conveniente solución a la carencia, a veces intencionada por otros, de esa necesaria formación que todos debiéramos tener y promover entre los demás. Seguramente se entenderían mejor algunas conductas.
¡En todo caso, disfrutemos todos de un excelente verano!