Alexandra Concepción Pérez-Mancebo
Sabores de mi tierra
Esta es la manera perfecta de guardar el queso y que no se estropee
Los consejos necesarios para que puedas disfrutarlo durante más tiempo
El queso es un básico en casi todos los hogares españoles, pero también uno de los alimentos que más se desperdician. Hay que tener en cuenta que está "vivo", ya que, durante su elaboración y maduración, intervienen microorganismos como bacterias y hongos, que transforman la leche y siguen activos en el producto final. Por lo tanto, no resulta extraño abrir la nevera y encontrarlo con una capa blanquecina, un olor agrio o incluso algo de moho. En la mayoría de los casos, el problema no está en el producto, sino en la forma en la que se guarda.
Así, si se queda expuesto al aire durante un tiempo o sin protección, es probable que se reseque. Por el contario, si lo exponemos a cambios bruscos de temperatura, es posible que aparezca moho antes de tiempo.
Mariana Zapién, ingeniera en alimentos y creadora de contenido, comparte en su perfil: @ingdetusalimentos, cómo conservar de manera efectiva diversos alimentos del día a día. En este caso, su recomendación detalla cómo congelar distintos tipos de queso y cuáles conviene no hacerlo para conservar su calidad.
Un truco que sí funciona
Zapién propone diferentes técnicas teniendo en cuenta cada tipo de queso. Para conservar el fresco, como podría ser la mozzarella o el de Burgos, deben colocarse en un recipiente hermético de cristal, con la menor cantidad de aire posible. De esta manera se puede conservar congelado durante fácilmente 2 meses y que no cambie ni su sabor ni su textura.
Por otro lado, si queremos conservar quesos maduros o con mayor porcentaje de grasa, no debemos congelarlos enteros, debido a que al descongelarse pueden perder cremosidad. El punto clave aquí es: cortarlo en pequeñas porciones y conservarlo en un recipiente cerrado o en bolsas de plástico. De este modo puede durar en buen estado alrededor de 7 meses.
En cuanto a los quesos crema, de ricotta o de cabra, no soportan bien el frío extremo, por lo tanto, no se recomienda congelarlos. Al ser quesos con bastante humedad, al descongelarlos pueden perder cremosidad y adquieren una textura arenosa. En estos casos, lo ideal es consumirlos pronto o aprovecharlos en preparaciones que los cocinen.

Por qué este método funciona
Los factores que más afectan a la conservación del queso son: la humedad y el aire. Al eliminar el exceso de aire de los recipientes o bolsas, evitamos el riesgo de que pueda aparecer moho y retrasamos la oxidación de grasas. Y al mantener una temperatura estable, el queso conserva su sabor original y su estructura.
Congelar correctamente el queso no solo hace que dure más, sino que también reducimos el desperdicio alimenticio y ayuda a aprovechar de manera más efectiva las compras. Con todos estos métodos es posible disfrutar de este producto comuna buena calidad durante semanas o incluso meses.



