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El queso podría ser el culpable de tus pesadillas nocturnas

Patricia Matey

Foto: Bigstock

Miércoles 2 de julio de 2025

8 minutos

La intolerancia a la lactosa afecta a la gravedad de las mismas y se asocia con un peor sueño

¿Sabías que el queso podría ser el culpable de tus pesadillas nocturnas? (Bigstock)
Patricia Matey

Foto: Bigstock

Miércoles 2 de julio de 2025

8 minutos

La intolerancia a la lactosa es la incapacidad de digerir el azúcar de la leche. Puede desarrollarse tanto en lactantes, afectando en torno al 20-30% de ellos, como en adultos cuyo porcentaje de afectados varía entre el 15% y el 40%. "Para el año 2030 se estima que más del 70% de los españoles adultos la sufran. El motivo es que con el paso de los años se va perdiendo la capacidad para producir lactasa, que es la enzima que ayuda a metabolizar la lactosa", documenta el Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED), que insiste en que los humanos somos los únicos mamíferos que seguimos consumiendo leche en la edad adulta, además leche procedente de otro animal, lo que hace que sea más difícil de digerir.

Durante mucho tiempo se ha creído que la comida podría influir en el sueño y en los sueños de una persona. No es raro encontrar anécdotas sobre cómo comer cierto alimento o comer demasiado antes de acostarse desencadenó un sueño o pesadilla extraños. A principios del siglo XX, el caricaturista Winsor McCay publicó sueños extraños que los protagonistas de la misma atribuían con frecuencia a haber comido Welsh rarebit (una tostada de queso fundido picante) u otros platos de queso antes de dormir.

Sin embargo, la investigación relevante para tales creencias es escasa, y sólo unos pocos estudios empíricos han abordado el tema. Por ejemplo, una encuesta de ‘Psychological Reports' a 49 participantes, encontró que aquellos que preferían los alimentos orgánicos reportaron un mayor recuerdo de los sueños, más sueños recurrentes y más que contenían temas como volar, mientras que los que preferían las comidas rápidas comentaron  un menor recuerdo de los mismos  y menos sueños y pesadillas recurrentes

En el otro lado de la balanza se ha constatado que la ocurrencia de sueños perturbadores estaba asociada con un sueño más deficiente como publica Principles and Practice of Sleep Medicine (Fourth Edition) pero a la vez los síntomas de este trastorno del sueño (insmonio) tan frecuente se relacionan con pesadillas, así como con contenido y afecto negativos de los sueños. En resumen, existe un número limitado, pero creciente, de investigaciones que respaldan la creencia ancestral de que la comida puede influir en el contenido de los sueños y, en particular, en la aparición de pesadillas. 

Nuevas evidencias

Ahora los científicos han descubierto que consumir demasiados lácteos podría arruinar el sueño. Investigadores entrevistaron a más de 1. 000 personas sobre la calidad del mismo, sus hábitos alimenticios y cualquier vínculo percibido entre ambos, y encontraron una fuerte asociación entre las pesadillas y la intolerancia a la lactosa, posiblemente porque los gases o el dolor de estómago nocturno afectan los sueños.  

"La gravedad de las pesadillas está estrechamente relacionada con la intolerancia a la lactosa y otras alergias alimentarias. Estos nuevos hallazgos implican que cambiar los hábitos alimenticios de las personas con ciertas sensibilidades alimentarias podría aliviar las pesadillas. ¡También podrían explicar por qué la gente suele culpar a los lácteos de las mimas", ha declarado en un comunicado Tore Nielsen, de la Universidad de Montreal (Canadá y autor principal del artículo publicado en 'Frontiers in Psychology'. 

¿Dulces sueños? 

Durante la investigación, los científicos preguntaron a los participantes sobre el tiempo y la calidad del sueño, los sueños y las pesadillas, y cualquier asociación percibida entre diferentes tipos del mismo  y diferentes alimentos. También indagaron sobre su salud mental y física y su relación con la comida.  

Aproximadamente un tercio de los encuestados reportó pesadillas frecuentes. Las mujeres eran más propensas a recordar sus sueños y a reportar mal sueño y pesadillas, y casi el doble de propensas que los hombres a reportar intolerancia o alergia alimentaria. Alrededor del 40% de los participantes afirmó creer que comer tarde o ciertos alimentos afectaba su sueño; aproximadamente el 25% pensaba que ciertos alimentos podían empeorarlo. Las personas con una alimentación menos saludable eran más propensas a tener sueños negativos y menos propensas a recordarlos. 

 

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"Nos preguntan con frecuencia si la comida afecta los sueños, especialmente los periodistas que viajan a vacaciones gastronómicas. Ahora tenemos algunas respuestas", ha aseverado Nielsen.  

Culpables como el queso 

La mayoría de los participantes que atribuyeron su mal sueño a la comida consideraron que los dulces, las comidas picantes o los lácteos eran los responsables. Solo una proporción comparativamente pequeña (el 5,5 % de los encuestados) sintió que lo que comía afectaba la intensidad de sus sueños, pero muchos de ellos afirmaron que los dulces o los lácteos hacían sus sueños más perturbadores o extraños.  

Al comparar los informes de intolerancias alimentarias con los de pesadillas y falta de sueño, los autores descubrieron que la intolerancia a la lactosa se asociaba con síntomas gastrointestinales, pesadillas y mala calidad del sueño. Es posible que el consumo de lácteos provoque trastornos gastrointestinales y que las molestias resultantes afecten los sueños y la calidad del descanso.  

"Las pesadillas son peores para las personas con intolerancia a la lactosa que sufren síntomas gastrointestinales graves y cuyo sueño se ve interrumpido. Esto tiene sentido, ya que sabemos que otras sensaciones corporales pueden afectar el sueño. Las pesadillas pueden ser muy perturbadoras, especialmente si ocurren con frecuencia, ya que tienden a despertar a las personas en un estado disfórico. También pueden provocar conductas de evitación del sueño. Ambos síntomas pueden impedir un sueño reparador", ha recordado el investigador.

¿Comer bien para dormir bien? 

Esto también podría explicar por qué menos participantes reportaron una relación entre su alimentación y sus sueños que en un estudio previo de Nielsen y su colega, el Dr. Russell Powell, de la Universidad MacEwan, realizado once años antes con una población similar. Una mayor concienciación sobre las intolerancias alimentarias podría significar que los particioantes del presente estudio consumieron menos alimentos que probablemente activen sus intolerancias y afecten su sueño. De ser así, intervenciones dietéticas sencillas podrían ayudar a las personas a mejorar su sueño y su salud general. 

Sin embargo, además del sólido vínculo entre la intolerancia a la lactosa y las pesadillas, no está claro cómo funciona la relación entre el sueño y la dieta. Es posible que las personas duerman peor porque comen peor, pero también es posible que coman mal porque no duermen bien, o que otro factor influya tanto en el sueño como en la dieta. Se necesitarán más investigaciones para confirmar estos vínculos e identificar los mecanismos subyacentes. 

"Necesitamos estudiar a más personas de todas las edades, de diferentes ámbitos sociales y con distintos hábitos alimenticios para determinar si nuestros resultados son realmente generalizables a la población general. También se necesitan estudios experimentales para determinar si las personas pueden detectar realmente los efectos de alimentos específicos en los sueños. Nos gustaría realizar un estudio en el que les pidamos a las personas que consuman productos de queso en comparación con un alimento de control antes de dormir para ver si esto altera su sueño o sus sueños", ha adelantado Neilsen.

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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