Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorLos trastornos de la alimentación tienden a aparecer temprano en la vida y son más frecuentes en mujeres que en hombres. Pero se estima que hasta un 13% de las mujeres mayores de 50 años viven con un trastorno alimentico (los tipos más frecuentes de trastorno de la conducta alimentaria son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno por evitación/restricción de la ingesta). El hecho de no reconocer los síntomas hace que este problema sea más grave, ya que las consecuencias para la salud son graves a cualquier edad, pero en el caso de personas mayores se suma el hecho que el organismo no está igual que cuando se tiene 20 años.
Algunas mujeres pueden haber tenido trastornos de la alimentación en la adolescencia y haber tardado décadas en recuperarse, y en la madurez volver a caer por algún motivo desencadenante (como puede ser la muerte de un ser querido, el divorcio, una enfermedad o el síndrome del nido vacío). Mientas otras pueden haber tenido una relación poco sana con la comida y el peso durante mucho tiempo, pero nunca han tenido problemas hasta ahora.
Para reconocer las señales debemos tener en cuanta que los cambios en los patrones de alimentación, las dietas de efecto rebote y los cambios de peso pueden indicar que alguien tiene un trastorno. Lo mismo ocurre si la persona realiza ejercicio de forma obsesiva, padece ansiedad y se aisla cada vez más, ya que la vergüenza a menudo acompaña a esta enfermedad, y es posible quien la padezca no busque ayuda. Por ello, la labor de familiares y amigos es fundamental a la hora de detectar cualquier signo de alarma y buscar ayuda profesional.
El origen del problema reside en la autoestima y la propia imagen corporal ya que las personas con trastornos alimenticios suelen estar muy descontentas con la forma y el tamaño de su cuerpo. Y según un estudio de la Universidad de Valparaíso (Chile) las variables más distintivas y relevantes para las mujeres de mediana edad son la menopausia y la ansiedad relacionada con el envejecimiento, cuando los cambios en la apariencia física pueden ser inesperados e indeseados.
La clave para tener una imagen corporal positiva que favorezca nuestro bienestar es aceptar la forma natural de nuestro cuerpo, dominar las emociones y pensamientos negativos sobre el aspecto físico, y legitimar nuestro cuerpo como personas valiosas y dignas de ser queridas. Son las recomendaciones de la Asociación contra la anorexia y la bulimia (ACAB), que también nos recuerda que seguir hábitos alimentarios saludable consiste en una alimentación:
• Variada, que incluya diferentes alimentos de cara a obtener todos los nutrientes que necesitamos. Los nutrientes se dividen en 5 grupos: hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales.
• Suficiente, ya que debe contener la cantidad necesaria para satisfacer la demanda de nutrientes del cuerpo.
• Adaptada a las necesidades de cada persona. Por ejemplo, un deportista necesita más calorías que una persona que trabaja sentada en una silla delante de un ordenador.
• Agradable y placentera, ya que si una persona sufre de manera habitual sufre cada vez que tiene que comer, debe consultar a un especialista.