Avances

Los últimos avances médicos contra la artrosis reumática

Mariola Báez

Domingo 16 de febrero de 2020

ACTUALIZADO : Domingo 16 de febrero de 2020 a las 6:38 H

3 minutos

Los tratamientos más novedosos no se limitan a mitigar el dolor, sino a intentar curar la enfermedad

Avances contra la artrosis (Bigstock)
Mariola Báez

Domingo 16 de febrero de 2020

3 minutos

La Fundación Española de Reumatología define la artrosis como una patología reumática que lesiona el cartílago articular. Sin duda se trata de una enfermedad dolorosa que puede afectar a articulaciones periféricas como las de las manos, la rodilla y la cadera, y también localizarse en la columna cervical y lumbar.

En la artrosis, es el progresivo desgaste de los cartílagos lo que provoca los síntomas dolorosos que aparecen ante cualquier movimiento y disminuyen en estado de reposo. Según el estudio EPISER 2016 de la Sociedad Española de Reumatología (SER), la artrosis afecta al 10% de la población, siendo la artrosis sintomática de rodilla la más común.

avances médicos contra la artrosis (Bigstock)

Nuevo fármaco para frenar el avance de la enfermedad

Hasta ahora, los tratamientos farmacológicos se han centrado principalmente en aliviar el dolor que esta enfermedad provoca en las personas que la padecen. También los tratamientos de fisioterapia han resultado esenciales a la hora de mantener la capacidad de movimiento de aquellos que la sufren. Sin embargo, nuevas investigaciones, aún en fase experimental, apuntan a que también es posible frenar el propio avance de la artrosis para evitar que los cartílagos continúen deteriorándose.

Un nuevo y posible fármaco, cuyo nombre no comercial es ABT-981, abre nuevas esperanzas. Las investigaciones han comenzado en Estados Unidos con unos primeros resultados que invitan al optimismo. El objetivo es conseguir que la artrosis no acabe deteriorando los cartílagos hasta el punto de llegar a romperlos y desencadenar, así, los dolores que produce la propia fricción de los huesos.

Se prevé que el ABT-981 sea un inyectable que pueda frenar la acción de la interleucina 1, una citosina indispensable en la interconexión celular, cuya alteración podría estar relacionada con el desarrollo de artrosis reumática. El medicamento proporcionaría los anticuerpos necesarios para evitar esos efectos que implican acabar, poco a poco, con la elasticidad y fortaleza de los cartílagos.

Se trata de una investigación que inicia un largo camino hasta que pueda convertirse en una alternativa real o en un complemento a los tratamientos actuales basados en la aplicación de calor en las zonas afectadas mediante radiofrecuencia y en los inyectables a base de ácido hialurónico que ayudan a la regeneración del tejido conectivo.

Todavía no se puede hablar de éxito pero, sin duda, un nuevo fármaco que consiguiese frenar el deterioro de las articulaciones podría suponer un importante progreso en la lucha contra la artrosis y sus consecuencias.

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