Muchos conoceremos la canción sobre la bilirrubina con su famoso estribillo “me sube la bilirrubina”, pero ¿hemos pensado alguna vez qué pasa si los niveles de esta sustancia comienzan a ascender?
Para conocer las consecuencias de esta subida, primero tenemos que aclarar qué es la bilirrubina. Se trata de un producto que nuestro organismo deshecha tras metabolizar la hemoglobina. Y es que en nuestras células la hemoglobina se matoboliza y el hemo se transforma en bilirrubina, la cual es liberada a la sangre. Esta liberación para por la sangre hasta llegar al hígado, donde se vuelve más soluble y se dirige al intestino donde adquiere su típico color amarillo/marrón. Por último, parte de esta se reabsorbe en la sangre o se elimina por los riñones a través de la orina.
Un proceso que recorre muchos órganos y por el cual debemos tener en nuestra sangre unos niveles de 17 a 20 micromoles por litro.
Cuando tenemos unos valores superiores a estos, comienzan a aparecer los síntomas, y el más reconocible es el color amarillento que aparece en nuestra piel y en nuestros ojos. Eso supone que tienes mal el metabolismo de los glóbulos rojos y una posible alteración hepática, es decir: un problema en el hígado que no sintetiza la bilirrubina.
La mejor forma de conocer la causa de este problema es hacerse pruebas, una ecogracía de hígado y otra de las vías biliares, con la que conseguir el tratamiento adecuado. Entre las principales recomendaciones de los profesionales está la de evitar o minimizar las grasas, el alcohol y tomar el sol.
A su vez, la bilirrubina alta puede ser de 3 tipos:
No hay que esperar a ver algún signo de la bilirrubina en nuestra piel u ojos. Haz un chequeo rutinario para que la próxima vez que suene la famosa canción, puedas bailarla sin preocupaciones.