Sociedad

El agua dulce está desapareciendo a nivel mundial y de manera alarmante: la razón

Violeta Qi

Lunes 4 de agosto de 2025

4 minutos

El fenómeno ha sido impulsado por el cambio climático

El agua dulce está desapareciendo a nivel mundial y de manera alarmante: la razón
Violeta Qi

Lunes 4 de agosto de 2025

4 minutos

Los continentes de nuestro planeta han sufrido desde 2002 una pérdida de agua dulce sin precedentes, impulsada por el cambio climático, el uso excesivo de las aguas subterráneas y las sequías extremas.

Un equipo liderado por la Universidad de Arizona State (ASU), cuyos resultados aparecen en Science Advances, se basó en más de dos décadas de datos satelitales para descubrir la aparición de cuatro zonas de “megasequedad” a escala continental, todas ellas en el hemisferio norte: suroeste de Norteamérica y América Central, Alaska y norte de Canadá, norte de Rusia y Oriente Medio–norte de África.

Los científicos advierten de graves repercusiones en la seguridad hídrica, la agricultura, el aumento del nivel del mar y la estabilidad global. Según sus cálculos, las áreas terrestres en aridez crecen cada año al doble del tamaño de California. Además, la velocidad con que las zonas secas se intensifican ya supera la de las regiones húmedas, invirtiendo los patrones hidrológicos tradicionales.

Las cifras son sobrecogedoras: el 75 % de la población mundial vive en 101 países que llevan 22 años perdiendo agua dulce. Y, mientras la ONU prevé un continuo aumento poblacional en las próximas seis décadas, la disponibilidad de agua potable disminuye de forma drástica.

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Los investigadores han identificado que el 68 % de toda esta pérdida proviene únicamente de las aguas subterráneas, una contribución al nivel del mar mayor que la de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida juntas.

“Estos hallazgos transmiten quizás el mensaje más alarmante hasta la fecha sobre el impacto del cambio climático en nuestros recursos hídricos”, declaró Jay Famiglietti, investigador principal del estudio y profesor de Futuros Globales de la Escuela de Sostenibilidad de la ASU.

El análisis se basó en más de veinte años de datos de las misiones GRACE y GRACE-FO (Gravity Recovery and Climate Experiment), examinando cómo ha variado el almacenamiento de agua terrestre (que incluye agua superficial, humedad del suelo, hielo, nieve y aguas subterráneas) desde 2002.

“Es sorprendente la cantidad de agua no renovable que estamos perdiendo”, afirmó Hrishikesh A. Chandanpurkar, autor principal. “Los glaciares y las aguas subterráneas profundas son una especie de antiguos fondos fiduciarios. En lugar de utilizarlos solo en épocas de necesidad, los damos por sentados. Además, no estamos intentando reponer los sistemas de agua subterránea durante los años húmedos, lo que nos lleva a una inminente quiebra del agua dulce”.

Punto de inflexión

El estudio señala un probable punto de inflexión alrededor de 2014–15, coincidiendo con los mega años de El Niño, cuando los extremos climáticos se aceleraron y el uso de aguas subterráneas aumentó, provocando que la desecación continental superara las tasas de derretimiento de glaciares y capas de hielo.

Además, se documentó una oscilación inédita: tras 2014, las regiones secas migraron del hemisferio sur al norte, y viceversa para las zonas húmedas. Entre los principales impulsores de la desecación continental se cuentan las sequías extremas en latitudes medias del hemisferio norte —como en Europa—, el deshielo de nieve, hielo y permafrost en Canadá y Rusia, y el continuo agotamiento de las aguas subterráneas a nivel global.

Curiosamente, solo los trópicos han visto un aumento medio de la humedad según la latitud desde 2002, un patrón que no anticipan los modelos climáticos del IPCC. Estos registros continuos son esenciales para comprender las transformaciones a largo plazo del ciclo del agua.

Sobre el autor:

Violeta Qi

Redactor en prácticas

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