Sociedad

APRAMP, la lucha por sacar a mujeres de la calle: “Hoy no hay prostitución, sino trata y esclavitud”

Beatriz Torija

Lunes 6 de junio de 2022

ACTUALIZADO : Miércoles 15 de junio de 2022 a las 9:31 H

15 minutos

Segundas oportunidades, por Reale Seguros: entrevista a Rocío Nieto, presidenta de APRAMP

APRAMP, la lucha por sacar a mujeres de la calle: “Hoy no hay prostitución, sino trata y esclavitud”. Foto: Pablo Recio
Beatriz Torija

Lunes 6 de junio de 2022

15 minutos

Lleva media vida atendido a mujeres prostituidas. Empezó cuando toda la sociedad miraba para otro lado, era un tema tabú del que nadie quería ocuparse. Y con valentía, Rocío Nieto se acercó a estas mujeres excluidas, les habló de tú a tú, fue a buscarlas allí donde estaban, esas calles del centro del Madrid a las que una señora casada y de buena posición no iría nunca. Y pese a las dificultades y la incomprensión a las que tuvo que enfrentarse, fundó APRAMP, la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida.

A sus 77 años, no quiere oír hablar de jubilación y sigue haciendo proyectos nuevos. Ahora, un garaje de 250 metros en el que quiere hacer aulas de formación y ampliar y profesionalizar su taller de costura, junto con el apoyo de Reale Seguros y un buen número de diseñadores.

65YMÁS ha entrevistado a Rocío Nieto, presidenta de APRAMP. Hemos hablado de su historia personal, de cómo ha cambiado la prostitución en los últimos 40 años, del debate en torno a la regulación o abolición, de sus proyectos y de la satisfacción de haber conseguido rescatar y reinsertar a miles de mujeres víctimas de la prostitución.

PREGUNTA.- Casi cuarenta años dedicados a las mujeres más vulnerables. Preséntanos, ¿quién es Rocío Nieto?

RESPUESTA.- Soy trabajadora social, Rocio Nieto. Estoy casada, tengo dos hijas ya mayores. Empecé mi vida laboral hace mucho ya, empecé muy joven en este tema, hace 39 años. ¿Y por qué este tema? Yo erar trabajadora social, entonces el problema que había era la drogodependencia. Había mujeres que se prostituían en el centro de Madrid y bueno, yo empecé a hablar con ellas y a interesarme por ellas.

P.- ¿Y qué encontraste al arañar un poco y hablar con ellas?

R.- Lo primero que vi es que era un problema no ya de drogadicción, eso tenía una causa. ¿Por qué se prostituían esas mujeres? ¿por qué esas mujeres llevaban a sus niños al centro de Madrid? Eran menores, niños de diez, doce años, y menos, siete, tres años. Y se prostituían en pensiones que higiénicamente no tenían condiciones. Cuando empecé a hablar con ellas me autorizaron a pasar a esas pensiones y vi algo que me horrorizó, ví como la madre se prostituía en una habitación y los niños esperaban en el pasillo. Eso había que prevenirlo, porque esos niños eran carne de cañón para ejercer en el futuro, y para tener problemas al ver a su madre desde tan pequeños en una situación que no era la normal.

P.- Dices que más allá de la drogadicción encontraste una causa detrás

R.-¿Por qué venían estas mujeres al centro de Madrid? Siempre venían con la cesta de la compra como diciendo, yo voy a hacer un cliente o dos clientes para salvar la situación económica de maltrato que tengo en casa. O tenían a hijos  en la Comunidad de Madrid, o los que eran más mayores, que ya estaban consumiendo. Pero siempre había un problema familiar bastante grave detrás. Entonces empecé a hablar con ellas y me dijeron que a ellas jamás se había acercado nadie a hablar nadie con ellas, que jamás se había acercado alguien a ver qué necesitaban.

P.- Y decidiste hacerlo tú, ¿verdad?

R.- Claro. Yo creo que cuando vas a hacer un proyecto como este hay que empezar preguntando al propio afectado. Hace 39 años la prostitución era algo que estaba ahí, que no estaba autorizado, pero se permitía… pero sin hablar de ello, sin que se sepa. Y  yo pensé que había que intervenir socialmente, dentro del Cuarto Plan de Bienestar había que hacer algo, igual que se hacía con otros asuntos y temas sociales: droga, ancianos, personas vulnerables…

P.- Fuiste muy valiente en aquella época

R.- Fui quizá… yo no digo valiente, sino curiosa. Lo único que hice es acercarme y hablar con ellas, y me pareció que había que hacer algo con ellas. Mira, el primer contacto que tuve con alguna de ellas les invité a tomar café y en la cafetería no las dejaron pasar. Eso me llamó mucho la atención e intenté interceder. Yo les preguntaba cuál era el problema porque eran personas y mujeres como cualquier otra. Y me dijeron que no, que eran putas y no podían pasar.

Bueno, fue una lucha continua porque hasta en la propia administración hubo concejales que no lo entendían, que me cerraron el centro, todo han sido dificultades porque era un tema tabú. Era un tema que pese a que todo el mundo sabe que está ahí, cuanto menos se hablara de él, mejor. Y yo decidí que había que trabajar con las mujeres prostituidas.

P.- Tengo entendido que ni siquiera en tu entorno más cercano se entendía

R.- Yo ya era trabajadora social y anteriormente había trabajado en otros sitios, como Proyecto Hombre. Todo eso era entendible, pero no se entendía el atender a la mujer prostituida. Era difícil que se entendiera que había que tratar y atender a una mujer que se prostituye, no solamente los que estaban gobernando, es que la propia sociedad no lo entendía, la gente entendía que si estaban es porque quieren, no porque tengan detrás de ellas un problema.

P.- Entonces… sí que fuiste valiente, y mucho

R.- Bueno, fui valiente con ellas… siempre con ellas. Porque creo que hacer un proyecto sin conocer las necesidades reales no tiene sentido. Ellas fueron las que me indicaron los paso que yo tenía que seguir para hacer este proyecto.

P.-¿Y cómo empezó el proyecto? ¿por dónde empezaste a trabajar?

R.- Detrás de la prostitución siempre estaba la droga y siempre había conflictos entre las familias. Había que investigar esa causa. Y por otro lado, mientras la mujer se prostituía los niños estaban allí. Ahí había que hacer algo urgentemente. Teníamos que prevenir que los niños estuvieran ahí. Hicimos un piso, un piso de fin de semana para que la madre pudiera estar con esos niños y pudiera desarrollar la afectividad sin tener que ejercer la prostitución delante. Además, higiénicamente trabajan en condiciones ínfimas. Las pensiones no tenían más que un barreño, sin sábanas ni nada. También por ahí se podía empezar.

APRAMP, la lucha por sacar a mujeres de la calle: “Hoy no hay prostitución, sino trata y esclavitud”. Foto: EuropaPress

P.- Y el proyecto fue, poco a poco, creciendo, ¿verdad?

R.- Si, enseguida cree un centro integral. Allí atendía a mujeres prostitutas. Y empecé a llamar a las puertas de la administración, unas se cerraban, otras se me abrían.  Lo pasé bastante mal, la verdad es que, al principio, lo pasé mal. Bueno, lo pasé muy bien con ellas, porque a mí me estaban enseñando, me estaban enseñando algo que yo desconocía. Aprendí muchísimo con ellas.

A mí un concejal me cerró en centro. Pero también he encontrado apoyos. Yo recuerdo muchísimo a Álvarez del Manzano, que me dijo “adelante, Rocío” y me ayudó. Y otros alcaldes que también estuvieron en Madrid. Y poco a poco los tiempos han ido cambiando, la propia sociedad ha cambiado y se ha ido concienciando de que este es un tema de todos.

¿Has sentido ese rechazo incluso entre los más cercanos, en tu entorno?

R.- Mi propia familia me decía que cómo me había metido en eso, y que tuviera mucho cuidado. Yo estoy casada con un catedrático de Universidad, ahora ya está jubilado, pero recuerdo que, al principio, pues teníamos cenas en la Universidad, y cuando me preguntaban qué hacía, y les contaba que trabajaba con mujeres prostituidas, que les ayudaba y estaba creando un servicio de asistencia integral, percibía el rechazo. “Cómo dejas a tu mujer que trabaje en eso”, le decían a mi marido. Me enfadaba tanto, mi marido no me tiene que decir en lo que trabajo o dejo de trabajar. Pero claro, te estoy hablando de hace 39 años, eran otras épocas.

P.- Te he escuchado decir que no te gusta el trabajo social ‘de despacho’

R.- Así es, no fundé APRAMP para abrir un despacho y atender a las mujeres que fueran. No, éramos nosotros los que salíamos fuera a atender a las mujeres y a sus hijos, a darles alternativas, a solucionarles problemas, como el de sus hijos. Pero, sobre todo, queríamos que ellas aprendieran a utilizar todos los medios que tienen a su alcance, enseñarlas a que no debían vivir ni conformarse con estar apartadas y despreciadas por la sociedad, a no tener vergüenza de, por ejemplo, ir a un ayuntamiento para gestionar una ayuda para su hijo o asesoría jurídica o social. Siempre con una perspectiva de género.

P.- Dar herramientas a esas mujeres para que salgan adelante y retomen su vida en libertad, ¿no?

R.- Su vida en libertad, esa es la clave, porque realmente no son libres. Son mujeres que tenían que ocultarse cuando venían al centro de Madrid. Ese era nuestro objetivo, devolverles la dignidad y convencerlas de que podrían trabajar y hacer lo que quisieran.

P.- ¿Ha cambiado mucho la prostitución de aquella época y la prostitución actual?

R.- Si, por desgracia. Ahora es peor. La prostitución que atendí hace 39 años es completamente diferente a la prostitución que se nos ha presentado hace 17 años más o menos. Ahora ya no se puede hablar de mujer prostituida, a eso no se le puede llamar prostitución. Es trata de seres humanos, trata y explotación de seres humanos. Esas mujeres llegan engañadas, llegan vendidas, a veces por su propia familia, por la propia necesidad. Son mujeres que son captadas en sus países de origen y son traídas a nuestro país como esclavas.

Ahora la mayoría de las mujeres son inmigrantes, de Brasil, de Nigeria… atendemos a 27 nacionalidades. Y la atención que necesitan es muy diferente, son mujeres que las traen en pisos, a clubs, pero las traen engañadas, las traen diciendo que van a trabajar… y están solas y son totalmente invisibles.

P.- Nuestro país… que ostenta el triste récord de estar en el pódium de demanda de prostitución

R.- Somos el primer país de demanda de prostitución a nivel europeo y el tercer a nivel internacional. Es muy fuerte lo que está pasando en España. Hay distintos tipos de trata. Está la trata laboral, la trata de venta de órganos, la trata de matrimonios forzados y la trata sexual. La explotación y la trata sexual es el grave problema que tenemos en España. Porque claro, si hay demanda hay prostitución, y si hay prostitución hay trata y hay violencia que se ejerce sobre ellas.

P.- Tú, Rocío, eres contraria a la regulación de la prostitución, ¿verdad?

R.- Hay personas, algunas desde el mundo del feminismo que creen que hay que regular. Otras, como yo, efectivamente, creemos que hay que abolir. Esto no se puede regular, la esclavitud no la puedes regular, esto no se puede considerar un trabajo. Vender tu cuerpo a 15 servicios y 20 diarios no puede ser un trabajo, vender tu cuerpo y comercializar con el cuerpo de una mujer me parece que, en pleno siglo XXI no es de recibo. La esclavitud en el siglo XXI, la trata de seres humanos es inadmisible.

APRAMP, la lucha por sacar a mujeres de la calle: “Hoy no hay prostitución, sino trata y esclavitud”

P.- ¿De qué manera apoya Reale Seguros a APRAMP?

R.- Siempre recordaré a Reale Seguros y su Fundación y a Pilar [ Pilar Suarez-Inclán, directora de Comunicación Institucional y RSE de Reale Seguros]. Para mí llegar hasta ahí y que me atendiera una persona con esa responsabilidad social fue maravilloso. Y no es solo que económicamente nos apoyen, lo más importante es que es un apoyo que va mucho más allá. El apoyo es contar con una empresa que nos consulta qué necesidades tenemos, qué podemos hacer, que nos ayuda a buscar a trabajo. Por ejemplo, nos ayuda a buscar trabajo para las mujeres. Fue Pilar quien nos sugirió conectar con hoteles para que ellas trabajen como camareras de piso, o conectar con otras empresas privadas. Es un apoyo social, de perspectiva de trabajo para estas mujeres, que no tiene precio.

P.- Eso es algo en lo que insistes mucho… que el apoyo de la empresa privada vaya más allá de lo económico, porque cuando hay atención a mujer prostituidas, cuesta arrancar mayores compromisos, ¿es así?

R.- Es cierto. Hay que convencer a las empresas privadas con responsabilidad social. Pero cuesta mucho… precisamente por tratarse de prostitución. Cuando hablamos de niños, por ejemplo, tenemos un piso para menores de entre 14 y 16 años. Son niñas procedentes de matrimonios forzosos, que escapan de malos tratos en casa, que escapan de las drogas o que proceden de conflictos bélicos. Cuando hay niños de por medio, consigues más apoyos, pero cuando habla de mujeres resulta menos creíble. Es triste, pero es así.

P.- ¿Aún hoy existe ese rechazo hacia las mujeres prostituidas?

R.- Sí. Siguen siendo mujeres excluidas. Hay mucho rechazo, hay rechazo incluso por la calle en la que está el taller, la calle Ballesta. ¡Ay!, yo a algunas veces cuando se lo digo a amigas, para que vayan a comprar ropa, me responden que es una calle de prostitución. Pues claro, es que es ahí donde tenemos que estar, para que las mujeres que se están prostituyendo allí vean que hay otras mujeres que han sido como ellas y que han logrado salir. Ese es el mayor ejemplo que podemos darles, demostrar que, si quieren, pueden, y que nosotras les vamos a proporcionar esa salida, les vamos a buscar trabajo.

P.- Y lo vas consiguiendo, poco a poco, ¿verdad?

R.- Si, poco a poco. El de Reale Seguros es el mejor ejemplo. Ahora nos están ayudando con la formación, estamos formando a las mujeres en textil, principalmente, pero también en geriatría o como camarera de piso. Hablo mucho de Pilar, pero es que es un apoyo enorme. Ella nos orientó para conectar con hoteles, hacer un convenio para que las formaran y después, para que sean contratadas. Hay que formarlas para que empiecen a trabajar.

Ahora nuestro objetivo es conseguir apoyos para el taller, que las empresas nos den trabajo para las mujeres que son costureras en el taller, un oficio tan necesario y que está desapareciendo. Hicimos un desfile en IFEMA, que también nos apoyó Reale Segros, ropa de diseñadores importantes, confeccionadas por nosotras, para demostrar que no se trata de mujeres que cosen un botón, sino que hay una calidad muy importante en el trabajo. Fue un gran escaparate para concienciar a la sociedad y para mostrar que estamos en la calle Ballesta, abiertas al público, y que hacemos costura de calidad. Trabajamos para diseñadores pequeños del centro de Madrid. Estamos profesionalizando más aún el taller, las chicas se están preparando en patronaje y diseño.

P.- Y mientras estudian, les ofrecéis una beca, ¿es así?

R.- Si, las mujeres, además, reciben una pequeña beca para que dejen de prostituirse mientras estudian, porque si no llevan ese dinero al proxeneta o a su familia, se lo reclaman. Eso me lo enseñaron ellas. Dejaban la prostitución y a los pocos días venían destrozadas. Cuando le contaban a la familia que habían dejado la calle y que iban a buscar un trabajo… la familia les respondía que no, que no dejaran de enviar ese dinero. Y claro, que te diga eso tu padre, tu familia, una persona que quieres… es tremendo.

P.- Uno de los mayores éxitos de APRAMP es su unidad de rescate, ¿en qué consiste?

R.- La unidad de rescate está compuesta por trece supervivientes de la trata, que han pasado por esa experiencia, que han sido valientes y han denunciado a sus proxenetas y ahora trabajan en APRAMP. Cada día, a través de esta unidad, atendemos a 15 o 20 mujeres. Es una labor complicada, porque para llegar hasta las mujeres prostituidas se tienen que introducir en los pisos invisibles, en clubs, van a los polígonos industriales, allí donde hay incidencia de prostitución. Y lo hacen con mucha valentía, sin miedo, porque es peligroso, los proxenetas las han amenazado. Es el proyecto de APRAMP que más admiro, por su valentía.

P.- Y pese a las amenazas, ¿rescatan a las mujeres de la calle?

R.- La satisfacción de ver que entre 160 y 170 mujeres al año salen de la esclavitud para mí es enorme. Habrá a quien le parezca poco, porque esa unidad de rescate se acerca a muchísimas mujeres. Solo con que reinsertemos a una mujer yo me daría por satisfecha. Si de esas más de mil mujeres con las que hablamos cada año, hemos sacado a 160 o 170 de esa esclavitud y de esa violencia es una satisfacción enorme. Ahí tenemos que caminar.

P.- ¿Cuál es el valor de que sean mujeres que han salido de la prostitución las que están en esa unidad de rescate?

R.- Ese es el éxito, que sean mujeres que han pasado por la misma situación de la mujer a la que están informando y atendiendo. Si voy yo, como trabajadora social, ellas me van a ver de distinta manera. A qué vendrá, qué querrá… y es normal, les han engañado tantas veces que tienen que desconfiar de cualquiera que se les acerque. Pero una mujer que ha pasado por lo mismo que ella, que sabe que dificultades tiene y qué necesidades tiene y les dice: “puedes salir de esto, el ejemplo soy yo”. Eso tiene un valor incalculable, son supervivientes y muy valientes, además.

APRAMP, la lucha por sacar a mujeres de la calle: “Hoy no hay prostitución, sino trata y esclavitud”. Foto: Pablo Recio

P.- Valientes porque hay peligrosidad en lo que hacen. Creo también tú has sido amenzada, ¿verdad?

R.- Sí. A veces recibí amenazas de los chulos, porque antes no eran proxenetas, eran chulos. Recuerdo un día en que, a una mujer, en la calle, me ofrecí a acompañarla para que saliera de allí, y el chulo intentó pegarme. Estábamos en la plaza Benavente y, de repente, todas las mujeres que estaban allí se abalanzaron sobre él y me defendieron. Me emocionó tanto que todas las prostitutas que estaban allí me defendieran y me dio una seguridad enorme para seguir trabajando.

P.- Me contabas que tu marido ya está jubilado. ¿No entra en tus planes la jubilación?

R.- Con mi edad, sigo trabajando. Por el momento, no entra en mis planes para nada. Mis ideas no envejecen. Yo estoy ahí, claro, con mis arrugas y mi cuerpo, pues lo noto que ya no estoy como antes. Pero es que es llegar al taller de costura, y comenzar a planificar, a hablar con diseñadores, y verlas a ellas tan contentas, ahora que van a hacer patronaje y diseño. Ahora el Ayuntamiento nos ha cedido un garaje de 250 metros y lo queremos acondicionar.

P.- Vamos, no solo no te jubilas, sino que asumes nuevos proyectos...

R.- Si, de nuevo tengo que citar a Pilar, porque Reale Seguros nos está ayudando mucho con este garaje, para acondicionarlo, queremos hacer dentro aulas grandes donde dar las formaciones y también un espacio donde los diseñadores puedan ir para para cortar sus prendas. Va a ser un éxito para dar salidas a estas mujeres.

P.- Rocío, ¿qué es para ti una segunda oportunidad?

R.- Segunda oportunidad es dar a estas mujeres una oportunidad… que para ellas es la primera, porque no han tenido otra. Han llegado aquí de sus países de origen y la única oportunidad que han tenido es la esclavitud de prostituirse. Demos la oportunidad a esa mujer de salir de ahí y de darle un trabajo. Esa es la segunda oportunidad para mí, yo no pido para mí, yo he tenido oportunidades, aunque la mejor de todas ha sido la oportunidad de conocerlas.

P.- La oportunidad de aprender de ellas…

R.- Y de seguir aprendiendo, que todavía me queda mucho por aprender, no voy a acabar tan pronto. Hombre, es cierto que tengo una edad, que ya debo empezar a pensar en retirarme, pero desde luego no será antes de acabar ese garaje de formación. Creo que junto a Reale Seguros y otras empresas lo vamos a terminar. Es lo mejor que hemos podido hacer en APRAMP para que ellas tengas una salida a su libertad. El trabajo les va a dar libertad, la formación les va a dar libertad.

Sobre el autor:

Beatriz Torija

Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.

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