Aunque el calor ha dado una tregua este fin de semana, las altas temperaturas han provocado esta semana la octava víctima mortal relacionada con golpes de calor del verano. Síntomas que pueden parecer inocuos pero que pueden llegar a ser mortales sobre todo entre los grupos de riesgo entre los que destacan los mayores de 65 años. La segunda ola de calor desde junio, que ha llegado a máximos históricos en toda Europa, se ha cobrado la vida de un hombre de 85 años que fallecía este jueves en Granada tras la exposición prolongada al sol durante un paseo. Junto a él, el resto de las siete personas fallecidas por esta causa durante el verano son mayores de 65 años, según confirma el Ministerio de Sanidad a 65YMás.
Desde el primer caso registrado de un hombre de 93 años el pasado 26 de junio en Valladolid hasta este último que aún no figura en las cifras oficiales. De ahí que los expertos aseguran que el número podría ser superior ya que hay casos que todavía no están registrados oficialmente o cuya causa no ha sido vinculada directamente por el calor. Entre ellas, la mayoría tenía 80 años de media y solo una mujer de 90 años figura como representante del sexo femenino.
Durante 2018, al menos 18 personas murieron en España por intenso calor. La mayoría en Cataluña, seguida de Extremadura, Murcia y Andalucía. Las olas de calor, que dejaron máximas de hasta 46,6º en algunas capitales de provincia y 50 alertas de nivel 3 (rojo o de alto riesgo), sobre todo a principios de agosto. El pasado 2 de agosto hubo un total de 14 provincias en nivel rojo simultáneamente.
Cifras oficiales de fallecidos por golpe de calor (junio- 15 julio 2019)
Ellos son, junto con los niños y embarazadas el mayor grupo de riesgo ante las elevadas temperaturas. La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología recuerda que las personas mayores de 65 años tienen una sensación reducida de calor y por lo tanto se protegen menos. Además disminuye la impresión de sed, con un alto riesgo de deshidratación, sobre todo en personas con enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, respiratorias, renales, neurológicas, diabetes...; o medicadas (anticolinérgicos, antihistamínicos, fenotiazinas, anfetaminas, psicofármacos, diuréticos, betabloqueadores...). Los síntomas principales son calor, sequedad y piel roja, pulso rápido, dolor intenso de cabeza, confusión y pérdida de conciencia.
En la población mayor el reconocimiento del golpe de calor suele verse dificultado por la presencia de más de un trastorno. Además de, provocar confusión con otros procesos como la fiebre. En el caso de los mayores de 65 años, estos cuadros no suelen estar precedidos de ejercicio físico intenso. Por lo que siempre hay que pensar en ellos independientemente del grado de actividad. Estas circunstancias exigen que haya un alto índice de sospecha para reconocer estos cuadros en los mayores, porque el pronóstico está directamente relacionado con la rapidez de actuación. Se debe pensar siempre en la posibilidad de un golpe de calor coincidiendo con los períodos de temperaturas más elevadas. Independientemente de que los síntomas se puedan explicar por otros procesos.
El calor puede producir desde irritaciones en la piel y calambres hasta un aumento de temperatura tal, que puede llevarnos incluso a la muerte si no recibimos atención médica urgente. La pérdida de agua y sales minerales por el sudor, si no se repone, produce síntomas como dolor de cabeza, mareos, debilidad muscular o calambres, náuseas y vómitos e incluso pequeñas elevaciones de la temperatura corporal. Por eso reconocer los problemas de salud que produce el calor es importante. Especialmente los calambres musculares (en piernas, abdomen o brazos).
Ante cualquier síntoma de calambres o agotamiento por calor, se debe parar toda actividad y descansar en un sitio fresco, beber zumos ligeros y bebidas deportivas diluidas en agua y consultar a su médico si los calambres duran más de una hora. En los casos más graves característicos del golpe de calor caracterizados por la dificultad de controlar la temperatura corporal, que puede llegar hasta alcanzar los 40,6º C, se debe llamar inmediatamente a urgencias. Mientras se espera, enfriar el cuerpo, estar en una habitación oscura, poner paños de agua fría sobre el cuerpo o darse un baño o ducha fría.
Para prevenir los efectos nocivos de las altas temperaturas en los grupos de riesgo o más vulnerables, tales como personas mayores, mujeres gestantes, niños y enfermos crónicos, así como en las personas que trabajan o realizan esfuerzos al aire libre, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (@sanidadgob) ha activado desde el 1 de junio al 15 de septiembre el Plan Nacional de Acciones Preventivas contra los Efectos del Exceso de Temperaturas. Para minimizar los daños que estas personas pueden sufrir, el ministerio presenta un decálogo de recomendaciones preventivas:
Las personas mayores que viven solas o tengan algún tipo de discapacidad, deberían recibir una visita al menos una vez al día por un miembro de la familia, amigo, vecino o por los servicios sanitarios o de cuidados a domicilio. Sin ayuda médica urgente, un golpe de calor puede ser mortal.