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Los dos cambios de hora anuales son ya una costumbre a la que la sociedad española se ha ido habituando con el paso de los años. Actualmente tenemos el horario de invierno, que se impone a finales de octubre, y en pocos días llegará el cambio al horario de verano, que siempre se produce en la ultima madrugada del sábado al domingo del mes de marzo.
Este 2021, por tanto, el cambio de hora será en la madrugada del sábado 27 de marzo al domingo 28, momento en el que habrá que adelantar los relojes una hora y a las 2 pasarán a ser las 3 de la mañana. De esta manera, dormiremos una hora menos. A partir de ese día tendremos más luz por la tarde y veremos cómo anochece más tarde.
El cambio de hora tiene una serie de motivos económicos e históricos que a día de hoy se ponen en duda, por eso esta costumbre parece tener los días contados en la Unión Europea.
¿Dónde y cuándo comenzó?
Fue el estadista y científico estadounidense Benjamin Franklin, mientras vivía en París a finales del siglo XVIII, quien concibió por primera vez la noción de acercarse al amanecer para aprovechar mejor la luz solar. Observó, en 1784, cuántas velas podrían salvarse si la gente despertara antes y, aunque nunca propuso adelantar los relojes, sugirió caprichosamente disparar cañones en cada plaza al amanecer "para despertar a los holgazanes y hacer que abran los ojos para ver su verdadero interés".
Pero no fue hasta 1895 cuando el entomólogo de Nueva Zelanda George Vernon Hudson se convirtió en el primero en sugerir adelantar los relojes en verano. Propuso un ajuste de dos horas durante cinco meses del año. Mientras que algunos neozelandeses estaban intrigados por la idea de Hudson, muchos lo ridiculizaron, y Nueva Zelanda no adoptó el horario de verano hasta 1927, más de diez años después de que muchos otros países comenzaron a usarlo.
¿Por qué se adelanta una hora?
En 1996, después de muchos años de falta de uniformidad de la política de horarios en Europa, especialmente entre el continente y el Reino Unido, la Unión Europea adoptó un período de verano desde el último domingo de marzo hasta el último domingo de octubre.
El horario de verano tiene multitud de beneficios para el uso de energía, la agricultura e incluso el estado de ánimo. Algunos expertos en el tema sostienen que el horario de verano en realidad no ahorra energía, ya que un menor uso de ella durante la noche se compensaría con un mayor uso durante el día. Los impactos en la salud han sido ampliamente divulgados, y se sabe que las personas pueden obtener más exposición a la luz solar durante los meses de verano, aumentando sus niveles de vitamina D.
No obstante, los críticos argumentan que la interrupción de los ritmos circadianos, o patrones de sueño, puede tener un impacto negativo en la salud y otros estudios han encontrado que el riesgo de sufrir un ataque cardíaco aumenta en los primeros tres días de la semana después de cambiar a la hora de verano en primavera.
Efectos económicos
Se cree que el horario de verano tiene un impacto en la economía, pero también es una visión discutida entre expertos. Si bien las industrias minoristas y turísticas se benefician de las horas extra de luz en verano, eso puede compensarse con algunos de los efectos en la salud mencionados anteriormente. A la industria agrícola, tradicionalmente, no le gusta demasiado el horario de verano por su impacto en ciertos factores como, por ejemplo, el ordeño de las vacas o la cosecha.
Reciente regularización de la UE
En marzo de 2019, el Parlamento Europeo aprobó la propuesta que solicita a los estados que detengan el cambio de hora dos veces al año a partir de 2021, y que elijan permanentemente el horario de verano o el de invierno. Por lo tanto, da la opción a los Gobiernos de cada estado para que elijan en qué horario prefieren quedarse de forma fija durante todo el año. Según una directiva de la UE, los 28 estados actualmente deben cambiar al horario de verano el último domingo de marzo y regresar al de invierno el último domingo de octubre.
La Comisión Europea, a cargo de la redacción de la legislación de la UE, hizo la propuesta en 2018, después de una consulta pública que mostró que el 84% de los encuestados querían eliminar los cambios bianuales de hora. Los eurodiputados y la Comisión enfatizan que los estados deben coordinar sus elecciones, para minimizar el riesgo de interrupción económica de un mosaico de diferentes zonas horarias.
En el caso de España, se creó un comité de expertos para la evaluación del impacto que tendría para el país suprimir el cambio horario. En 2019, un informe de la comisión detalló que el debate entre los expertos "no es unánime ni concluyente". El plazo para suprimir los cambios de hora por parte de la UE se prolongó hasta el 1 de abril de 2021, por lo que el Gobierno decidió mantener el cambio estacional hasta dicha fecha e ir recopilando "argumentación suficiente consolidada y compartida que nos haga optar por una de las vías".