Internacional

La ciudad donde es ilegal morirse

Paula Buedo

Foto: Big Stock

Domingo 26 de marzo de 2023

3 minutos

Las embarazadas también están obligadas a dar a luz fuera del lugar

La ciudad donde es ilegal morirse
Paula Buedo

Foto: Big Stock

Domingo 26 de marzo de 2023

3 minutos

Cero muertes y nacimientos al año. Existe una ciudad en la que su crecimiento natural es nulo. Nadie puede fallecer en ella ni tampoco parir. Se trata de Longyearbyen, en Noruega, donde desde mediados del siglo pasado existe una prohibición que impide morir allí.

La explicación detrás de este curioso hecho no es sobrenatural ni milagrosa. Las autoridades decidieron ilegalizar la muerte porque las temperaturas del lugar son tan bajas que los cuerpos no se descomponen y, si estaban infectados con algún virus, este también se conserva.

Longyearbyen es uno de los municipios situados más al norte del mundo. Concretamente, es el más septentrional con una población superior a 1.000 habitantes. Esta es la causa de que sus temperaturas sean tan bajas todo el año.

El permafrost es el responsable de la ilegalización de los entierros. Su cementerio lleva ya más de medio siglo sin acoger nuevas lápidas. La necesidad de la medida se comprobó en el año 2000, cuando exhumaron y analizaron varios cuerpos que se habían conservado y, con ellos, algunas cepas de la mal llamada gripe española aparecieron vivas.

Esta convivencia con potenciales virus es lo que hizo que se ilegalizara la muerte. Nadie querría revivir la pandemia de gripe de 1918 ni ningúna otra. No obstante, aunque no es habitual, la cremación sí está permitida.

pueblonoruega

¿Qué ocurre cuando alguien enferma de gravedad?

Ni la ciencia ni las leyendas han conseguido que nadie eluda la muerte. Este inevitable momento termina llegando a todo el mundo. En esta ciudad, cuando se acerca el fin de una vida o alguien cae gravemente enfermo, la persona debe marcharse. Desde la isla del océano Glacial Ártico vuelan a Oslo, donde solo hay dos opciones: o fallecer, o recuperarse.

Esta norma también impide que nadie pueda nacer en la ciudad. Aunque los partos son cada vez más seguros y la mortalidad se ha reducido a mínimos, Longyearbyen no se arriesga a ninguna complicación. Las embarazadas deben irse a la capital noruega hasta que se recuperan del todo. Solo entonces pueden regresar.

 

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Paula Buedo

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