Los mayores afectados por la DANA hacen balance un año después: desolados, atrapados y sin ayudas
Fueron las principales víctimas de la riada y quienes tienen "peores perspectivas" tras la tragedia
La recuperación de la normalidad tras la DANA que arrasó Valencia hace justo un año está siendo más lenta en el caso de los mayores, sobre todo de los vulnerables.
El colectivo ya fue el más castigado por la tragedia que ocurrió el 29 de octubre de 2024. De las 229 vidas que se llevó la riada, en torno al 60% eran de personas de más de 60 años, 105 víctimas tenían de más de 70 años y el 7% superaban los 90 –muchos vivían en pisos bajos y fallecieron en soledad–. Además, los supervivientes de más edad en las zonas más afectadas se quedaron durante días aislados en sus domicilios por todos los destrozos que había provocado el agua, recibiendo asistencia por parte de voluntarios y de unos equipos de emergencias que no daban abasto por la magnitud del desastre natural.
Y a día de hoy, un año después, aunque progresivamente se haya vuelto a una "cierta normalidad", los mayores siguen siendo, de nuevo, quienes reportan más dificultades para recuperar sus vidas. Y es que todavía hay personas con problemas de movilidad que siguen aisladas en sus viviendas por falta de ascensor. Otros no han recuperado sus casas y viven desplazados en el domicilio de sus familiares. Y muchos reportan dificultades para acceder a las ayudas disponibles, que llegan a cuenta gotas, según explican a 65YMÁS desde varias asociaciones de mayores de la provincia.

Problemas para acceder a las ayudas
Una de las organizaciones que mejor conoce esta realidad es la Federación Provincial de Valencia de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (@FederacionUdp): más de 70 asociaciones resultaron damnificadas, así como muchos de sus socios, y han trabajado duramente en los últimos meses para ayudarles a volver a recuperar sus vidas.
Desde UDP Valencia explican a 65YMÁS que la "brecha administrativa" ha afectado especialmente a los mayores más vulnerables. En concreto, detallan, las gestiones posteriores a la tragedia –pedir indemnizaciones o ayudas– se hicieron en una situación de "auténtico caos", con personas que no podían salir durante semanas de sus casas, documentación que se había perdido, ausencia de internet, comunicaciones terrestres cortadas, "picaresca" y estafas y unos servicios sociales municipales que no daban abasto para ayudar a realizar estos trámites. "Tenemos constancia de que algunos alcaldes están en terapia, tras lo ocurrido", indican.
Y todo ello, argumentan, tuvo un especial impacto en el colectivo, que, en ocasiones, no pudo realizar estos trámites en tiempo y forma. Es más, apostilla Inmaculada Ruiz, presidenta de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados (@MayoresUDP), en ocasiones, las ayudas llegaron antes por parte de entidades o de empresas, que de la propia administración. Y a esto hay que añadir que, en muchos casos, los daños fueron tan grandes que implicaron directamente la pérdida del hogar o conllevaron un trabajo de rehabilitación de meses, con paredes que seguían "sin estar secas" hasta muy recientemente. "La recuperación es demasiado lenta", lamentan desde UDP Valencia.
Aislamiento en casas sin ascensor
"Se ha hecho mucho, sobre todo en infraestructuras, pero los mayores siguen siendo los más afectados y con peores perspectivas de recuperación", afirma por su parte Héctor Martínez, miembro de la organización de voluntariado sénior SECOT Valencia (@Secot_). "Las ayudas llegan con cuentagotas y no son suficientes para rehacer sus vidas en condiciones semejantes a las que tenían. Y los que perdieron su vivienda carecen de recursos para reconstruirla y tuvieron que comenzar de cero en casas de amigos o familiares; sin recuerdos y sin referencias territoriales", comenta.
"Y muchos de los que salvaron su hogar, porque vivían en plantas altas, siguen sin poder bajar a la calle, un año después, porque centenares de ascensores no han podido ser reparados", denuncia. Según datos de la Asociación de Empresas de Ascensores de la Comunitat Valenciana (Ascencoval), a finales del pasado mes de septiembre, once meses después de la DANA, eran 780 los que estaban pendientes de reparación en localidades afectadas.
"Otro porcentaje elevado no ha podido reponer su automóvil porque el que tenía era viejo y la compensación que recibieron ha sido insuficiente (aún con la mejora del 20% aplicada) para acudir a un mercado con mucha demanda y poca oferta", apostilla Martínez.
"Y con todo esto, quizá la pérdida más sensible y, a la vez, menos visible es la inseguridad y pérdida de confianza que esta catástrofe ha generado en mucha gente que creía tener si vida resuelta y solo aspiraba a una vejez digna con los suyos", concluye.

Resiliencia y problemas psicológicos
Asimismo, la DANA ha tenido un impacto negativo desde el punto de vista psicológico. En Cruz Roja (@CruzRojaEsp) explican a este diario que, pese a que muchos mayores "han tenido una asombrosa capacidad de adaptación", gracias a su propia fortaleza y el apoyo familiar y del entorno, también se han "reportado casos de ansiedad, depresión o estrés postraumático, en especial entre aquellos que, o se quedaron atrapados en sus viviendas, o han perdido familiares y/o amigos". "Nos enfrentamos a un reto de apoyo psicológico enorme; donde las ganas de estar bien se mezclan con el miedo a que vuelva a suceder un desastre como este. Unos sentimientos, que se incrementan, en algunos casos, con situaciones de soledad no deseada sobrevenida", comenta.
Y también desde el ámbito material queda mucho por hacer. Además de los problemas de accesibilidad anteriormente mencionados, "la DANA arrasó espacios comunitarios donde las personas mayores acudían regularmente y que, a fecha de hoy, todavía se están recuperando", añaden.

Lecciones de la DANA
Por todo ello, el presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (@CEOMA_ong), José Luis Fernández, reclama que se cuente con protocolos y medidas especiales para las personas mayores en casos de emergencias como la DANA, visto que son más vulnerables tanto en el momento de la catástrofe como en la posterior recuperación de la normalidad.
Fernández incide en solucionar los problemas de accesibilidad que "persisten" y mejorar el transporte público para facilitar el desplazamiento a centros de salud o lugares de encuentro social.
Otra de las lecciones que sacan de la tragedia es que "muchas personas mayores, que sufrieron pérdidas materiales y emocionales, no siempre han tenido acceso a apoyo psicológico o acompañamiento social", por lo que es necesario "reforzar estos programas".
Además, se debe tener en cuenta, apostilla, que "algunos edificios y residencias continúan con daños estructurales menores no reparados, como humedades o problemas eléctricos" y que "se requiere asegurar protocolos de emergencia y evacuación adaptados a mayores con movilidad reducida", así como garantizar más "plazas temporales y recursos de alojamiento alternativo para los desplazados".

Consejos para los mayores afectados
Finalmente, Gema Pérez, psicóloga y codirectora de la Cátedra de Buen Trato a Personas Mayores de la Fundación DomusVi y CEU San Pablo, ofrece a los afectados una serie de consejos para afrontar la progresiva vuelta a la normalidad, recordando que la edad no es el único factor de vulnerabilidad, sino que son fundamentales "la soledad, las limitaciones físicas o la dependencia de otros para acceder a la ayuda".
Para ayudar a este colectivo a superar la huella emocional de la catástrofe, da las siguientes recomendaciones:
- Es crucial mostrar que el malestar que sienten es una respuesta normal a todo lo vivido y "validar todas las emociones que puedan experimentar".
- Mantener el contacto social, hablar y compartir las experiencias "reduce la angustia". Sentirse acompañado y escuchado es el factor protector más importante que acelera la recuperación emocional.
- Ayuda "recuperar rutinas" y "valorar lo que depende de cada uno" para fomentar un sentido de control, incluso si es solo en pequeñas decisiones cotidianas.
- Mantener hábitos saludables, cuidando el cuerpo y la mente, favorece la recuperación general.
- Expresar gratitud por el apoyo y la solidaridad recibidos, ya que recordar estos gestos "fortalece la esperanza".
Así, Pérez concluye que, dadas las adversidades que han podido vivir, las personas mayores "pueden ser son los que mejor saben resistir, porque han aprendido a encontrar sentido incluso en la pérdida".
No obstante, apunta, su proceso de recuperación depende, fundamentalmente, de que la sociedad y las administraciones les proporcionen los recursos y el apoyo que aún necesitan.



