Sociedad

Una mujer de 38 años se muda a una comunidad para jubilados por menos de 300 euros: "Es un paraíso"

Manuela Martín

Jueves 24 de julio de 2025

3 minutos

Ha ocurrido en Melbourne, Australia

Una mujer de 38 años se muda a una comunidad para jubilados por menos de 300 euros: "Es un paraíso"
Manuela Martín

Jueves 24 de julio de 2025

3 minutos

Una mujer de 38 años en Melbourne, Australia, ha dado un giro de 180 grados a su vida después de una ruptura sentimental. 

Tras pasar dos meses costosos en un Airbnb, la mujer descubrió una habitación disponible en una comunidad/pueblo para jubilados –retirement village, cerca de la casa de su tía, según cuenta en el medio Business Insider.

Aunque inicialmente le preocupaba no encajar por las reglas del lugar y sus nuevos vecinos, decidió presentar su solicitud, incluyendo ingresos, carta de motivación y recomendación. Por suerte, seis semanas después, su solicitud fue aprobada.

El costo del alquiler fue de solo 500 AUD al mes –menos de 300 euros–: un apartamento típico de dos habitaciones en Melbourne suele costar seis veces más, explica.

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Y lo que realmente la asombró fue lo bien que se adaptó a su vida. "Mi nuevo hogar ha transformado mis ambiciones vitales y mi perspectiva sobre el envejecimiento. He encontrado una paz inmensa aquí, y es mi definición de una vida maravillosa. Es reconfortante saber que los 70 y los 80 no son tan malos después de todo. Como he aprendido de quienes me rodean, aún se puede tener iniciativa, hacer voluntariado, hacer amigos y empezar nuevas aficiones, sin importar la edad", comenta.

"Mi experiencia me ha enseñado a ser mejor amiga y vecina. Siempre hay un plato de sopa, un pastel de manzana o una botella de ginger ale en mi porche porque a todos les importa. A cambio, ayudo a hacer recados cuando puedo, y aún mejor, vivo a solo 10 minutos de mi tía", señala.

"He dejado de considerarla un trampolín hacia un lugar mejor y ahora la veo como mi hogar. Nunca me he sentido fuera de lugar, y vivir con gente que no tiene prisa ni está obsesionada con la tecnología ha sido excelente para mi salud mental. Es una especie de refugio. Mis vecinos hablan de sus experiencias vitales, los libros que han leído, los trabajos que extrañan y me dan consejos no solicitados, pero muy útiles. Conozco a sus amigos y familiares, y hago nuevas amistades por el camino. La semana pasada, mi vecina Anna me enseñó a hacer barritas de limón, y no me canso de su sopa de pollo con fideos", ejemplifica.

Sobre el autor:

Manuela Martín

Manuela Martín es redactora especializada en temas de salud y ocio.

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